jueves, 9 de abril de 2009

Esa España...



Jueves santo. Luce el sol y pienso que esta fiesta, en la que recordamos lo que ocurrió en la Última Cena, la institución de la Eucaristía, lo merece.

Estos días mucha gente mira al cielo... al físico me refiero. Se ha montado una infraestructura en la que se sabe dónde y a qué hora pueden caer gotas y acabar en tormenta. Información meteorológica rápida, puntual y precisa a través de SMS. Las cofradías llevan un año esperando este momento. Un poco de agua puede patear toda la ilusión que se concentra en una jornada.

Tomo un poco de distancia. El tema es controvertido. En la calle, gente devota que reza, llora, entona una saeta... Gente anónima; Falete -¡qué curioso personaje!- disertando sobre la justicia divina; el exnovio de Falete que afirma ser un hombre de fe, costalero desde que su memoria alcanza; el torero que pasa unos días con el hijo de su primera mujer y se rumorea que no anda muy bien con la novia... y anula las corridas para "vivir" la Semana Santa. Los periodistas, con una Virgen o un Cristo de fondo de pantalla, con preguntas indiscretas: Corazón, corazón... Incluso el exministro de Sanidad se atreve con el paralelismo: en la toma de posesión, como el Domingo de Ramos... al día siguiente, ya en plena faena, como la pasión y muerte... y luego la Resurrección; aquí el metafórico exministro deja bien claro su exultante alegría por estar fuera de la tortuosa vida del político.

Una de mis primeros experiencias inolvidables con la literatura me la regaló Valle-Inclán con sus "Luces de Bohemia". El esperpento fue un descubrimiento difícil de olvidar. Mi profe de literatura de COU , a quien le de dediqué una entrada, lo vivía con tanta intensidad que era difícil alejarse de esa pasión. Pues esa es mi percepción, tal vez equivocada... no sé, de la esencia española en Semana Santa. Tal como si se hubiera ido a pasear por el "callejón del Gato". Un cóctel -vamos a españolizar los vocablos de una vez- en el que se agitan sentimientos, religiosidad de imaginería, costaleros agotados pero felices, menús sofisticados de cuaresma -¡el último grito en tapas!-, balconadas engalanadas, vía-crucis al alba... Y ya. Terminamos comiéndonos la mona... en el campo si hace buen tiempo. Y punto. Hasta el año que viene.

Ayer hablaba con Pepa. Una pica-pleitos con los pies en la tierra. "Eso es España... un poco de Belén Esteban y otro poco de Rosa Quintana".

Bueno... habría que matizar. Hay una España profunda, que no sale en la prensa, que la conocen en su casa, de fe austera y arraigada. Que sale también a la calle. Que también participa de las procesiones. Pero ésta está escondida. Justamente ésta, en Semana Santa, ora y calla.










6 comentarios:

maria jesus dijo...

Hay gente que asume alegremente que no es consecuente con sus ideas y defiende que eso es lo ideal.

Pero hay muchisimas personas que viven de acuerdo con ellas, pero esas no "salen en los papeles".

Lo preocupante es la desinformacion de los medios, porque crean opinion.

Feliz Pascua

Máster en nubes dijo...

Nuestro país es un país de contrastes, pese al tópico y en el tópico lo es.

Somos capaces de todo y de lo contrario.

Cierta incoherencia tiene un sentido, otras son comprensibles, otras son increíbles. Y todas humanas.


Hay gente que es culturalmente católica sin serlo de creeencia, otra que lo es de piel, otra que lo es más sentimentalmente, otra que lo es de corazón. Y otra que lo es hasta de dudas...

Todo a veces más complejo de lo que parece y otras simplemente humano.

Un abrazo

pepa dijo...

Personalmente, las procesiones no me atraen en absoluto ni como hecho cultural ni como manifestación religiosa.

Por formación y por manera de ser, hay cosas que pertenencen a lo más personal y privado.

Dicho lo cual, y sin que sirva de precedente, comparto con la hedbanna casi-nunca-pastoril opinión.

Así, todo profundamente humano y, en cierto modo, comprensible, aunque repela.

sunsi dijo...

Entro tarde. Hay cola para el ordenador.

Compltamente de acuerdo contigo, María Jesús. En los papeles sale lo que llama la atención, incluso te diría lo que interesa que salga.

Evidentmente, es todo muy complejo, Aurora. Precisamente porque somos hombres y no animales.
Y cuando llega la Semana Santa, todas estas "complejidades" salen de golpe en un corto espacio de tiempo y dependiendo del lugar donde nos situamos. Compara las procesiones en Valladolid, que el silencio se puede cortar, con las andaluzas. Por poner un ejemplo.

No suelo ir a las procesiones. Tampoco sé por qué. Pero no me llama la atención. Quizá por eso lo veo con un distanciamiento que a veces me deja perpleja.

Y comprensible, Pepa.

De todas formas, creo que he dicho que es una forma de vivir estos días. En la calle hay muchas almas, de muchos colores y cada cual sabrá. Yo sólo expongo el efecto que me produce.

Un saludo gris, como el cielo

Jesús Cotta Lobato dijo...

Me gustaría formar parte de esa España oculta, a ver si siendo más deja de ocultarse. Ex corde, Jesús Cotta

sunsi dijo...

Está oculta en su guarida, Jesús. Si nos pusiésemos de acuerdo para dar un zapatzo en el suelo... el mundo temblaría. Estoy convencida.
Gracias por tu comentario.