Mis pies tienen alas. El rostro se alía con la brisa y los pulmones con el oxígeno. Libertad de movimientos, ver llegar y ver salir.
Y recuperar esa costumbre de agazaparme en un rincón y observar.
"Qué bien se te ve...;
fijo que no has dormido hoy... esas ojeras de cansancio...;
te han contado un chiste antes de salir de casa...te delata tu sonrisa;
¿una mala noticia? soplo para espantar tu inquietud;
te has vestido de primavera... ¡qué bien te sienta!...;
no corras... no vale la pena... el tren espera y, si no, siempre puedes coger el siguiente..."
Observo y hablo sola sin ruido de palabras hasta que llega alguien y te rompe el silencio. Conversación cara a cara. Y cantaría aquello de "café para dos... fumando un cigarrillo a medias..."
Mis piernas tienen alas y ... el inevitable antojo vuelve a insistir.
No sé cómo definir el antojo. No es racional. Es un instinto que te atrae si te dejas llevar. Tantos antojos como personas. Y los antojos dicen algo de cada una.
Mi hijo Chus no puede tener 3 euros de más en el bolsillo. Se planta delante de un repertorio de gafas de sol y te dice..."si sólo valen dos euros..." Pero miras su estante y parece que haga colección. Y te preguntas para qué querrá tantas gafas.
Una amiga mía se para siempre en cada escaparate donde haya zapatos. "Son mi perdición".
A mi "capitán" suelo perderlo en los grandes almacenes. Ahora ya sé dónde buscar: frente a una colección de corbatas o de estilográficas. Lo que tiene mérito de mi "capitán" es que se conforma con regalarse la vista.
La tendencia a un antojo u otro lo comparo con la grafología. Dice algo del "antojado", del que es presa del producto en cuestión.
Tanto preámbulo par explicar que ayer me dejé arrastrar por el mío particular. No conocía Bauhause. Como una niña con zapatos nuevos recorrí despacio todos los pasillos. Primero, el regalo de la vista. Después, lo que me llevé. Unos cacitos con turba para montar un semillero. Compré tres bolsas de semillas, a 0'9 euros cada una: Fresón rubí, Manzanilla camomila y Margarita grande Alaska blanca. Una caja de pino que albergó un tinto de las Bodegas Valsacro, cosecha 1999, cuyos viñedos se encuentran en la finca "Cuesta de la Reina" (estoy copiando... no vayáis a creer que me lo sé de memoria ... que el vino llevaba su carta de presentación de un folio por las dos caras), en la ladera sur del monte Yerga. El vino era exquisito... pero yo me quedé prendada de la caja. Con un barniz de exterior... un semillero perfecto. Luego habrá que transplantar. Mientras, observar el milagro de la naturaleza... cómo estallan las semillas y empiezan a dar fruto.
Empecé con plantas medianas... Y ahora busco cada vez más pequeño. Me gusta ver cómo van creciendo, el cambio que sufre la vida vegetal en primavera y cómo se paralizan con el frío.
Pues ya os conté mi antojo. Si alguna vez me pierdo... seguro que me encuentran en un garden.
No es una canción cualquiera. Aún recuerdo cómo la cantaba dando saltos... a mis veinte y poco...
10 comentarios:
Premio paa ti, Luisa. Ya pensaré algo.
Aver, Luisa... ls relojes. Interpretemos: ¿Eres muy puntual? ¿O te cuesta serlo? ¿O en casa tu hay alguién que lleva una vida marcada por un reloj? ¿O el tic-tac te recuerda al compás del corazón o de alguna sinfonía?
No Luisa... si a canción ne es por el café y el cigarrillo.. es porque la cantaba saltando al ritmo de la melodía. Me encantaba...
Toma pareado.
Gracias, guapa. Y besos al Sur y a ti, of course...
Vaya, yo siempre he pensado que eso de los antojos era cuando estáis embarazadas...
siempre se aprenden cosas.
Yo no tengo antojos,de ningún tipo ¿deberé ir al médico?
Saludos.
¿De verdad que, instintivamente, no te da por algo... especialmente por algo? Pues te felicito. Ligero de equipaje, eternoinsatisfecho...
No, al médico no vayas, que aún te van a estropear.
Gracias por comentar y un saludo.
En mi caso, las librerías y los libros.
Llega Luisa, a esta casa,
con ripios atropellados,
no se si está de guasa,
o de nuestros versos maravillada
Patos, patos, tos, tos, os, os, sssssssssss
Tal vez nunca sepamos,
el significado de la eternidad.
Seguro que llegaremos tarde,
al banquete de las musas.
Pero sembrando plantotas,
frente a un mar azul y solemne,
rozaremos las acrobacias,
de las amigas,
gaviotas.
Bueno... yo, en una librería; entre libros, cuadernos, lápices, bolis...
... es irremediable!!
ES QUE NO PUEDO EVITAR CAER...
... EN TENTACIÓN.
Y los bolsos y las botas.
En fin...
... no somos perfectos.
Buen viaje y mejor estancia, Pepa.
No... plantar y replantar sin gaviotas.
Anita...era tan previsible. Hace poco hubiera dicho lo mismo que tú. De hecho, me he pasado horas en librerías . Ahora vegetación... Apunto maneras de abueleta cortando rosas en el jardín.
Ya me pilló la media noche... Besos volando a todas partes.
Volando voy, volando vengo, presentes os tendré,
mis ripiosos amigos
y, aunque a régimen seguiré,
una cañita, a vuestra salud,
me tomaré y las gaviotas evitaré.
Ah, Luisa... acerté con el primer interrogante... Eres la monda. Relojes con mantecados... La misma relación que las churras con los merinos. Te voy cogiendo el punto, hedbana pato. Y repartes pa'toos. Generosa y reciclada en Andalucía.
Besos.
Toma, ya... Luisa. Un buen ripio. Lástima que no lo hayas colgado en el post de hoy. Que va de esto.
Un besiño
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