martes, 10 de marzo de 2009

Encuentros con Meadow (Driver)



Ya se le echaba de menos... Driver escribe desde las Américas. No hace falta introducción. Con Dios, Driver.

ENCUENTRO CON MEADOW I

Acabo de aterrizar en América.
Lo sé porque en los carteles no pone aeropuerto.
Pone aeródromo.


Un señor bajito y con bigote ha venido a recogerme.
Lo sé porque lleva un cartel con un nombre pintado: DRAIBER.
Me conduce hasta una vieja camioneta. Es una Ford sin puertas.
Igualita a la que conducía James Dean en Gigante. Creo que era la misma.
Dice que viene de parte de Meadow, que está atendiendo un parto.
Conducimos durante tres horas.


Este país es muy verde. La tierra se ve oscura y fértil. Hace calor.
Llegamos a una especie de poblado, arrumbado junto al meandro de un caudaloso río.
Dice que va a buscar a Meadow.
Espero junto a la camioneta.


De un barracón sale una chica rubia con un trozo de carne entre las manos. Va corriendo. Me ve y se acerca a toda velocidad.
Me entrega el trozo de carne humeante y me dice: "¡átale el cordón umbilical y entra al barracón, rápido!, voy a calentar más agua."


Acabo de conocer a Meadow."

ENCUENTRO CON MEADOW II

"Una vez Meadow hubo terminado con el parto se fue a descansar una hora. Parece ser que por aquí eso es mucho tiempo. Aunque a un europeo, después de una noche entera trabajando, le parecerá que una hora es más una siesta que otra cosa.
Durante el descanso de Meadow, me di una vuelta por el poblado. Es una especie de comunidad agrícola que trabajaba los campos próximos. No se veían muchas máquinas. Vi un viejo tractor y la furgoneta sin puertas que me había traído desde el aeródromo. Solamente. Había niños jugando junto al río, ancianos reunidos en un porche al aire libre y unas señoras preparando comida. Los jóvenes estarían en otro sitio, supongo. No se oían ni teléfonos móviles, ni el soniquete de la televisión. Allí la vida transcurría lentamente. Parece ser que si corren es por algo que merece la pena. A un europeo como yo, aquella aparente quietud le traía recuerdos de su infancia. Ese tiempo plácido donde los relojes sólo sirven para aprender a leer las horas.
Cuando Meadow se levantó de su siesta se dirigió hacia el sauce llorón, junto al río. Vi como se sentaba con los pies cruzados y se concentraba mirando el discurrir de agua. Esperé. Al cabo de un rato se levantó y se dirigió a la furgoneta donde yo aguardaba.

-“¡Hola pardillo, mi nombre es Meadow!, ¿Tú eres el conductor?”
-“Sí- le respondí lacónicamente, guardándome todas las cartas de la baraja en la manga, cual europeo desconfiado-"

-“Bien, iré al grano. Te podemos dar comida y alojamiento durante dos meses, a cambio de que conduzcas la camioneta para llevar gente y mercancías entre el poblado y la ciudad. No da para más. ¿Alguna pregunta?.
-¿Alguna condición?- le pregunté por curiosidad-

-Sí. Aquí el tiempo representa la diferencia entre vivir y morir. Así que no lo vamos a perder. Si eres capaz de desmontar el carburador de la camioneta en tres minutos, te quedas. Si te enamoras de mí, te marchas. ¿Vale?.
-"Sí. Empecemos".

Me lié con el carburador a toda pastilla, ante la atenta mirada de Meadow. Mientras lo hacía, ella me explicó que la gasolina que vendían en la ciudad tenía tal cantidad de impurezas, que cada viaje había que desmontar el carburador un par de veces para limpiarlo. Y esa rapidez es fundamental cuando se trata de llegar al hospital a por medicinas, o ir al aeródromo a por ayuda humanitaria y adelantarse a las mafias locales que… siempre intentan robarlas. Gracias a que no me fijé en sus preciosos ojos azules y sus impresionantes cabellos rubios, logré desmontar el carburador el dos minutos y medio.Una vez que se aseguró que era capaz de hacer el trabajo, me dijo que me podía quedar, no sin antes puntualizar:
-“Yo lo hago en dos minutos”.

Meadow se dirigió al pabellón donde descansaba la parturienta y la criatura. De pronto se dio la vuelta y me lo soltó:
-“¡Ah, y gracias, pardillo!"

Una bandada de loros tropicales se posó en la cumbrera del barracón. Parecía un comité de bienvenida.Para la criatura recién parida.Donde la selva y los ríos tienen nombres propios.Difíciles de pronunciar para un europeo.Bajo un cielo azul y rotundo."
10 de marzo de 2009
Igual ésta le puede hacer gracia a Meadow... "La Frase tonta de la semana". Por probar...


8 comentarios:

sunsi dijo...

Bueno... Driver da señales de vida. Un poco brusca la chica, ¿verdad? Dura de roer.

La conozco muy bien y no es como aparenta. La ha pillado por sorpresa y seguro que está descolocada. O es quizá que allí el trabajo es de ahora para ahora. ¿En un sauce llorón? Sabía que buscaría un lugar para ensimismarse. Como cuando éramos muy jóvenes y pasaba parte del verano en La Gornal. Se sentaba apoyando la espalda en el único árbol del jardín, junto al tomillo y la marialuisa que había plantado mi abuela. Siempre desaparecía algún rato por la tarde, después de la siesta. Hay cosas que nunca cambian.

Supongo que haréis buenas migas. La pobre, es como un cardo borriquero. Pero tiene un fuerza interior que ya me gustaría.

Gracias por escribir, Driver. Hasta pronto.

Anónimo dijo...

Sunsi, ¿tú sabes exactamente dónde para el camionero?.
¿Alguna forma de conectar con él?
Se ha llevado los dos libros de Eduardo Mendoza que estaba leyendo, "Sin noticias de Gurb" y "El asombroso viaje de Pomponio Flato".
Siempre me la juega con sus escapadas.
Me ha dejado a media lectura.
¡Cuando lo coja!

sunsi dijo...

Si está colaborando con Meadow -que ya se ve que está- , pues en Sudamérica... ¿Qué tal? Fácil de encontrar... Vete a saber. Tiene narices la cosa. Mi amiga trotamundos me tiene mareada. Cubre diversas zonas y ahora mismo, ni idea.

¿Has leído lo que cuenta de Driver? Veremos cuánto aguanta porque ésta es de alivio. Igual Driver se siente explotado. Allí trabajan como mulos.

Si averiguo, te digo.

Saludos y paciencia

Anónimo dijo...

¿Explotado?
No creo.
El camionero, si hay alguna chica guapa por medio, le da igual ocho que ochenta.
Es capaz de currar doce horas seguidas, con tal de conseguir una sonrisa femenina.
Y si le das un abrazo, te tala un bosque.
Brutito es.

sunsi dijo...

Bueno... la música amansa las fieras. Meadow es indomable.
Pienso y coloco algo que pueda hacerla sonreír.

Anónimo dijo...

Mientras escribo sobre la arena
la frase tonta de la semana.

Aunque no estés para leerla,
en esta playa...

Seguro que le gusta a Meadow.
Allá donde sea que esté.

Máster en nubes dijo...

Me ha encantado esta entrada !!!!

Y la música... por favor, te la voy a coger prestada para otro día, Sunsi.

Hala, que me voy a dormir que estas no son horas para mí.

Gracias, me lo he pasado genial leyendo esto...

Besos a Meadow, Driver, Sunsi, Diego y a toda la compañía...

Aurora

Anónimo dijo...

Enganchada me tenéis con esta aventura hermosa.

Hoy por fin pude reposar un poco en tu casa Sunsi... y qué bien se está aquí... leyendo.

Aunque en lo más hondo... yo también me he ido con Meadow y Driver.