Así me siento, como un cangrejo de mi casa. Estoy comprobando que todo, absolutamente todo, es limitado. Todo tiene un fin. Las personas nos morimos ... y los electrodomésticos también. Pero, digo yo, que por regla general sucede que van muriendo espaciadamente... Pues no. En casa parece que alguien ha pasado por aquí y nos ha guiñado el ojo, por no decir que nos ha echado un mal de ojo, que queda regular... Y si viviera en la época en la que los romanos se asentaron en Tarraco, diría que es un conjuro... ; no, un conjuro no... un complot de los dioses, semidioses y héroes.
La secadora, casi indispensable en una zona húmeda y en una casa de seis habitantes, se estropeó justo cuando al cielo le dio por llover. Sí, hacía falta, lo reconozco... Por eso no me importa que la casa esté adornada de ropa encima de los radiadores. Incluso sirve de ambientador. La fragancia depende del suavizante, que suele ser el que está de oferta. Ahora huele a jabón de Marsella.
Hasta ahí, no pasa nada.
El segundo en morir fue la aspiradora, este trasto que va tan bien porque no has de darle a la muñeca para eliminar la porquería del suelo... un suelo blanco para más datos... Dicen que el suelo banco es muy mediterráneo. Me callo la respuesta a tan atinada observación. Naada... no pasa naaada. La escoba y la mopa. Y santas pascuas.
La aspiradora es fácil de reponer... las hay de todos los precios. Y ya vuelve a estar en su lugar.
El tal conjuro ha llegado definitivamente cuando, en espacio de una semana, la lavadora ha dicho basta y al lavavajillas se le va el agua por donde no debe. Y si en el caso de la aspiradora era determinante el suelo blanco, en el caso de la lavadora lo es que en casa habitamos seis humanos ... algunos con una humanidad a la que se le suma el espíritu deportivo -léase ropa de deporte a diario- y a otros la coquetería -léase la niña que ya no lleva uniforme-.
Y me he dicho... Sunsi, hasta que no llegue el presupuesto para el repuesto, tira para atrás en el tiempo... Imagínate que eres tu abuela, que no diponía de estos cacharros. Peor sería no tener agua corriente o ir con un candil porque aún no se ha inventado la electricidad. La imaginación al poder. Lavar a mano... dicen que las prendas quedan mejor, duran más. No lo niego, pero las toallas... ¡Bingo! Las toallas en la bañera. Esta mañana me recreaba en el hecho en sí imaginando que me iba al río con las lavanderas del pueblo. Lástima que las lavanderas eran inventadas. Porque hubiera podido charlar, cismorrear...
Evidente es que cuando lavas no puedes hacer otra cosa... es un proceso más lento. Mientras enjabonas los platos no puedes ir a la compra. Y me he acordado de lo que contaba mi madre. La semana estaba distribuida por tareas. El día de la colada grande, el día que se iba al mercado, el día que se repasba la ropa y se zurcía, el día que se hacía baldeo general en plan zafarrancho de combate, el día que se aireaban los colchones con aquello que parecía un matamoscas gigante...
Llamadme pastoril. Esta vez con todas las letras. Pero me da que los cacharros, que son tontos y no se ponen en marcha si tú no los activas, tienen algo que ver con la vida acelerada y con el estrés.
Lo que pido de rodillas que no se rompa es el Sr. Roca. De esto no explico porque de pastoril no tiene nada; es incluso desagradable.
12 comentarios:
ENCUENTROS CON MEADOW I
Acabo de aterrizar en América.
Lo sé porque en los carteles no pone aeropuerto.
Pone aeródromo.
Un señor bajito y con bigote ha venido a recogerme.
Lo sé porque lleva un cartel con un nombre pintado: DRAIBER.
Me conduce hasta una vieja camioneta. Es una Ford sin puertas.
Igualita a la que conducía James Dean en Gigante. Creo que era la misma.
Dice que viene de parte de Meadow, que está atendiendo un parto.
Conducimos durante tres horas.
Este país es muy verde. La tierra se ve oscura y fértil. Hace calor.
Llegamos a una especie de poblado, arrumbado junto al meandro de un caudaloso río.
Dice que va a buscar a Meadow.
Espero junto a la camioneta.
De un barracón sale una chica rubia con un trozo de carne entre las manos. Va corriendo. Me ve y se acerca a toda velocidad.
Me entrega el trozo de carne humeante y me dice: "¡átale el cordón umbilical y entra al barracón, rápido!, voy a calentar más agua."
Acabo de conocer a Meadow.
Luisa... la voz es como el de un robot, ¿verdad?. El otro día, haciendo un experimento con el blog, encontré este ¿gadget?. Y pensé... en los invidentes o los qe les da pereza o tienen dificultades para leer.
Claro que no me voy a quedar sin lavadora. Lo del río es muy bucólico, pero si sólo me dedicara a eso. Me ha dado por pensar lomucho que pencaban nuestras madres y abuelas... Pero también que tenían horarios muy estables.
Ya me gustaría ir a lavar contigo en el río... nos íbamos a reír...
Lo del Sr. Roca tiene su punto de importancia en mi caso. Espero el resultado de una biopsia...que a este paso me voy a quedar con una flojera...
Besos al Sur, guapa. Me paso por tu casa.
En éstos tiempos es mejor dejarse en paz de cosas bucólicas y reponer los aparatos en la medida de lo posible porque podemos morir en el intento de tantas cosas por hacer.Además los aparatos hacen tan bien su trabajo...que yo no me pondría a competir con ellos.
Uf, Sunsi, no tenía ni idea de esas rupturas, espero no haberte pasado la china...
Podíamos hacer un listado de TODAS las cosas que se pueden romper en una casa, es terrible nuestra dependencia. Suministros para empezar: electricidad y agua. Para seguir electrodomésticos "básicos": nevera, lavadora y secadora, cocina. Aspiradora, microndas, televisión, radios, moviles, uf, Dios del Sinaí, ¿hay algo que no se pueda romper?
Nada. Todo se puede romper. De hecho se rompe.
Te acompaño en el sentimiento, hedbana.
Hola Bo. Me he pasado por tu blog... la crisis. Nada bucólica, por cierto. Pero mira por dónde, si varios electrodomésticos se rompen de vez... no me queda otra que imaginar que vivo en el siglo pasado.
Repondré, claro que sí. Poco a poco.
Un saludo
Sunsita guapa: Da gracias a Dios de que la fábrica ROCA está a prueba de bombas.
Lejos de mí cualquier segunda intención.
Pregúntale a María. Los exámenes le hacen confundir biopsia con autopsia.Dios, qué mundo
Máster, guapa. Precisamente hoy hacía el repaso que mencionas. No es que me hayas pasado la china. La china, en este terreno, no me la quito del zapato. Yo no sé qué pasa, pero aquí cuando los cacharros se rompen van en cadena.
Mientras no nos corten el agua y la luz (en casa no hay gas)...
tengo lo indispensable para cocinar.
Después viene el tema nevera que quedaría en segundo lugar en el orden de necesidades.
En tercer lugar ... estoy dudando entre el termo del agua y la lavadora. Casi elijo el termo... en invierno el agua está demasiado fría. Y si hay que lavar a mano se agradece el agua caliente.
Eso sí, ahora que hay obras por la zona, estamos a menudo sin corriente eléctrica y entonces da igual que tengas cacharros o no.
Parece mentira cómo dependemos de ellos.
¡Ah! Esto se me ha olvidado en el listado. También está estropeado el portero automático. Si viene alguien ha de hacer una perdida para que sepamos que quiere entrar en casa.
Casi que me voy con Meadow para adaptarme. Y, de paso, le echo una mano y me ventilo.
Un beso
¡…Y además explicas Kant a tu hija y escribes y cambias la cara del blog! ¿Cómo lo haces?
Definitivamente, los hombres (a varones me refiero) somos mucho más limitados. Yo, por lo menos: a mí me ponen la sota después del rey y el caballo y tengo que consultar el DNI para saber mi nombre.
¡Admirable!
Mireia... Mireia... ¡Cuánto echo de menos aquellos tiempos en los que podías pasarte a menudo por aquí!
Una abraçada
Antonio... el secreto, dicen, nos viene de serie... me refiero a las mujeres. Cambiamos de registro con facilidad.
Lo de Kant... es una simbiosis de madre y profe que ahora no ejerce. Ellos, mis hijos, saben que nací docente y ahí me pillan. Se pasean con los apuntes, con cara compungida... y yo caigo en la trampa.
De todas formas, gracias y un saludo, profesor.
Es como una oda a la desgracia electrodoméstica¡¡¡¡. Pero de esas también se sale, como bien has demostrado.
Saludos desde los vientos de Guara.
Ahí me gustaría estar yo, Modestino, en la sierra de Guara. Que me dé el aire.
No lo he querido escribir porque pensaréis que me lo invento. Ayer, al mediodía, descubrimos una habitación inundada. Hemos tenido que cerrar el paso de agua de la mitad de la casa donde se encuentra la cocina. Además de lavar a mano la ropa, hasta que no lleguen los del seguro, hay que lavar a mano los platos y cacharros... con el antiguo sistema de los barreños, que se llenan desde la otra parte de la casa y se trasladan a la cocina...
Ayer estaba agobiadísima. Hoy luce el sol y pienso: o te pones a llorar o te da la risa. Mejor optar por lo segundo...
Depende de dónde esté la fuga...mejor ni lo pienso.
Un saludo y disfruta del aire libre. Como dice el anuncio de Coca-cola, eres un suertudo.
Publicar un comentario