Se veía venir. Cada vez cuesta más encontrar el hueco para escribir. Los puntos suspensivos son como una pequeña herida abierta. La recesión no es un término abstracto; es el resultado de la suma de lo que se vive en muchos hogares y el mío no es una excepción."Habrá que hacerse a la idea que sube la marea..."
"Habrá que componer de nuevo el pozo y el granero y aprender de nuevo a andar... Habrá que demoler barreras, crear nuevas maneras y alzar otra verdad... desempolvar viejas creencias que hablaban en esencias sobre la simplicidad..." Los años restando por diversas circunstancias no me pillan desentrenada, pero no es suficiente apretarse más el cinturón. Es el momento de plantearse un cambio de costumbres y rescatar las de generaciones pasadas... Aprender un estilo de cocina mucho más laboriosa; plantearme con mayor seriedad el homeschooling del primogénito; repasar los rudimentos de corte y confección de aquel curso que realicé cuando terminé filología para reciclar sin tener que acudir a una costurera; diseñar un huerto aéreo en casa tras un tiempo de estudio del medio... Significa lo que muchos denominan un cambio de "chip"... aunque todos los ciudadanos estudien y trabajen... ¡saben lo que vale un peine y mi amor de madre no puede disimular que se me caiga la baba!... aunque los progenitores - trabajadores de la función pública- ya estamos acostumbrados a ser los primeros en ser los sujetos pacientes de los "manos-tijeras"...
No cierro el blog. Pero tampoco sé cuándo voy a poder retomarlo en condiciones, como antes... como en aquellos tiempos en los que podía contestar a los que tan amablemente comentaban. En la República comemos, cenamos, dormimos, vivimos ... seis ciudadanos cuando solamente estamos "los íntimos". Toca priorizar. Y echar el poco cable que queda a los que lo pasan peor...¿acogiendo? No se me ocurre otra fórmula para atenuar el golpe que , para muchos, es cuestión de subsistencia pura y dura.
Tengo una certeza: de determinadas estrecheces se recogen frutos de fortaleza, libertad interior, austeridad, templanza, compasión... Pero hay que currárselo.
Le coloco el paréntesis a los puntos suspensivos. Me duele... incluso físicamente. Todo se andará. Lo último es perder la esperanza. Humet lo explica así: