domingo, 11 de enero de 2009

Los David y los Goliat

"Mi hijo lleva dos años sufriendo acoso escolar y la dirección del centro no ha hecho caso del asunto, pues la única explicación que nos han dado es que era cosa de niños y que mi hijo era diferente", manifestó Ruth Izcue, que recordó cómo su hijo llegaba a casa llorando "porque le pegaban, se reían de él y no tenía amigos".

La Audiencia Provincial de Madrid ha condenado al Colegio Suizo a pagar 30.000 euros a una familia cuyo hijo de once años, alumno del centro, sufrió agresiones de varios compañeros.

Se trata de "la mayor condena por acoso escolar en toda Europa", según el padre de la víctima.

Los padres del menor, M. S., denunciaron el "acoso y la presión" sufrida por el pequeño durante dos años por parte de compañeros de clase.
La agresión tuvo como "colofón" una supuesta agresión que quedó registrada en dos vídeos grabados por sus agresores.

FUENTE:http://www.20minutos.es/

Hace un tiempo escribí este artículo. Lo titulé "Los David y los Goliat". Lo rescato.

A Cristina, de nueve años, la hemos sorprendido buscando uno de sus juguetes favoritos; lo envuelve y lo lleva al colegio. “Es para fulanita” , contesta si le preguntamos por qué regala su tesoro más preciado. Posiblemente al día siguiente llenará sus bolsillos de caramelos, esta vez para dárselos a menganita. Hasta que una tarde, a la vuelta del colegio, rompe a llorar porque no aguanta la presión. “Si no les llevo lo que me piden, no juegan conmigo...”.

Juan, de catorce años... bajito, delgaducho... con unas orejas redondas y desproporcionadas. Cuando se sienta a estudiar siempre tiene dudas; no sabe cómo resolver este ejercicio, no recuerda cuántas temas entran en el examen. Está claro que no pregunta...ni al profesor ni a sus compañeros. Procura pasar desapercibido para no ser una y otra vez el centro de las burlas.

Pepe cursa 1º de ESO. Es un niño gordito, siempre lo ha sido. Suele tener un dolor de estómago “intermitente”, para ser exactos los lunes y los jueves, justo cuando le toca Educación Física. Como hay que llevar justificante, le pide a su madre que le firme una nota conforme no está en condiciones de hacer ejercicio. Si no, la falsifica... o se “olvida” la bolsa de deporte en casa. Hasta que se decide a explicar que en los vestuarios sufre humillaciones, cada vez más crueles.

Y Susana ..., que le entra un sudor frío cuando la hacen salir a la pizarra y prefiere decir que no ha hecho los deberes...

Son niños con síndrome de “Bullyng”; soportan a diario agresiones de sus iguales, desde que entran en la escuela hasta que salen.

Hizo falta el suicidio de Jokin para que reparásemos en esta práctica, cada vez más frecuente, entre niños y adolescentes. Son los David frente a los Goliat. Los padres de Jokin quisieron saber quiénes fueron los culpables. Lógicamente, existían; pero eran sólo la punta del iceberg.

Si no buscamos qué es lo que “enferma” el corazón de nuestros escolares, nunca sabremos por dónde hay que empezar a construir. Muchas veces los propios padres ignoramos que tenemos un hijo que constituye una verdadera pesadilla para el resto de sus compañeros. Y casi siempre la causa radica en el propio entorno familiar. ¿Cómo educamos?. ¿Qué educamos?. ¿Qué valor le damos a los afectos?. ¿Nos preocupa exclusivamente que consigan un expediente académico brillante?. ¿Se nos ha olvidado que tenemos entre manos la tarea de formar a nuestros hijos para que sean capaces de amar?. ¿Cómo enfocamos el reto de prepararlos para la vida?. Es urgente y es importante superar y unificar un binomio que, ni mucho menos, es incompatible: inteligencia y bondad. Hijos competitivos y también solidarios. Chicas y chicos dispuestos a luchar por un objetivo sin ver en los demás un peldaño que es necesario pisar para poder llegar a la cima. De nosotros, de los padres, depende que en un futuro inmediato nuestra sociedad esté formada por personas o por monstruos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

La violencia engendra violencia. La policía actúa a veces al margen de la ley.
No digas de ese agua no beberé.

Verano en Madrid. Unos inocentes niños y niñas de entre 5 y 7 años juegan en la piscina de una comunidad de vecinos. Hay un niño un poco mayor, de 12 años, que se mete en los aseos de la comunidad con los niños y niñas pequeños, lejos de la vista de los padres.
El niño mayor hace amago de verles el culo a las niñas, bajándoles el bañador.
Una de las niñas es mi hija.
Observo y sopeso mi maniobra.
Dejo que los niños pequeños se alejen para jugar, y cuando veo al niño mayor sólo, me acerco a él, le digo que tengo algo que decirle, y lo alejo de grandes y pequeños.

Sin testigos.

"Mira bien mis dedos muchacho, si te vuelvo a ver intentando bajarle el bañador a mi hija, juro que te arranco los ojos con estos dedos."

El niño mayor me mira aterrorizado, traga saliva y me dice: "No volverá a pasar, Señor."

La violencia engendra violencia. La policía actúa a veces al margen de la ley.
No digas de ese agua no beberé.

A veces, sólo a veces, te ves obligado a construir tus propias reglas del juego para sobrevivir.

No es para sentirse orgulloso.

Tal vez el pacifismo, el terrorismo y demás ismos, no tendrían cabida si el niño mayor tuviera un padre como Dios manda.

Y tú sólo eres el padre de los hijos que has engendrado.

Y luchas por protegerlos.

Ley de vida.

Atentamente: Driver.

sunsi dijo...

Conozco este cuento, Driver. Me pregunto qué más hace este niño mayor... cómo se comporta en la escuela, quiénes son para él sus compañeros, quién es él para sus padres, cuántas horas se pega en la pantalla... Igual tú fuiste el único que alguna vez le ha parado los pies. Vete a saber...

Un saludo

Anónimo dijo...

Es curioso.
El chaval no me parece malo, simplemente sus padres son, digamos,"muy modelnos".
Le dejan hacer lo que quiera, cuando quiera y con quien quiera.
Y el chaval me ha seguido hablando con toda naturalidad.
Y yo a él también.
Creo que me respeta.
Y noto que cuando hablo con él, le hace falta un punto de referencia.
...
Alguna vez le ha contado una historia de ésas mías de carretera, de camionero.
Y me ha mirado con los ojos muy lejanos, como si estuviera en otro mundo.
Creo que me ha mirado con hambre de cariño.
Tengo la sensación que muchos de estos chicos viven muy solos.
Y con un poco de atención su vida mejoraría.
...
Pero mi tiempo lo dedico a mis hijas.
Sólo ellas son mías.
No me puedo responsabilizar de la gente que me rodea.
Aunque hay días que me gustaría.
Saludos.

sunsi dijo...

Creo que das en la clave del asunto. Queremos muchas veces en la medida que nos han querido. Hambre de cariño... Por experiencia con alumnos creo que muchas veces es eso. Te preocupas por ellos, entablas una conversación amable y , al principio, se sorprenden. Probablemente hace tiempo que no hablan así con nadie.

Este tema tiene tanto que ver con el amor...

Gracias Driver