Hace años escribí un artículo que publicaron en el Diari de mi ciudad. Desgraciadamente, tengo dolorosos motivos para rescatarlo. Podría retocarlo... pero me parece bien como está. Salió así y así lo dejo. Solamente un apunte. Si alguien es consciente o testigo de hechos como los que siguen, no creo que tenga derecho al silencio.
LOS DAVID Y LOS GOLIAT
A Cristina, de nueve años, la hemos sorprendido buscando uno de sus juguetes favoritos; lo envuelve y lo lleva al colegio. “Es para fulanita” , contesta si le preguntamos por qué regala su tesoro más preciado. Posiblemente al día siguiente llenará sus bolsillos de caramelos, esta vez para dárselos a menganita. Hasta que una tarde, a la vuelta del colegio, rompe a llorar porque no aguanta la presión. “Si no les llevo lo que me piden, no juegan conmigo...”.
Juan, de catorce años... bajito, delgaducho... con unas orejas redondas y desproporcionadas. Cuando se sienta a estudiar siempre tiene dudas; no sabe cómo resolver este ejercicio, no recuerda cuántas temas entran en el examen. Está claro que no pregunta...ni al profesor ni a sus compañeros. Procura pasar desapercibido para no ser una y otra vez el centro de las burlas.
Pepe cursa 1º de ESO. Es un niño gordito, siempre lo ha sido. Suele tener un dolor de estómago “intermitente”, para ser exactos los lunes y los jueves, justo cuando le toca Educación Física. Como hay que llevar justificante, le pide a su madre que le firme una nota conforme no está en condiciones de hacer ejercicio. Si no, la falsifica... o se “olvida” la bolsa de deporte en casa. Hasta que se decide a explicar que en los vestuarios sufre humillaciones, cada vez más crueles.
Y Susana ..., que le entra un sudor frío cuando la hacen salir a la pizarra y prefiere decir que no ha hecho los deberes...
Son niños con síndrome de “Bullyng”; soportan a diario agresiones de sus iguales, desde que entran en la escuela hasta que salen.
Hizo falta el suicidio de Jokin para que reparásemos en esta práctica, cada vez más frecuente, entre niños y adolescentes. Son los David frente a los Goliat. Los padres de Jokin quisieron saber quiénes fueron los culpables. Lógicamente, existían; pero eran solo la punta del iceberg.
Si no buscamos qué es lo que “enferma” el corazón de nuestros escolares, nunca sabremos por dónde hay que empezar a construir. Muchas veces los propios padres ignoramos que tenemos un hijo que constituye una verdadera pesadilla para el resto de sus compañeros. Y casi siempre la causa radica en el propio entorno familiar. ¿Cómo educamos? ¿Qué educamos? ¿Qué valor le damos a los afectos? ¿Nos preocupa exclusivamente que consigan un expediente académico brillante? ¿Se nos ha olvidado que tenemos entre manos la tarea de formar a nuestros hijos para que sean capaces de amar? ¿Cómo enfocamos el reto de prepararlos para la vida? Es urgente y es importante superar y unificar un binomio que, ni mucho menos, es incompatible: inteligencia y bondad. Hijos competitivos y también solidarios. Chicas y chicos dispuestos a luchar por un objetivo sin ver en los demás un peldaño que es necesario pisar para poder llegar a la cima. De nosotros, de los padres, depende que en un futuro inmediato nuestra sociedad esté formada por personas o por monstruos.
Disculpad la dureza de alguna secuencia del vídeo...
Disculpad la dureza de alguna secuencia del vídeo...