¿Vosotros creéis en la casualidad?. Yo no. Hace tiempo que ya no. Una persona que se cruza en mi camino y me sacude: Mirentxu. Y una película después de cuatro años de su estreno: La Pasión de Mel Gibson. Dos sucesos que me han atrapado y me han arrastrado cuesta arriba, del valle a la montaña. Desde la cúspide, dos sucesos que perfilan una realidad aparentemente distorsionada. Desde lo alto de la montaña hay perspectiva.
Mitentxu lleva quince años de entrega completa a la rehabilitación de jóvenes drogadictos. “Llevaré un abrigo rojo”. Así la reconocí cuando fui a buscarla a la estación. Yo no tenía más datos sobre ella que los que he apuntado. El abrigo rojo y una sonrisa franca. Mirentxu recorre escuelas e instituciones para dar a conocer su programa. “De prevención”. “Es importante empezar por edades mucho más tempranas”. “Y primero hablo a los padres.” Hay feeling.
A veces los días te regalan cosas que se acaban, que se consumen en nada. Aquel viernes a mí me regaló el testimonio de una vida dedicada a la vida. Ella es la polea donde se agarra la cuerda de la esperanza. Hay que sacar del pozo a demasiados jóvenes y ofrecerles alternativas más estimulantes que esa porquería. Mirentxu habla y comparte, pregunta y se interesa. No hay recelos porque no. Toda su persona es implicación por todo. Aquella canción de Ana Belén, “Sólo le pido a Dios que el dolor no me sea indiferente...”, parece escrita por ella o para ella. Cuando acaba su entrevista con el educador de una escuela, volvemos a la estación. Y ahí desvela su fuerza. “Algunas veces, los chicos me preguntan por qué me dedico a esto”. Yo también hace un buen rato que me lo cuestiono. ¿Por qué, Mirentxu?. “Por el Resucitado”. Esta es su respuesta. Soy incapaz de teclear con exactitud su explicación. Supongo que sí puedo reflejar la resonancia de sus palabras, el eco que aún ahora podría incluso tocar.
“Cuando estás junto a una persona que sufre o ha sufrido se nota. Es mucho más que solidaria, tiene mucho más que empatía”. “Del sufrimiento nace la misericordia”. “Misericordia”, dice Mirentxu. Y me suena a nuevo a pesar de haberlo oído muchas veces. Ella lo hace nuevo. Porque lo vive. Y sigue contando. El sufrimiento del Crucificado no es masoquismo sino entrega misericordiosa ¡ porque después viene la Resurrección!. Pero no hay resurrección sin el dolor voluntario y amoroso de la Cruz. Así entienden los cristianos las contradicciones, los golpes de la vida, lo que te llega inesperadamente y no entraba en los planes de uno. Me cuenta todo esto y –ya he dicho que no creo en la casualidad- hace nada que he vuelto a ver La Pasión. Y mientras cuenta, la memoria me devuelve dos miradas: la del Hijo y la Madre, que se encuentran como un beso de amor. Dos miradas que, sin hablar, hablan de lo que significa Misericordia. La Madre que se abalanza sobre el Hijo: "Jesús, estoy aquí contigo". Y el Hijo, sacando fuerzas de donde ya no las hay, la mira con ternura: "¿Ves, Madre, cómo yo hago nuevas todas las cosas?". Dolor y amor. Hacer nuevo el sufrimiento, dignificar el sufrimiento. Asumir, hacer de uno las tribulaciones del otro. Más: querer sufrir con el otro, aligerar el peso.... como Simón de Cirene. Un estadio que supera lo que entendemos por tolerancia y términos similares. La Misericordia que dice “te amo tanto que daría la vida por ti”. Y el cristiano añade: “me lo ha enseñado el Maestro”.
Alguno podría preguntarse qué clase de persona es Mirentxu. No la imaginéis mojigata, por favor. Es alta, delgada, con nervio. Unos pendientes que le llegan casi a los hombros. Y una maleta donde lleva de-todo-un-poco. “De Donosti”. El acento la delata. Agradece a su “aita” que le marcara límites, por lo menos hasta los dieciocho años. “Después, haz lo que te dé la gana”. “Estaría yo en algún comando de algo porque por aquel entonces tenías ideales y no sabías dónde volcarlos”. Ahora sí sabe. Una parcela del mundo sufriente, los drogadictos, ocupan la mayor parte de su tiempo. Muchos de ellos acaban engrosando el cupo de los enfermos mentales. Y ahí está ella, repartiendo misericordia, sujetando la cruz de los enfermos. “Por el Resucitado”.
Estos días, tiempo de cambio interior… de oración y penitencia, esta respuesta de Mirentxu se hace un hueco en su verdadero contexto, el que da sentido a sus palabras y a su vida.
18 comentarios:
Magnífico hilo, sunsi, de primer nivel. Gracias desde el Altoaragón;).
He conocido a muchas personas implicadas en la rehabilitación de drogadictos, y a todas las he admnirado. Ojalá hubiera el cuádruple de Mirentxus a lo largo de nuestra geografía.
Gracias, Modestino. Te digo lo que me dijiste una vez. Igual no te acuerdas. Hubiera sido una lástima que este post se hubiera quedado sin comentarios.
Mirentxu me descubrió "cosas" que, en teoría, las sabía. Pero ella me las explicó como si fueran nuevas.
Un saludo y mil gracias.
Hermosísima entrada, Sunsi, que nos remuerde en ese “oficio de pensar” tan tuyo. Hace falta –una urgentísima falta– que el hombre vuelva a buscarse sin tener miedo a su encuentro, sin preferir la cómoda y virtual dedicación de “días” a casi todo para seguir sus otros días, de alegría y dolor reales, viviendo como casi nada. Hace falta que nos convenzamos de que hay un pequeño corte en la evolución que no podemos explicar; de que somos un punto y aparte respecto al más listo de los monos, no un punto y seguido; de que ser persona es algo totalmente distinto a ser individuo. Sí, hace falta que tengamos valor para descubrir valores. No acuerdos, no días dedicados, no decretos, no declaraciones… ¡Valores! Pero para eso es necesario que el hombre quiera cambiar su “idea de hombre”. Lo que, colectivamente, me parece bastante difícil, aunque, particularmente, uno pueda encontrase casos que llevan un abrigo rojo…
Gracias, profesora, por la cuña en el pensamiento. Un saludo.
Te agradezco este comentario, Antonio. Porque es como si te acompañaran en tus personales descubrimientos. Descubrir personas con un abrigo rojo es lo más parecido a rozar el cielo con la punta de los dedos.
Descubrirlas, a veces, te ayuda a redescubrirte y a plantearte metas más altas, más desinteresadas, más humanas.
Siempre aprendemos. Y ojalá no nos cansemos nunca.
Un saludo desde Tarraco y gracias de nuevo, profesor.
En la concepción relativista, dialogar significa colocar la propia fe al mismo nivel que las conviciones de los otros, sin reconocerle por principio más verdad que la que se atribuye a la opinión de los demás.
Benedicto XVI (1927-?) Papa de la Iglesia Católica.
Trata a un hombre tal como es, y seguirá siendo lo que es; trátalo como puede y debe ser, y se convertirá en lo que puede y debe ser.
Johann Wolfgang Goethe (1749-1832) Poeta y dramaturgo alemán.
Un tropezón puede prevenir una caída.
Proverbio inglés
La primera virtud es frenar la lengua, y es casi un dios quien teniendo razón sabe callarse.
Catón de Útica (95 AC-46 AC) Político romano.
Luisa... como vuelvas a decir una cosa así...¡me enfado!
El artículo tiene truco. Lo escribí para ser publicado en el "Diari de Tarragona".
Besos al Sur... ahora entro en tu casa.
Hola Biela. Me quedo con el último proverbio. Yo sé por qué.
Me pica la curiosidad. ¿De dónde vienes?
santa Teresa de Ávila: «La humildad es la verdad».
Hedbannos todos,
Gracias por vuestras variadas felicitaciones.
He estado fuera unos días, desconectada.
He preferido agradecors desde esta entrada, por aquello de practicar un pco el espíritu penitente de la cueresma y de esta entrada, porque entre tanta hermosura, belleza, hondura y preciosismo, pues ...... lentamente me mata.
Muchas gracias a todos, por aguantarme.
Biela ... ¿vas a contestar siempre con una frase?
Lo de "la humildad es la verdad", que es verdad y cuánta razón tenía la Santa... merece una explicación más exhaustiva. ¿Puedes hacerla tú?
¿O contestarás con otra frase?
Bueno, hazlo que quieras... eres muy libre... faltaría.
Saludos desde Tarraco. ¿Eres tú de Tarraco?
Pepa... échabate de menos, hedbana.
Tú, con tu cuaresma particular, con agua mineral... ¿Cómo pasaste el día? Ya ves que aquí nos hemos acordado mucho de Pepa Balboa nada pastoril.
Un beso
Pasé el día en Catí, triscando como una cabra por los montes, a régimen y con unas agujetas de muerte............
A veces, una simple nota en tu guía michelín, es poesía.
O me lo parece.
"Desde el Norte: Salid de la autopista AP-7, a la altura de Vinaroz (salida Nº42) y tomad la N-238 dirección a Vinarós, hasta llegar a la N-340, ya en Vinarós, girar a la derecha por la N-232 dirección a Morella. No abandonéis la N-232, hasta encontrar a la izquierda el desvío a Catí por la CV-128. Justo antes de entrar en Catí a vuestra derecha señalada por una cruz de piedra en la calzada se encuentra la carretera que lleva al Balneario de L'Avellà.
A los 4,5 Km después de tomar la CV-1270 se encuentra el túnel que da acceso al Balneario. Al cruzar el túnel gire a la izquierda y llegará al Balneario de L’Avellà".
D.-, no me puedo creer que conozcas el Balneario de L'Avellá.
Allí me he pasado los últimos tres días, en paz, poca gente y buenos alimentos .........
Me encanta el sitio: sencillo, sin pretensiones, amable.
Lo mejor, la gente que acude, el viernes a la tarde llegaron dos parejas, celebraban sus ciencuenta años y sus hijos les regalaron un estancia en Catí, junto con algún tratamiento ¡había que verlos! Como diría Máster "más tiernos que el día de la madre"
En fin, lástima la vuelta al ruedo.
Hay muchos heroes anonimos, y este anonimato es una pena porque su ejemplo podía ilusionar y arrastrar a otros. Son admirables. Un saludo cariñoso
Driver... siguiendo la pista de Pepa. No sé de qué te extrañas,Pepa. Un conductor neceita pocos dats para ubicar un destino.
Me alegro mucho de que hayas descansado. La vuelta al ruedo se lleva mejor después de un balneario. ¿Conces alguno cuyas aguas templen las tripas? Empiezo llevarlo francamente mal. Parezco una seta.
Un abrazo
Bienvenida, Maria Jesús. Te conozco por el blog de Luisa. Si supiéramos cuanta gente hace sin decir... muchos recuperarían la esperanza.. y la confianza en el hombre. Pero como no hacen ruido, ni nos enteramos.
Gracias por pasarte y un abrazo
El balneario no lo conozco,lo deduje de lo que cuentas de Catí.
Lo que si visité varias veces fue Morella.
Bonito pueblo. calles medievales, fortificaciones, iglesias, calles porticadas, campo, más campo, montaña, más montaña.
Tuve un amorío por ahí, hace mucho.
En fin..., la gente pasa pero los parajes permanecen en el recuerdo.
Y un día te acuerdas que estuvistes y lo amastes.
Con la potencia de un joven curioso.
Intensamente.
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