Es un niño-grande que aún cree que en Navidad se puede recuperar la ilusión de la infancia. El niño-grande hace días que sueña que es 24 por la noche y colocarán a Jesús en el pesebre. Ha convencido a su hermana pequeña para que el 25 recite un verso después de comer. No lo tiene claro; la moco de la casa suele rajarse en el último momento. Pasó toda la mañana del 22 –el de la lotería, que a ellos nunca les toca – revolviendo en el trastero, buscando panderetas y zambombas. Esta semana se ha puesto pesadísimo porque no encontraba ningún CD de villancicos. Al final fue el abuelo quien le dio cuatro cuartos para que se comprase uno. Después buscó la ayuda de Mr. Google para recopilar las letras. Hizo copias para todos.
Ayer se reunió la familia. Llegaron en cuenta gotas. “¡Feliz Navidad!”. La mesa estaba de foto. El centro adornado con piñas naturales, una cuantas bolas plateadas en un cenicero tan grande que parece una cazuela. La abuela sacó los cubiertos de plata y la vajilla de fiesta. El tió se portó bien: turrones de jijona, botellitas de chocolate, bombones, piñones... y una sorpresa para cada uno. Siempre se hace tarde. Y la abuela a recalentar el caldo. Parece mentira lo que cuesta sentarse en la mesa, sobre todo los más pequeños: hay que ponerles dos o tres cojines para que no se les caiga la sopa encima.
¿Ya están todos? Uno, dos, tres... ocho, nueve, diez... doce , trece... Sobra una silla y unos cubiertos y unos platos y una servilleta. La abuela ha contado mal. “¡Abuelaaaaa!, ¡que sobra una sillaaaaa!”.
El abuelo y el niño-grande intercambian una mirada de complicidad. Hay una figura del Belén que conoce la intención de este hombre con alma de niño; sabe que le cuesta hablar en público y que este año quiere aportar su grano de arena. Hace tiempo que quiere hacerlo. Se va a tragar la vergüenza y este año sí.... de este año no pasa. El niño-grande se levanta. Colorado hasta las orejas. El abuelo le echa un capote y pide silencio. “Esta silla no sobra”. Todos las miradas están pendientes de las palabras, del gesto , del personaje más tímido de la casa que sigue de pie. Traga saliva y respira hondo. “Esta silla vacía está preparada para muchas personas. No las he podido traer porque no caben. Pero les he guardado un sitio para que no las olvidemos. En este hueco querría sentar a todos los que no podrán pasar las Navidades como nosotros. No comerán pavo o capón o langostinos o lubina a la sal ... o la sopa de la abuela. Nadie les regalará nada. Algunos lo pasarán en un hospital. Otros no recibirán postal ni SMS. No tendrán muchas cosas que parecen normales y que ya no valoramos. Tal vez ni siquiera puedan resguardarse del frío…”
En el comedor solo se oye la respiración de los mayores y el ruido de cubiertos de los pequeños. El niño-grande no quiere largar un sermón... únicamente pretende que la alegría de la Navidad no sea hueca como un globo que se pincha con un simple roce; que la comida tan rica que la abuela lleva preparando hace días no acabe como el rosario de la aurora, poniendo verde al fulano de tal que fíjate... y zutano de cual que mira por dónde... El niño-grande sólo pide que al menos durante unas horas el pensamiento de los que están sentados en la mesa sea “Paz a todos los hombres de buena voluntad”. No lo dice él; lo dijo el ángel cuando anunció a los pastores la Noticia.
De repente sale del comedor. En todas las casas hay quien se mofa hasta de la sombra que pisa y esta gran familia no va a ser la excepción. “¡Mira tú este! ... el abogado de las causas perdidas... ”. Ni tiempo de que alguien le siga el juego que el niño-grande ya ha regresado. Trae un sobre lleno de papelitos. Los saca de uno a uno. Los lee despacio y los va dejando en la silla vacía. “Los que no tienen casa”. “Los que viven en países en guerra”. “Los que están solos”. “Los inmigrantes que no se han podido reunir con su familia”. “Los enfermos”. “Los que hoy también trabajan”.... En el comedor de la abuela no cabe un alfiler. En la silla vacía se han sentado miles. Y han estado presentes en la reunión familiar ...
El esfuerzo del niño-grande no fue baldío. Ayer la comida supo a Gloria. Bueno... la pequeña se rajó. Entraba dentro de los cálculos. Y tuvo que recitar el verso el personaje que vació su corazón para que el corazón de los suyos pudiera llenarse. Un peculiar corresponsal que quiso cubrir una noticia tan vieja, tan nueva: el nacimiento del Niño Dios. El abuelo, el maestro-abuelo jubilado, que se las sabe todas, le pasó un libro de tapas muy gastadas. “Este. Recita este… de Góngora… que es precioso. ” .
“Cuando el silencio tenía
todas las cosas del suelo
y coronada de hielo
reinaba la noche fría,
en medio de la monarquía
de tiniebla tan cruel,
caído se le ha un clavel
hoy a la Aurora del seno.
Qué glorioso que está el heno,
porque ha caído sobre él!”
¡FELICES NAVIDADES!
Otro corresponsal. Mi hermanillo desde Torreciudad...
17 comentarios:
Me encanta...
¡Feliz Navidad!
Gracias, Pater...
Feliz Navidad también para ti y tu tropa.
Gran relato: ¡Feliz Navidad!.
Sunsi, a seguir celebrándolo. Todo. Todos los días del año.
Un beso.
Pues eso ......
¡¡FELIZ NAVIDAD!!
¡A tu puerta hemos venido,
cuatrocientos en pandilla,
si quieres que te cantemos,
saca cuatrocientas sillas!
¡Ande, ande, ande,
la marimorena,
ande, ande, ande,
que esta noche es,
Nochebuena!
Pero mira cómo beben losdeSunsi en el río,
pero mira cómo beben por ver a Dios nacido.
Beben y beben y vuelven a beber, losdeSunsi en el río por ver a Dios nacer.
Genial Navidad.
Gracias, Modestino...Es el del año pasado y he tenido que cambiar el presente por pasado.
La novedad es el de las zapatillas de gamuza azul. Que se me cae la baba...
Un abrazo
Anita. Toi catatónica... Pero es fantástico cuando la familia está feliz........ Tú sabes.
Besos, hedbana diminuta.
Sarri ... aquello que decíamos. Y el 25 apareció alguien ... "Esta chiqueta es mi joven amiga". Pregúntale. Dijo: "Qué familia más divertida..." Señorrrrrr
Con Dios, amiga.
¡Feliz Navidad, Aprendiz! Qué contenta de leerte en esta ventana...
Besos, guapísima
Driver. tantas sillas no tengo...pero ojalá os pudiera felicitar en persona la Navidad. Sería Samantha y aparecerían cuantas sillas fueran precisas.
Gracias , camarada. Os echo de menos.
Lolo, hedbana... Gracias a Dios... también también hemos comido.
¿Tú qué tal? Pensé en ti por la Noche... Nos llegó, ¿verdad?
Gracias por estar. Un beso y un abrazo.
Cualquier día de éstos es posible que te lleves una sorpresa.
Cuando menos te la esperes.
De repente.
Sin avisar.
De golpe.
¡PUMBA!
...
No te fíes de nadie de tu entorno.
Ni de tu sombra.
Ni de lo que escuches.
Ni de lo que veas.
...
Yo, en tu lugar, no me fiaría de nadie.
Cualquiera de los que te rodea
PUEDE SER EL CULPABLE.
...
¡Cualquiera!
No me asustes, Driver... Oye...que yo tengo ganas de empezar el año con buen pie... PAZ Y AMOR...y el PLUS al salón...
Acabáramos...¿A que va a ser tu broder? ¿ Qué trastada ha hecho esta vez?...
NO SABÍA LA ESTROFA DE LA MARIMORENA...ESO QUE ME LO SÉ TODO EN VILLANCICOS.
ME ENCANTÓ EL MENSAJE DE TORRECIUDAD.
LO ESCRIBO AHORA QUE CASI ESTAMOS YA EN LA OTRA NAVIDAD PERO ES QUE AÚN NO LO HABÍA VISTO.
PARDOM SUNSETA
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