miércoles, 2 de diciembre de 2009

LA TORMENTA PERFECTA I (Driver)



¿Recuerdas mi interés por enseñaros la misa infantil del cole de mis peques?
Pues el domingo pasado volvió a suceder.
Primer domingo de Adviento.
Mi amigo, el cura Eduardo me lió.


Resulta que empieza la misa diciéndonos que está cansado de llevar el peso de la orquesta.
Que sacará un voluntario para explicar el Evangelio.
Total por doscientos pavos que cobra al mez, que ni para alpiste para los canarios.
Que está en huelga de mínimum minimorum.
...
Eduardo es un cura de pueblo, de vocación tardía. Ciento cuarenta kilos de al pan pan y al vino vino.
Unas manazas de diez arrobas, armadas de cinco dedazos de quintal por unidad.
Si te da un sopapo te manda a Sebatopol.
El caso es que él y yo nos entendemos por la mirada.
Con las palabras nos hacemos una empanadilla de Móstoles.
Pero con la mirada, nunca.
...
Llega el evangelio.
Le dice a un niño de la primera fila que diga un número del uno al veinte.
El diez.
A una infanta le reclama una letra de la A a la Z.
Luego se bajó del altar y no se muy bien qué cuentas hizo... empezó a contar filas de bancos y feligreses.
Y cuando llegó a mi lado dijo en voz alta, delante de casi trescientos parroquianos:


"Driver, TE HA TO CA DO".


Me acompañó al púlpito.
Me dejó más solo que la una.
Se bajó al primer banco.
Dejó caer su generoso culo en el asiento.
Se repantigó cual hueguista.
Sus poderosos brazos sobre el respaldo.
Y con una sonrisa más que socarrona, lo dijo:
"Vamos chico empieza. Somos todos oídos. Yo estoy de huelga"
...
Sus transparentes ojos azules reflejaban la alegría íntima que le producía ponerme en una situación complicada.


Con amigos como éstos, ¿quién necesita enemigos?

...(continuará)....

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