jueves, 11 de marzo de 2010

Post de mantenimiento.



Para vosotros y para mí...  por todo lo que dice y sugiere.

Un fragmento sacado y retocado de un viejo artículo que escribí hace años. Siento si me repito. Ya lo colgué. Me ayuda durante el paréntesis.

Ante el dolor caben dos posturas: o le damos la espalda y sufrimos dos veces o lo miramos a los ojos, nos armamos de valor y le preguntamos:  "por qué así te has descolgado".
Y responde... ¡vaya si responde! Si lo agarramos fuerte, nos da la oportunidad de ir desgranando el sentido de nuestra vida, las luces y las sombras de nuestra existencia. Si nos atrevemos a abrirle la puerta, descubrimos que nuestro invitado desconocido no viene de vacío. Nos libera de la indiferencia, nos regala más capacidad para amar, para comprender el dolor ajeno.

El dolor va arrancando las capas superficiales de nuestro yo y nos muestra lo más jugoso, lo más valioso : el sentido de nuestra existencia ; quién somos, de dónde venimos , hacia dónde vamos. Nos obsequia con una visión más generosa sobre el mundo y quien lo habita ; nos indica dónde hay necesidad, dónde hacemos falta. “Ahora ya sé dónde te escondes tú, ahora ya sé en dónde habitas tú”. En la indigencia, en la enfermedad, en la soledad, en la fatiga... Y también en el consumismo, en la opulencia, en la vaciedad del egoísmo, en la desesperación...



Aunque parezca una paradoja, estoy segura de que vale la pena “atreverse a sufrir (...) puesto que el sufrimiento aceptado con sentido positivo nos lleva más allá de nosotros mismos, haciéndonos más aptos para vivir valores humanos” (Victor Frankl)

Conclusiones provisionales del parón. Porque, a menudo, "vivir es ver volver".

Un saludo afectuoso:

Sunsi




15 comentarios:

Driver de mantenimiento dijo...

¿Ves esa ola, amiga?
La cantidad de agua que trae.
La violencia que se adivina en su magnitud.
La potencia que tiene en su interior.
Las crestas blancas que arrojan espuma al viento.
Ese color verde oscuro, tan diferente del azul tranquilo.
Es tan alta que arroja sombra sobre su base.
...
Pues bien, esa es la ola que nos salvará.
Por la sencilla razón que nos mantiene atentos.
...
Toma mi mano.
Vamos a enfrentarnos a ella.
Tú y yo sabemos cómo.
...
De jovencitos nos entrenamos bien.
Sabemos cómo se pasa una ola de un metro.
Las de dos también.
Y las que tienen más de dos, también.
Todas tienen un punto de remanso.
Hay que arrojarse contra la ola y encontrar su punto de remanso.
Si te quedas corto, te pilla la rompiente, y te arrastra hasta el infinito y más allá.
Si te quedas largo, el rebufo te lanza contra las olas.
...
Sabes bien que hay que encontrar el punto medio.
Una zona de turbulencia amable, donde aguantando la respiración, puedes estar en el corazón de la ola más grande del mundo, sin problemas.

Lo hicimos de jovencitos.
Ahora les toca a nuestros hijos.
Mañana a los nietos.

Generación tras generación, los jóvenes juegan con las olas en la playas.
Y acaban por encontrar el punto de remanso de cada una de ellas.
...

Tú eres el rey de tu destino.
Tú el capitán de tu nave.

sunsi dijo...

Qué recuerdos de olas superadas en la niñez... Ahora con los hijos y los sobrinos. Ese coger el punto exacto ... el punto en el que la ola no te derriba. Carcajadas una vez ha pasado y vuelta otra vez. Los hombres sensatos te dicen: "bandera roja...bandera roja". Ni caso. El mejor día para bailar en el agua y llevarte todo el mar.
"Está rabioso... " "No... sólo quiere jugar al escondite. Ahora soy ola...ahora no... Sólo quiere jugar al juego de la verdad. Parezco crispada pero soy el mismo mar tranquilo de ayer..." "Hoy salto, te doy miedo. Y mañana amaneceré como una balsa radiante para que puedas descansar"

Allí, en el Mediterráneo, se ha sumergido la estrella. Y el mar la está enseñando a jugar.

Gracias, Inquilino, camarada, colega...

ana dijo...

Pues nosotros vivimos encantados por "verte volver". Un abrazo enorme.

Driver... hoy tus palabras me han trasladado a los veranos de la infancia, al mar Cantábrico, a sus olas enormes y pontentes, y a la mano fuerte de mi padre... que me agarraba tan bien que no habría ola que le pudiera rendir... aprendí que pasar esas olas de metros, potentes y frías, no era tan difícil si a la vera has tenido alguna vez una mano como aquella. Con ese recuerdo... "puedes estar sin problema en el corazón grande de cualquier ola ". Un abrazo Socio.

ana dijo...

Sunsi... traspasar el umbral del dolor, llegar a tocar el otro lado de esa moneda, solo es posible si te pones debajo de una infinita Sombra. No me sale otra palabra, lo siento, es infinita.

Y tú de Luces y de Sombras sabes... asi que no te sentirás nunca defraudada. Lo sé.

Un abrazo.

Ana, princesa del guisante dijo...

Yo, que soy de las que le temen al dolor de forma casi patológica, debo reconocer que lo aguanto (qué remedio, a la fuerza ahorcan) sin dignidad, porque me quejo como una mula, pero lo resisto. Duele, sí. Hay que pasarlo, sí. Pero que pase rapidito, por favor....

Sea lo que sea lo que te haga sufrir, que se vaya pronto. Ah, y las penas con pan son menos penas, así que estoy de acuerdo con Ana, búscate una buena sombra, ¿vale?
Un beso grande, niña.

Mariapi dijo...

Sunsi:
¡Qué gran alegría encontrarte esta mañana!
Decir sí a la vida es necesariamente decir sí al dolor.
Nunca sé muy bien cómo ser útil, cómo ayudar a quien sufre...sólo te digo que me importas. Un besote.

lolo dijo...

Joliiiiiiin, que vas a tener razón otra vezzzzz... Eres una valiente de narices, Sunsita.
Un beso dominguero, mañanero, pequeñito y bloguero.
Y otro grande, sonoro y verdadero.

sunsi dijo...

Ana...hedbana diminuta...Esa Sombra no la reconoces si no sabes qué es la Luz ¿verdad? Algunas veces parece que jugamos al escondite para que EL REVERSO no nos pille y la vida no nos haga ver que tiene dos caras. Y las tiene. Si nos empeñamos en no querer ver la aparentemente "fea" nos hemos perdido el todo; y no sabremos nunca que la "bonita" no existe por sí misma. Cara y cruz...Luces y sombras...

A veces se nos ha de caer una estrella en un jardín para despertarnos del sueño...

Un beso, diminuta. Y tú lo ves todos los días...

sunsi dijo...

Pesolet... He trasladado al blog algo que no es mío ... ni del otro... ni del de más allá... Sí es posible que no toque a la vez a todos. Sólo faltaría... Es -creo- una realidad que un día u otro llega. A veces se ve venir... otras llega "de repente", como dice la canción. Y parece como si el mundo te cayera a los pies...y te los pisara de tal forma que crees que jamás volverás a caminar.

Me parece que es a partir de entonces cuando realmente caminas rozando el suelo... y, como si el olfato se agudizara, empiezas a intuir dónde hacemos falta, cuándo y cuánto nos necesitan. Porque hemos comprobado en nuestras carnes que el dolor existe. No es de oídas, ni un pedazo de telediario... Y sabemos leer a través de los ojos de las personas. Y comprendemos que hemos de ir más dspacio... y detenernos para mirar...

Pesolet. Vaya rollo que te he cascado. Soy laaaarga. Envidio a los que escriben cortito y saben sintetizar.

Un beso muy grande. También al "torito enamorado de la luna". Este personaje... al tiempo. Ya verás.

sunsi dijo...

Ei, mater... La alegría es mutua. La vida. Dicho así es tan..."vital". El "quid" está cuando ella solita se desmenuza. Cada día un pedazo. Cada hora un trocico. En el fondo, visto así, no hay que lidiar un toro de la ganadería de un señor importante. Son vaquillas todo el rato. Es el ensayo previo al día en el que te vistes de luces. Capotazo y olé...Si no, saldríamos corriendo.
Gracias, María Pilar. Me gusta el nombre entero.

Un beso para ti y para tu tribu.

sunsi dijo...

Lolo...¿Cómo te las compones para rimar con tanta naturalidad? ¿"Corazón de poeta", como decía la canción?

No, lolo. No soy valiente. Te lo digo en serio. Lo que soy es una incontinente verbal. A veces tengo dudas..."¿Eso deberías escribirlo, ciudadana?". Y a la que lo he pensado dos veces, ya lo he publicado. ¿Y por qué no? Si todos pasamos por lo mismo. Somos poco originales. También pienso que probablemente haya alguien en la otra punta del planeta que lee y se siente menos solo. No sé, hedbana... No sé si acierto con esta opción.

El parón me ha ido bien. Porque a veces no escribes por miedo a que se te vea el alma... Y luego caes en que no pasa nada. Una bitácora es esto... Compartir... también cuando tocan bastos. No la veo como una tribuna. Es lo que tanto me gusta y que un día tú mencionaste: una charla alrededor de una mesa camilla. Compartir, arropar y sentirse arropado. No tengo palabras para definir a los inquilinos de esta república. Es una de las caras más bonitas que me ha tocado en suerte. Y no pararía de dar gracias.

Un beso gordo y sonoro también para ti

Anónimo dijo...

A veces el dolor también sirve para avisarte de ciertas cosas, de que estás en este mundo para algo, por algo, de que eres importante.

Hablar de ello como tu lo haces, Sunsi, también lo suaviza...hay que ser valiente para encontrar las palabras, para comprenderlo,y tu lo consigues, te admiro mucho.
Un peto molt gran cusineta.
Eulàlia

sunsi dijo...

Estimada Eulàlia. Hemos hablado alguna vez de ello. ¡Cómo nos cambian por dentro algunas "experiencias"! Tanto... que miramos a los demás con una comprensión, con una ternura nueva.

Echo de menos un ratito tomando...aunque sea agua y charlar. Ojalá encontremos un hueco.

Un beso fuerte, mi prima del alma

lolo dijo...

Dicen que el dolor es tamiz, crisol...no sé cuántas cosas más. Pero ya sabes que soy poco de teorías.
Sí te puedo decir, en cambio, que no deja igual a nadie. No pasa en vano. Nunca. Incluso creo que puede vivirse mal, sin afrontarlo de cara, con miedo, sin esperanza.
El dolor sigue siendo purificador, sus frutos se ven con el tiempo y deja tras de sí un colchón de humildad. Sirve también para tomarnos menos en serio. Y eso, hedbanna... eso no tiene precio.
Un petó molt gran (También se aprenden idiomas, pero eso es otra historia...)

sunsi dijo...

Lolo rematando los flecos. Artista... de la palabra. No añado nada. Me parece una conclusión impecable...para variar.

Gracias hedbana. Te robaría esa capacidad de síntesis.

Petons