domingo, 21 de junio de 2009

Fumar es un placer... carísimo.




Ha vuelto a subir la cajetilla de tabaco. Y el tabaco picado para liar …¡el doble! Me cuentan en el estanco que es la opción de los estudiantes, que no les alcanza para la cajetilla. Pues nada… su gozo en un pozo.

“No trates este tema. Es políticamente incorrecto”. ¿Y por qué no?. Sé que tengo todas las papeletas para que me tumben cualquier argumento. Pero también tengo razones para afirmar que la lucha contra el tabaquismo ha derivado en una especie de caza-de-brujas. La mirada despectiva de la que eres objeto cuando te enciendes un pitillo ¡en la calle! y el comentario “esto se te acaba” es –o parece- más una revancha al puro estilo del “chínchate” que un estímulo positivo para dejar de fumar

Rastreo en el recuerdo de aquellos años de universidad. Pido permiso ... a nadie ... estoy sola... y enciendo un cigarrillo mientras repaso esas imágenes antiguas, amarillentas como los dedos de mi bisabuelo Arturo, fumador empedernido que murió a los 90 años. Imágenes actualmente inconcebibles, pero no menos reales. Los profesores fumaban en clase, paseándose por aquellas imponentes aulas de la vieja Facultad de Filosofía y Letras de la Central. La mayoría de los alumnos encendían un cigarrillo antes de empezar un examen. Parece mentira... pero sí. Y a nadie se le ocurría preguntar “¿te molesta el humo?”. Unos inconscientes, unos perfectos maleducados, con un atenuante: no nos habían dicho que “Fumar perjudica gravemente su salud y la de los que están a su alrededor”; “Fumar puede reducir el flujo sanguíneo y provoca impotencia”;” Fumar acorta la vida”; “Fumar provoca cáncer mortal de pulmón”. Estábamos instalados en el “mito” - o el “timo”, que para el caso es lo mismo- de que aspirar nicotina, alquitrán y monóxido de carbono era un principio básico para concentrarse. Unos pedazos de ignorantes con un eximente: por aquel entonces funcionaba la máxima Prohibido prohibir. Al final de la clase el suelo parecía un vertedero. Colillas, cenizas y paquetes vacíos estrujados. Un asco... pero ni caer en la cuenta. Unos marranos, pero no más que los que ahora dejan las calles atiborradas de vasos de plástico rotos ... de jeringuillas y látex ... después de una noche de botellón.

Se ha avanzado mucho. Afortunadamente ya nadie ignora que el tabaco perjudica seriamente al que fuma y a los que respiran el humo no deseado. A poca gente se le ocurre sacar el mechero y prender el pitillo sin la aprobación de los presentes. Pero a partir de aquella Nochevieja, justo después de tomar las uvas y felicitarnos el Año Nuevo, la concienciación se convirtió en imposición. No se ha querido estudiar la posibilidad de habilitar algún “cuchitril” –narcosalas las llaman- en los lugares de trabajo que para salir a la calle hay que hacer una excursión. Es como si se hubiera querido borrar del mapa, de un día para otro, a todas las personas que les está costando un calvario dejar de fumar. O a los que han decidido que quieren seguir fumando porque están convencidos de que vivir en el siglo XXI ya es de por sí suficientemente perjudicial.

¿Por qué no escuchamos lo que dicen? Eso dicen...
Es peligroso comer según qué alimentos porque no se sabe con qué han sido elaborados;

beber agua del grifo porque está contaminada;

tomar el sol porque la capa de ozono puede herir nuestra piel;

cruzar la calle por un paso cebra porque ciertos conductores no lo respetan;

viajar a lugares paradisíacos porque la tierra está crispada y se resiente de los malos tratos que le propinamos los humanos.

Y más.

Es peligroso ser inmigrante de según qué país, estudiar con según qué compañeros, casarse con según qué tipo –o tipa- que considera al cónyuge de su propiedad... incluso entrar en una mezquita porque a según quién se le ha olvidado qué significa la palabra respeto.

Hay hábitos de vida y circunstancias inesperadas que son perjudiciales; tan perjudiciales que nos pueden causar la muerte. Visto lo visto, los fumadores-fumadores piensan que, puestos a salir perjudicados, quieren perjudicarse –sin ánimo de ofender- como les dé la gana. ¿O es que esta razón no vale? Y de ahí no los sacan.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

"O a los que han decidido que quieren seguir fumando porque están convencidos de que vivir en el siglo XXI ya es de por sí suficientemente perjudicial"

Me apunto a esta frase,ja,ja

Y a esta otra "puestos a salir perjudicados, quieren perjudicarse –sin ánimo de ofender- como les dé la gana"

Muy bien escritas:)

Bss

Luisa

sunsi dijo...

Luisa... ¿tú también fumas? O lo he soñado o creo haberlo leído.

Que es perjudicial ya lo sabemos...
Me puse como una moto el otro día con las declaraciones... ahora no sé si era un ministro inglés... que decía que costábamos muy caros a la sanidad . ¿Y los que comen panceta? ¿O huevos con chorizo? Con el cloresterol y los triglicéridos por las nubes...
Sí, como nos dé la gana, que es la razón de razones... tú sabes a qué me refiero.

Besos a ti y al Sur

Modestino dijo...

Yo no fumo, pero pongo mi granito de arena en favor de una mayor comprensión hacia el fumador y, especialmente, menos fanatismo anti-tabaco.

ana dijo...

Yo no soy de la liga anti-tabaco, pero lo de que fumar es perjudicial, está más que demostrado.

Quizá se pasó de un extremo al otro... pero se ha de reconocer, que a partir de entonces la gente, fumar, fuma menos... es una constatación más, y yo que no soy fumadora la verdad es que agradezco la actual situación. Yo trabajaba al lado de verdaderas chimeneas vivientes... sí... ay que ver con el personal sanitario!!!

Ahora fuman muchísimo menos, e incluso un par de compañeras dejaron de fumar... a raíz del cambio. Eso sí... a veces, la salida principal del hospital... es como una nebulosa... y huele a tabaco nada más aparcar... en fin.

Blancael dijo...

yo soy ex-fumadora, desde hace 3 años, antes de la ley, gracias a Dios, sino lo hubiera pasado fatal.
Ya que fumaba casi 2 paquetes diarios, hasta que calló en mis mano, por casualiad, el libro de , como dejar de fumar y no se como , o algo así, de este norteamericano, y lo deje¡¡¡
Al principio no me creia nadia, empezando por mi familia, y cuando dije que ese era mi ultimo cigarro, el pitorreo fue general, y de eso hace 3 años.+
Pero te entiendo perfectamente, porque cuando era fumadora ,era dificil, estar en un sitio sin fumar, y ahora a los que fuman hasta se les va mal, según donde,
Hemos pasado de fumar en todas partes, a no poder en casi ninguna, tampoco lo veo lógico.
Pero si te apetece fumar, tienes todo el derecho, aunque también sabes que es perjudicial para la salud, o sea qeu ya somos mayorcitos para saber lo qeu hacemos no?
PUes te deseo Buenas Noches, y que descanses.

sunsi dijo...

Modestino... y yo te doy las gracias. Quien diga que no eres plural... tolerante... me lo como con patatas.

Gracias.

sunsi dijo...

Ana. Ya sé que no es sano, que es perjudicial para la salud...Si ya lo sé. Intento fumar menos. Pero lo único que me fastidia es que en esto, como en todo, se demoniza por tenporadas según qué cosas. Anda que no son perjudiciales algunos alimentos... incluso el sol que nos calienta a todos.

Te entiendo... pero no es fácil dejar de fumar. Y con la actitud negativa te entran ganas de decir cuatro cosas. Yo igual me muero... pero los que legislan matan antes de que la persona pueda decidir si quiere fumar o no.

Hay tantas contradicciones, tantas, Ana... que a veces me saltaría todas las normas.

Pero te entiendo y sé de qué hablas. Durante demasiado tiempo hemos ninguneado al fumador pasivo.

Besos

sunsi dijo...

Ojalá pudiera decir, como tú, que soy ex-fumadora. El libro... lo empecé, Blanca. Sólo lo empecé...

Sé que me lo tengo que plantear. El tema va a más. Pero que se pongan tranquilitos los que recaudan. No es necesario que nos arruinen... Se me ocuren cosas que son verdaeros caprichos, pijadas donde las haya, que podrían subir.

Pero no. Ha de ser la gasolina,para variar ... y el tabaco... para fastidiar.

¿Qué tal el traslado? Espero que descanses después del atracón.

Besos. Ya queda menos para la marcha de tu primogénita... Se nota, se siente... también en mi casa.

María dijo...

Yo, fumadora, respeto al máximo al que no quiere tragar humo.

Procuro no fumar en lugares cerrados, pido permiso para encender un cigarro en una cena (aunque se pueda fumar en el restaurante), y tomando café me veo apartando continuamente el humo que se mueve hacia las caras de otros, casi escondiendo el cigarrillo para evitar que el humo se escape.

Ojalá pudiera no fumar. Pero fumo. De la manera más respetuosa posible para los demás (obviamente no para mí).

Y me fastidia la caza de brujas contra el fumador, ese fanatismo que nos considera unos apestados sociales y que nos encierra en cubículos de 2x2 en un aeropuerto. Y nos obliga a pagar 3 euros y pico por 20 cigarrillos.

Ni lo de antaño (yo ahora hecho la vista atrás y no puedo creer que fumáramos en autobuses, en clase, en los despachos) ni lo de ahora.

Saludos

sunsi dijo...

No puedo estar más de acuerdo contigo, Rocío. Tu actitud, muy respetuosa, es la misma que procuro adoptar yo. Pero me fastidia que incluso al aire libre te tiren chinas.

Gracias por comentar... y bienvenida.