lunes, 13 de septiembre de 2010

copia-pega adolescencia


"A veces, habrá que hacerse el distraído, exponerse a ser engañado en cosas de poca importancia (con una ingenuidad sólo aparente), antes que mantener ante los hijos una actitud de desconfianza o de recriminación constante.


(...)crear un ambiente de libertad en el que nuestro hijo se sienta a sus anchas, aunque también perciba que el control existe. Así, el buen ejemplo rendirá sus frutos. Habrá que desechar las sospechas injustas, y la confianza ayudará a que se duela sinceramente cuando defraude a sus padres.



Por eso, a veces no importa dejar que nuestro hijo se equivoque, porque de los errores también se aprende y quizá más. Si no existen peligros serios, es bueno que afronte por sí mismo las contrariedades."

Me sabe mal no haber anotado el autor de esta cita. Lo siento.
He pensado... La cuelgo. Es de sentido común. No dice nada nuevo. Lo nuevo es cuando sucede, con nombres y apellidos, con tu misma sangre que también corre por sus venas. Y entonces, todas esas teorías que te habían contado y que habías leído desaparecen de tu disco duro.

Bien... Toca ser medio trapecista y otro tanto de funambulista. Saber qué terreno pisas y pisarlo con equilibrio, sin pisotearlo. Guardar el NO para lo fundamental. Siempre he imaginado el abuso del NO como un muro; cada negativa es un tocho... y arrastra más negativas. Finalmente sólo se consigue que el muro sea infranqueable y ya no exista posibilidad de dialogar.... 
Toca esperar a que aflore lo que que tenga que aflorar sin deseperar. No por mucho mirar el calendario corren más deprisa las hojas del día a día. 

La recriminación constante... una tentación porque ves demasiadas cosas que  te crispan. Lo primero que se te ocurre..."¿Se habrá dado un golpe en la cabeza y tendrá alguna neurona fuera de lugar?" Buscas un porqué y no lo encuentras. ¿Cómo lo vas a encontrar en pleno tsunami? Lo que hoy era diáfano mañana es el Everest. En estos casos tal vez es bueno olvidarse de planificar. Entre otras cosas ...porque el ser humano no obedece a unas coordenadas preestablecidas. Y el adolescente, no tan solo no obedece sino que las transgrede voluntariamente.

Esas bocas cerradas y la ausencia de explicaciones te hacen inventar una causa inexistente detrás de cada gesto, de cada mirada... Ya has dejado de ser el perfecto interlocutor. Eres "el viejo/a"... "casposo/a" que te ha bajado del podio para reemplazarte por otros personajes mucho más atractivos, que no hacen preguntas incómodas tipo "¿De dónde vienes a estas horas? ... ¿Has bebido?...", que no te dicen "aquí hay horarios y esto no es un hostal" . Y empezamos a dudar de su veracidad...¡¡¡malo!!! Porque la desconfianza va de la mano de sospechas infundadas... Habrá que refrescar la memoria y acudir a la presunción de inocencia.

La experiencia es un grado y quieres adelantarte para ir apartando obstáculos. Crees que no va a poder saltarlos. ¿Y si puede? ¿Y si quizá alguna valla es demasiado alta y se cae? ¿No servirá para que sea capaz de medir qué alturas puede asumir? Que se equivoque  ahora. Más tarde será menos flexible y sus huesos más quebradizos.

Adolescencia...paciencia. "No la tengo". Pero puedo empezar a practicar... cada día un poco... como quien decide hacer gimnasia todos los días. Y confiar.

La canción... clavada.

13 comentarios:

Marta piesdescalzos dijo...

¿Sabes Sunsi? cada vez adoro más a los adolescentes; me provoca ternura su caos interno y externo. Acabo de leer una novela dirigida a ellos que aún me los ha acercado más.."Blanca como la nieve, roja como la sangre", de aqui un tiempo ¡intentaré!? que la lea BillyJoe.
Besotes,...cuando me digas bajo!

sunsi dijo...

Marta... Yo también. Dónde va a parar la diferencia entre "esas diferencias" que se liman poco a poco...¡a limpiar culitos!.

Cuando quieras, Marta. Lo monto...

Besos, morena.

Diego dijo...

No puedo opinar hoy, Sunsi, pues como sabes mis ciudadanas son pequeñas todavía.
Pero me gusta escucharos, más que nada para ir "cogiendo tono" para cuando me toque.
Que me tocará.
...
Os mando disco con fotos del verano a través de Sarri.
Salen más "piedras" que "ciudadanos", pero es que hija mía se me iban los ojos a los monumentos, dinteles, voladizos, fábricas, arcos y volúmenes.
Como un adolescente frente a la belleza de la vida, me quedaba atontao.

sunsi dijo...

Pues... del post de hoy, Diego,toma buena nota. Da igual dónde vivan, qué hagan, qué padres tengan, a qué insti/cole vayan... Esta etapa siempre existe. Y si no, peor. Tienen que pasarla, como un sarampión.

Gracias por las fotos. Querdaré con Sarri...

Equilibrista dijo...

Bendita adolescencia, hay que pasarla, todos la pasamos y el que no la pasa..., pues puede que sea un inmaduro toda la vida- Es dura, y sí, pasas a un segundo plano porque el primero lo ocupan los amigos, esos que pueden descarriar a tu hijo o llevarlo por una senda más segura. Pero si antes de esa etapa no hay confianza entre tú y ellos, no esperes conseguirla entonces.

Yo tengo hijos ya mayores y cuando pasaron por allí me acordé de mis padres y los admiré aún más por todo lo que me aguantaron, Dios mío,y qué ejemplo me han dado. Cuando mi padre vio las dificultades que tenía me dijo: "Cuando son pequeños tú diriges sentado en el caballo, pero cuando son adolescentes has de bajarte y razonar y dar argumentos, es un cuerpo a cuerpo". Y tenía razón, aunque yo estuviera en un segundo plano me tocaba hacer esas preguntas odiosas y seguir en mi papel de padre, los límites son los límites y ellos los buscan y nosostros los tenemos que dar. Cuando abandonan la etapa y ya son hombres o mujeres que caminan por la vida, en la mayoría de las ocasiones, dan gracias a Dios porque sus padres no abandonaron su puesto.

Bueno, vaya rollazo, pero me he acordado de mi adolescencia, de mis padres y de mis hijos: Paciencia, paciencia y más paciencia. Una cosa buena de la adolescencia (al margen de todo eso de que forjan la personalidad) es que se acaba.

Mariapi dijo...

Le tenemos pavor, porque no estamos seguros de cual será el final...pero esos años también tienen mucho de bueno.
Creatividad, ideales, personalidad...también son adolescencia, aunque a veces nos eclipsan sus mutismos, inestabilidades, perezas...es la etapa del descubrimiento de todas las facetas de la libertad, creo yo.
La adolescencia de los hijos me parece un reto, lo que no puedo soportar es el estilo que hemos creado y consentido para nuestros adolescentes contemporaneos...

Gracias, Sunsi, un besote.

tomae dijo...

Sunsi, yo como mi broter...

aunque aveces pienso en ello...me quedo con los cuentos nocturnos...

...me has hecho pensar en mi padre cuando me decía que "yo también he tenido tu edad"...no me lo podía imaginar nunca, pero ahora voy comprendiendo. Los macarrones de mi madre nunca fallan.

...cuando la montes, avisa que subo! o bajo según se mire...;)

mOnTy @holasomos7 dijo...

Flexiones de paciencia, un-dos, un-dos. En diagonal, esquivando, no mirando. Ahora jugamos a derriba noes todos los días, primero los atrapamos y se van desmontando en hileras cuando hay una media docena desaparecen, vamos, como jugar al tetris. Hace dos meses me quedaban dos telediarios para salir de la preadolescencia 13 de septiembre... el próximo viernes retrasnmitimos el 5º informe semanal Adolescente. Tela, tela, telita tela. Un beso

sunsi dijo...

Hola, Equilibrista... Ya se ve que tienes experiencia. Me ha gustado mucho el ejemplo de tu padre. Muy sabio tu padre. Pensaba que también hay que atinar para saber bajarse del caballo en el momento oportuno.
¿Cuándo? La pregunta del millón si no has estado ahí para observar que empiezan a cambiar.

Desde luego, se supone que se acaba. Digo se supone porque actualmente se habla mucho-por algo será- del eterno adolescente, de esa generación ni...ni...

Muchas gracias, Equilibrista y bienvenido.

sunsi dijo...

Mariapi... Pero si tú ya tienes el doctorado. Creo que la nota era Sobresaliente "Cum laude" por unanimidad. Me lo chivaron.

Pavor... o respeto. Llámalo como quieras. Supongo que hay gente para todo. Si me dan a elegir... prefiero esas adolescencias en las que no has perdido comba. Los cimientos se construyen desde que nacen... No parecen ellos porque sabes cómo se comportaban antes. Todas las extravagancias no son más que ese proceso, esa metamorfosis que sufren para madurar.

En cuanto a lo que comentas de los adolescentes actuales... me hace gracia cuando los padres dicen "ya son mayores", "esas normas ya no sirven", "todo el mundo lo hace". ¿Son mayores? No saben aún lo que son. El ejemplo de Equilibrista me ha gustado. Es la diferencia entre bajarse del caballo o echar a correr.

Gracias, Mater. Un besico, maña.

sunsi dijo...

Tomae. No tengo ninguna duda de que se pondrá en marcha el mecanismo de tu ingenio... igual que tu broter mayor.

Es una época en la que sufres, pero es apasionante.Yo recuerdo cómo mis padres nos seguían la pista y apenas nos dábamos cuenta. Jou y yo descubrimos un mundo en un pueblecito muy pequeño.Te níamos 13 y 14 años, respectivamente. Los chicos hablaban de asuntos que nosotros desconocíamos. "¿No sabéis quién es el Che?" Legábamos a casa y lo explicábamos. Mis padres empezaron a cambiar sus costumbres. Después de cenar iban "a tomar el fresco" ... cerca de donde quedábamos con los amigos. Cerca pero no pegados. Se notaba que mi padre tenía experiencia con gente joven. Tengo tantos recuerdos de nuestra adolescencia prematura... Muchas veces rebusco en esos recuerdos para encontrar soluciones. Sabio el Sr. del Bigote.

Te aviso. Yo diría que bajas...

Recuerdos a Moni. De mi parte...que se mejore.

sunsi dijo...

Monti...Original donde las haya. Haciendo ejercicios de cintura. Derecha ...izquierda...P'alante y p'atrás. Menos mal que mis ciudadanos no me leen a no ser que les dedique un post. Porque también es cierto que los chicos no tienen nada que ver con ellas. Me cuesta más ellas.

Espero retransmisión, Monty.

Gracias, guapa.

Zambullida dijo...

Me gusta la parte de la cita que dice: "Por eso, a veces no importa dejar que nuestro hijo se equivoque, porque de los errores también se aprende y quizá más." Ahora ( lo veo todos los días)se tiende mucho a sobreproteger a los hijos. Resultado: imposibilidad de hacerle frente a la vida y poca tolerancia a la frustración.