Os presento a Jordi junior. Tiene 23 años.
Jordi es el mayor de 6 hermanos. Vital, cariñoso, con un corazón más grande que sus dimensiones, que ya es decir… Jordi es de aquellos que tenían que probarlo todo… cruzando el semáforo en rojo y cayendo en la cuenta del error cuando ya estaba en la otra acera. Hasta que llegaron las drogas. Y cruzar el semáforo a destiempo ya no tenía vuelta de hoja. Lleva 16 meses fuera de casa luchando contra esta poderosa adicción.
Él es... como mi sobrino o algo así. Lo conozco desde muy pequeño porque una de mis amigas del alma es su madre, Carmen. Lo quiero mucho. Y él lo sabe. Me acuerdo muy a menudo de él… y me dice Carmen que él tiene algún flash y se acuerda de mí… Me dio mucha alegría.
"Carmen. ¿Puedo explicar el proceso de Jordi en el blog?". Ni lo duda. Su respuesta es: "¡Por supuesto!"
Me gustaría que observaseis la mirada limpia del "hereu". Después de pasar por el Cenáculo de Lourdes lo han trasladado al de Cuneo. Más lejos todavía. Antes de Navidad recibió la visita de su familia. La próxima, en agosto. Muy doloroso, sí.
¿Por qué el Cenáculo? "Era el último cartucho que quedaba; lo último que nos faltaba por probar". Ahora, Jordi y Carmen saben que es lo ÚNICO que puede salvarle. Entrar en el Cenáculo es duro, durísimo. Te desprendes de todo y entras en el camino del "ora et labora". Trabajo desde las 6 de la mañana, el cuerpo en forma... negarle lo que le está pidiendo a todas horas. Es la primera fase. No hay droga ni alcohol... ni siquiera un cigarrillo. Vaciar y vaciar. Pero Jordi nunca estuvo solo en su primera etapa. Al entrar en la Comunidad se está unido a un "ángel custodio"; es un chico como el que acaba de llegar, en camino de renacer, que ya ha superado las primeras grandes dificultades y está preparado para hacerse cargo del joven nuevo que entra roto en pedazos. A Jordi su ángel no lo dejó ni a sol ni a sombra... a pesar de que al principio le parecía un fastidio, una sensación de estar controlado en todo momento. Más tarde fue cuando se dio cuenta de que su voluntad era tan frágil que ese apoyo era fundamental... una forma palpable de sentirse amado. Ahora Jordi es "ángel custodio" de otros jóvenes que llegan sin apenas esperanza de poder salir adelante.
¿Sólo trabajo? Éste es el secreto del Cenáculo. La mayoría de los chicos no tienen fe o la han dejado dormir. Llegan a tientas, solos, deseperados. En cuanto aterrizan en la Comunidad se les propone un camino de oración. Saben que el drogado es un “enfermo absoluto” que pide a gritos encontrar cualquier cosa que le sirva de asidero. Y en lugar de vaciarlos sin más de su adicción le presentan a Alguien que oriente su existencia, que responda a las preguntas profundas sobre el sentido de la vida.
“¿Qué es eso que te has puesto en las rodillas?”, pregunta Carmen a Jordi al palpar una masa dura como una piedra. “¿Eso? Es de rezar… de rodillas en el suelo frente al sagrario”.… “Ora et labora”. Me cuesta imaginármelo. Un chaval como cualquier otro, sin tendencias “místicas”. Lo digo por si da la sensación de que es de otra galaxia. Nada más lejos de la realidad. Jordi ora, desde la 6 de la mañana, trabaja, ¡ayuna!, lucha… y va dando pasos muy lentos, pero avanza.
El título del post tiene un sentido. En España no hay ningún Cenáculo. Jordi padre y Carmen se han puesto al frente. Ya hay un buen grupo de gente joven que se reúne todos los viernes para rezar un Rosario por todos estos chicos y orar para que se encuentre un lugar adecuado en nuestro país. En la Iglesia de San Antonio (antes los Capuchinos) ha nacido una pequeña comunidad de apoyo. Por Jordi y por los que luchan como Jordi. Hace un par de semanas celebramos con un pica-pica el anticipo de la Navidad. Y quería darte las gracias, Junior, por haber hecho de nosotros una pequeña familia que va creciendo.
A veces pienso qué sería de nosotros sin esas porciones de sufrimiento que nos empujan a buscar el centro de nuestra existencia.