Ya acabo. Me falta la Macrobiótica, que tiene su complejidad pero estoy convencida de que a más de uno le puede interesar...e incluso ir bien.
Durante estas vacaciones me he quedado sola ratos largos; ya tienen edad de trabajar y la peque aprovecha para quedar. Palabras sin ruido. Es entonces cuando se te agolpan los pensamientos. Vas repasando personas a las que quieres y tienes lejos. Primero las que lo pasan mal... mucha gente enferma grave este verano. Las que se han ido así, de un plumazo. Las que sientes distantes y no sabes por qué. Tienes la tentación de analizar... y no sirve; sólo para comerte el tarro.
Durante estas vacaciones me he quedado sola ratos largos; ya tienen edad de trabajar y la peque aprovecha para quedar. Palabras sin ruido. Es entonces cuando se te agolpan los pensamientos. Vas repasando personas a las que quieres y tienes lejos. Primero las que lo pasan mal... mucha gente enferma grave este verano. Las que se han ido así, de un plumazo. Las que sientes distantes y no sabes por qué. Tienes la tentación de analizar... y no sirve; sólo para comerte el tarro.
Este verano ha sido muy distinto. Por problemas de salud, no he podido salir de casa hasta el mes de agosto y a pequeñas dosis. Poco a poco me he ido recuperando, pero sí es cierto que he tenido muchos momentos de soledad. No es mala la soledad si sabes controlarla; si la mantienes a raya para que no te mine la moral. Pero no es fácil; nada fácil.
Estas circunstancias te colocan en tu sitio. El punto justo entre lo que querrías y puedes hacer. De diez... tres. Mis ciudadanos están acostumbrados a una madre mucho más vital, con más bríos... Y todavía están en ese proceso de asumir que algo se ha roto y no pasa nada por llevar cosidos y remiendos. El huracán es sólo brisa fresca... o ni eso. Vivir tiene etapas. De cuando en cuando se cierra una. Quizá mi equivocación ha sido pretender que no se notara en exceso. O ya no sé. No tiene importancia. Siempre estamos a tiempo de enseñar la cicatriz sin que crean que es un drama.
Y he añorado... A los que habéis cerrado blogs durante un mes... o dos. Estas ausencias ponen en evidencia lo que echo de menos a los propietarios de las ventanas en las que suelo entrar. Como contrapartida he consolidado amistades que estaban ahí pero les faltaba un cosido con hilo más gordo.
Es, si no recuerdo mal, la primera vez que no nombro a nadie. Y, sin embargo, estáis todos.
Se acaba el agosto. Llega la normalidad. Empezamos un nuevo curso. Me pregunto...¿Cómo será? ¿Qué derroteros tomará? Y ahí están nuestras bitácoras para ir desentrañando, desmadejando... No sabría ya prescindir de ellas.