jueves, 16 de octubre de 2008

Presunción de inocencia.


Hoy no estoy demasiado "iluminada" . Me abandonaron las musas como a Sabina. Debe de ser este otoño tan raro, que ni frío ni calor. Coordino mal las ideas y las palabras no fluyen. He encontrado una canción que va a juego con el día y echo mano de un artículo con sustancia, que escribí y publicó en su día el Diari de Tarragona.


Nos hemos acostumbrado y ya no nos sorprendemos. El ataque verbal, la descalificación gratuita, la mofa “a costa de”, airear los trapillos sucios de los demás ... Es el material con el que se confeccionan los programas de debate televisivo, las salsas rosas, las tertulias radiofónicas, los discursos de nuestros políticos. Ya ni nos molesta; incluso es posible que nos haga gracia. Las mismas pautas se repiten en los corrillos de ir- por- casa. “Verde que te quiero verde”. Hablar bien del personal no se lleva. Suena a bobería. El respeto por la buena imagen del prójimo ni se cuestiona. Y si se cuestiona, se nos acusa de ir por la vida con el lirio en la mano.

Todas estas reflexiones me las hacía a raíz de un fragmento que he leído hace poco. Es un diálogo que se atribuye a Sócrates. Luego es fácil concluir que la tentación de machacar al vecino viene de lejos. Vale la pena reproducirlo.


“Un día un conocido se encontró con el gran filósofo y le dijo:
-¿Sabes lo que escuché acerca de tu amigo?
-Espera un minuto - replicó Sócrates- Antes de decirme nada quisiera que pasaras un pequeño examen. Yo lo llamo el examen del triple filtro.
-¿Triple filtro?
-Correcto -continuó Sócrates-. Antes de que me hables sobre mi amigo, puede ser una buena idea filtrar tres veces lo que vas a decir. Es por eso que lo llamo el examen del triple filtro. El primer filtro es la verdad. ¿Estás absolutamente seguro de que lo que vas a decirme es cierto?
- No -dijo el hombre-, realmente sólo escuché sobre eso y...
- Bien -dijo Sócrates-. Entonces realmente no sabes si es cierto o no. Ahora permíteme aplicar el segundo filtro, el filtro de la bondad. ¿Es algo bueno lo que vas a decirme de mi amigo?
- No, por el contrario...
- Entonces, deseas decirme algo malo sobre él, pero no estás seguro de que sea cierto. Pero podría querer escucharlo porque queda un filtro: el filtro de la utilidad. ¿Me servirá de algo saber lo que vas a decirme de mi amigo?
- No, la verdad que no.
- Bien -concluyó Sócrates-, si lo que deseas decirme no es cierto, ni bueno, e incluso no es útil ¿para qué querría saberlo?”


Sócrates ha pasado a la historia por ser algo más que un filósofo. Sócrates fue una existencia filosófica en medio de un mundo asfixiado por la política y la vida pública. No escribió nada, pero marcó un antes y un después en la concepción del intelectual. El hombre que piensa dejó de ser un vagabundo que vive en las estrellas para convertirse en hombre sabio que dirige su mirada hacia lo corriente, lo ordinario; no para dejarse arrastrar por ello, sino para dirigirlo mediante una meditación fundada en lo que las cosas de la vida "son".

Observen cómo desgrana progresivamente las tres claves en las que se asienta un JUICIO ÉTICO. Certeza, bondad y utilidad. Al hilo de su argumentación podemos seguir interrogándonos. Probablemente obtendremos respuestas en nuestra propia conciencia.
En el caso que plantea el texto, los tres filtros socráticos son el antídoto al “se dice, se rumorea...” de los ladrones de guante blanco que roban trozos de dignidad. Y la dignidad no puede restituirse igual que si nos robaran el reloj o la cartera. Robar la dignidad de las personas tiene un nombre: calumnia.

¿Y si partimos de otro supuesto? La información es cierta pero negativa y el conocimiento de la misma no me reporta ningún beneficio; ni a mí ni a la sociedad. Pertenece a la intimidad del individuo, imperfecto por naturaleza, capaz de cometer errores y remontarlos. ¿Qué individuo, también imperfecto por naturaleza, también capaz de cometer errores, tiene derecho a estigmatizar a nadie por un traspiés?. Puede ser que no hayamos caído en la cuenta. Pero es el deporte favorito de nuestra lengua – la física, la que se ubica dentro de la boca- que no tiene nada que envidiar a lo que se oye en los programas rosas o en los rifirafes periodísticos. Robar la buena reputación de las personas también tiene un nombre: detracción o difamación. Cierto que la fama puede restituirse, pero deja heridas, cicatrices y genera un ambiente de desconfianza hacia la víctima. “Cuando el río suena, agua lleva” .

Nos queda todavía un fleco: la información verídica que es necesario dar a conocer para evitar un daño. Pero fíjense que el objetivo ahora es preservar un bien individual o el bien común. Y suele ser precisamente en estas ocasiones cuando se apuesta por el silencio. Curioso, el ser humano.

¿Antes de hablar cuenta hasta mil?. Existe un método más acorde con nuestro ser racional: el triple filtro de Sócrates. Un descubrimiento que me ha ayudado a replantear las relaciones humanas. Un método sencillo que da volumen y relieve a la presunción de inocencia.




7 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Qué curioso Sunsi! Leyendo la entrada "Cautela al informarse" de tu otro blog, me vino a la cabeza este escrito que leí en su día en el Diari...y ahora lo cuelgas aquí.

Me gustó y me sigue gustando. Intento aplicar el triple filtro en muchas ocasiones que no quiere decir que siempre lo consiga.

Pero hoy me quedo con el fragmento que nos aconseja no callar cuando es preciso hablar para defender un bien común o individual. Cuando más nos cuesta, es cierto, cuando guardamos silencio por el miedo al qué dirán.

Saludos

PD: Si a TI no te fluyen las palabras el resto "estem apanyats"!!!

Anónimo dijo...

Yo, que siempre estoy escasa de inspiración y sobrada de opinión, debo decir que, parafraseando a Sabina "para decir con Dios ... nos sobra los motivos"

Dicho esto, conocí a una persona muy sabia que seimpre nos decía que hay que ayunar de lengua.

Sabio consejo, entodo caso, es prudente que nuestras maldades y malicias, nos las guardemos para nosotros mismos.

Y si somos (o tendemos a la bondad) nos ocurrirá que, en realidad, ni se nos pasará por la mente dar pábulo a las habladurías.

Claro que si tendemos a la bondad (a veces con mucho esfuerzo) tendremos que trabajar eso un poquito.

En mi caso, que ni tiendo a la bondad ni soy persona amable, trabajo mucho un trato borde, de forma que, por la vía de evitar la ocasión de pecar, evite la tentación (a veces jugosa) de poner verde a los que me caen mal.

¡Y son unos cuantos! Aunque debo reconocer que más por falta de virtudes propias que por carencias ajenas.

P.

sunsi dijo...

¡Hola, Tarraco! Bienvenido al blog de pensar... Realmente tienes que vivir en Tarraco para acordarte de este artículo. Recuerdo cómo disfruté mientras lo escribía. A medida que avanzaba la redacción me iba dando cuenta de la profundidad del texto socrático. Yo estoy en otro estadio de los filtros, que la lengua se me va con mucha facilidad. Pero el que tú resaltas hoy es más necesario que nunca. En tiempos en los que la vida se aplasta, se mide según su utilidad... aunque cueste hay que hablar. Es un deber con el Creador y con nuestra propia conciencia.
(A veces no fluyen, Tarraco. Y tú entiendes mucho de eso)
Saludos y recuerdos.

sunsi dijo...

Te fustigas demasiado, Pepa. Perro ladrador...
Pero esta vez me he reído mucho con tu comentario. ¿Me dejas decir algo? Es que quien no te conozca pensará de verdad que eres borde.
Esta señora no es borde, sólo tiene un pico de oro, la ceja se le frunce cuando algo no le parece bien y tiene muy claro lo que está bien y lo que está mal. Como no es demasiado ducha en el arte del disimulo ni es hipócrita ni tiene doblez... pues eso.

Aún estamos a tiempo de practicar alguna virtud que sosiegue el ánimo. Siempre se está a tiempo. Y me incluyo; no te dejo sola en esto.

Abrazos

Anónimo dijo...

Aquí Angélica María, antes conocida como Pepa (y ya acabo que hoy estoy muy pesadita)

Sunsi, Sunsi, Sunsi......... ni te imaginas de que forma se me ha fruncido la ceja.

Mi encanto oculto es que, de verdad, soy muy borde; lo que ocurre es que las almas cándidas como tú, no lo perciben.

Y es que, querida amiga, el triple filtro socrático lo llevas incorporado de serie.

Encantada de hacerte reir.

P.

sunsi dijo...

Ya no te contesto Pepa ¿o debería decir Angélica María?...
es que me estoy haciendo (pip) de la risa.

Besiños

sunsi dijo...

Hola, Luisa. Lo que hay que oír. Es que Pepa es la pera. Ojalá fuera alma cándida...
Ni se te ocurra lo del kiosko de pipas. Que escribes muy bien y lo que dices llega. ¿Qué haríamos sin ti tus fans?
No hace falta que escribas un post diario. Es que eso es durísimo y tú eres una pluriempleada. Lo digo por el juzgado, la casa, la family...Y ,además, es casi todo tuyo. Roba un poco. Yo te dejo y Alberto (cambiaelmundo) seguro que también y Don Enrique...

Pero no cierres el chiringo, please, que es de lo mejorcito, de lo más sano y simpático que corre por el ciberespacio.

Besos desde Tarraco.