Lo estudiamos tantas veces que, posiblemente, no lo hayamos interiorizado. Es lo que sucede cuando se empieza un curso académico con el mismo tema. Se memoriza y, por aburrimiento, se olvida.
Pregunta de examen: ¿Qué es el signo lingüístico? Respuesta de examen: La asociación inmotivada entre un concepto y una imagen acústica. Lo que ya no entra en el examen es la reflexión. La asociación es inmotivada porque es convencional. Cuando pronunciamos "mesa" inmediatamente acude a nuestra mente una imagen; todos sabemos que consiste esencialmente en un tablero sostenido por una o varias patas. Pero no era necesario llamarla "mesa"; cualquier otro vocablo hubiera servido. Lo que sí es necesario es que todos los que formamos parte de la comunidad de hablantes sepamos a qué nos referimos cuando hablamos. El binomio expresión-contenido nos remite a un referente, a una realidad. Y el triángulo confeccionado por estos tres puntos -expresión, contenido y realidad- permite que nos entendamos, que cuando alguien nos indica que dejemos el bolígrafo en la "mesa" no lo depositemos en el cubo de la basura.
Si me lo permitís, traslado la teoría al vocablo "matrimonio". En este caso hay una parada y fonda obligatoria: la etimología. Cualquiera puede acudir a un diccionario de latín y comprobar que el origen del término es la palabra "matrimonium". Si el diccionario es completo también se citan autores que la han empleado en diversos contextos. -Marco Tulio Cicerón:"alicujus matrimonium tenere" (ser la esposa de alguno).
-Plauto: "in matrimonium ere" (casarse, aludiendo a una mujer).
-M. Juniano Justino: "habere aliquam in matrimonium" (tener por mujer).
"Matrimonium" es un término compuesto de otros dos términos latinos: "mater" (madre) y "munus" (cargo, oficio, deber...) Aunque las traducciones literales suelen chirriar, en este caso es esclarecedora. Matrimonio: oficio de madre, la que concibe y alumbra a otro ser. Empleando también una expresión latina, es obvio que la condición sine qua non es la existencia de varón. Desde tiempo inmemorial, una cadena de sonidos -/matrimonio/- evoca un concepto -la unión de un hombre y una mujer- . El asunto es que si nos tenemos que enfadar con alguien para reivindicar que este término implique todo tipo de unión, deberemos retroceder unos cuantos siglos. La "culpa" la tienen esos invasores romanos, que se instalaron en nuestra península y no pararon hasta que no nos legaron, entre otras muchas cosas, su lengua.
De todos es sabido que no está en nuestras manos modificar a nuestro antojo este delicado equilibrio entre el plano de la expresión y del contenido...porque mataríamos el código. Y sin código moriría también la comunicación verbal. Aunque es evidente, no está mal recordar que cuando dos cosas no son lo mismo no utilizamos el mismo término. Y se busca otro. En español se suele recurrir al substrato latino, se acude a un préstamo lingüístico o se extrae de la propia lengua un conjunto de signos que configuran una expresión.
La unión de un hombre y un hombre o de una mujer y una mujer requiere otro vocablo. Esta reivindicación es puramente lingüística, aséptica, desprovista de cualquier tinte ideológico o consideración moral. Quizá es que somos muy ... latinos y en los debates no conseguimos mantener las neuronas a una temperatura razonable. En Suiza, el vínculo entre dos homosexuales se denomina "Pacto civil de solidaridad". Un poco largo... sí. Pero no tengo noticia de que esta distinción haya provocado movilizaciones ciudadanas.