viernes, 22 de mayo de 2009

Corregir sin ofender




¿Es posible? Me lo he preguntado muchas veces. Quizá por mi cartácter explosivo me parecía que no, que ni de broma. O, al menos, me resultaba bastante complicado. Pero siempre hay gente que ha pensado antes lo que uno se plantea. Y agradeces que lo haya escrito.
Guardé en su día un artículo del profesor José Mª Rodríguez Porras. Un breve pero rico compendio de lo que hay detrás de la persona que está dispuesta a ayudar. Busco la clave. Es importante. Necesito encontrarla. Creo que la encuentro.

José Mª Rodríguez emplea la palabra inglesa feedback para referirse al hecho de hacer una recomendación a otro sobre su conducta. Si estoy frente a alguien que realmente me importa, al que quiero y quiero su bien: ¿es lícito callarme?... ¿tengo derecho a guardarme algo que puede beneficiarle?.

Esta premisa me obliga a realizar una segunda reflexión. ¿Realmente pienso que lo que voy a decir va a ser útil o pretendo desahogar mi irritación?. Y sólo debería seguir adelante si me mueve la primera cuestión.

Despejada la incógnita – el por qué- que implica haber saneado la intención, hay que abordar un último paso: el cómo.

Es difícil empezar a hablar. Tal vez porque nuestra experiencia personal está saturada de feedbacks evaluativos, juicios que nos humillaron y cuyo veredicto acabó mal: tú eres culpable. Qué distinto del feedback descriptivo en el que quien corrige se implica y desmenuza la actuación del receptor analizando primero su propia conducta.

La empatía, colocarse en el lugar del otro, intentar sentir como el otro, es la única postura que hace amable y creíble la ayuda; si el emisor no se compromete con el receptor, cae inevitablemente en la presunción de corregir desde un estadio superior.

Corregir es una demostración de amor... en decadencia. Ya no nos decimos las cosas sin juzgar. Para empezar , ya no nos las decimos ; preferimos ahorrarnos el trago. Y como lo que hay está ahí, lo ventilamos donde el interesado no pueda oírlo. Si las decimos lo hacemos con sentencia escrita y rubricada. Es una forma de defendernos , de achicar al que tenemos enfrente... no vaya a ser que nos conteste con una verdad como un templo que no estamos dispuestos a escuchar.

En un año dedicado a la figura de San Pablo, que evangelizó en mi Tarraco, no me resisto a citarlo. Es una de tantas recomendaciones que dio a las primeras comunidades cristianas:

"Ya es un fallo que haya pleitos entre vosotros. ¿Por qué no preferís soportar la injusticia? ¿Por qué no dejaros más bien despojar? ¡Al contrario! ¡Sois vosotros los que obráis la injusticia y despojáis a los demás! ¡Y se lo hacéis a hermanos!” (1 Cor 5,7-6).


10 comentarios:

Almendrado dijo...

Buena entrada, Sunsi, bonita canción, guapa mujer y precioso Rolls. Todos los ingredientes para serenar el ánimo y disponerse a corregir.

Tienes toda la razón, sólo quienes aman de verdad son capaces de corregir con acierto y cuando corregir significa castigar, sólo los que aman deben hacerlo, pues sólo ellos son capaces de ponerse en la piel del receptor y captar antes el sufrimiento que les provocará la corrección.

De todas formas, bonitas palabras, pero qué difícil es, hay que pensárselo antes de hacerlo, porque si no cabreas al personal, que es lo que me pasa a mí cada día. Pero muy agradecido por los consejos.

Saludos a todos y buen fin de semana, yo estaré en la Sierra, le sienta muy bien al perro.

sunsi dijo...

Lo siento, Almendrado... He cambiado el vídeo aunque la canción es la misma. Nada... por una tontería... es que ya lo colgué y para no repetir...

Ésa es el la historia. Que ojalá no fueran sólo bonitas palabras. La entrada tiene un motivo. Hoy hablaba por teléfono con una de mis mejores amigas. En un momento concreto me ha dicho "Porque tú, Sunsi, si vieras que me estoy equivocando en algo, ¿me lo dirías, verdad?" Ella , con un cariño difícil de expresar, me ha ayudado mucho. Y a veces me ha dicho cosas que debía corregir, sobre todo en el trato con los demás. También es cierto que ella es exquisita y la conozco desde hace muchos años... Me rondaba el tema y así ha salido. Te aseguro que nunca me ha ofendido.

Un saludo. Que vaya bien en la Sierra. Un perro... En casa caerá un día u otro. Muy a mi pesar.

Modestino dijo...

Es bueno corregir sinofender, pero no es fácil, porque a veces hay quien corrige en plan "profesoral, repelente e insoportable" y a veces somos demasiadoorgullosos para admitir que nos corrijan.

sunsi dijo...

Precisamente por eso saco el tema, Modestino. Correcciones evaluativas. Siempre nos están evaluando. Ya desde pequeños, en la escuela. Últimamente es un abuso. Creo que es importante contar con el amigo que te apoya y , a veces, apoyarte es indicarte.
El plan que explicas... yo creo que no es corregir... es herir. Eso es 1, 2, 3 y andando que es gerundio. Si además le sumas el orgullo... pues mejor que el susodicho o susodicha se hubiera cosido la boca. Quizá soy dura, pero dar palos para que te sientas una porquería ... pues no.

Y ya me he liado. Lo siento. Esto también me toca la fibra.

Gracias por comentar y un saludo

ana dijo...

La verdad es que corregir sin ofender es muy difícil. Todos tenemos experiencias de este tipo, personas amigas a las que intentamos hacerles ver algo, a las que con nuestras palabras, sin querer, les que hicimos daño. Y viceversa, sentimos el daño cuando alguien nos corrige en algo, suele ocurrir cuando sientes que es una persona no cercana, en la que no sientes el cariño...

Es muy complicado. Pienso que sólo la familia y muy pocos amigos, sólo los de verdad, no nos hacen daño al corregirnos. Se presiente en ellos el amor. Si el cariño no va por delante es difícil corregir sin ofender. Y a veces, el cariño, aunque lo haya... no se vé. A veces ocurre, que no vemos.

No es nada fácil. Pero nada.

Yo siempre me pregunto primero si lo que voy a decir puede ayudar o al revés, que pueda hacer demasiado daño a la persona y que lo haga gratuitamente. Aún teniendo la seguridad de que lo que yo quiero decir puede ser de ayuda, primeo intento saber si la persona que va a ser corregida pudiera no estar en el momento adecuado para interpretar mi perspectiva. De nada serviría hablar si el otro por la circunstancia que sea no puede escuchar, entender nuestra mirada.
Y aún así me he equivocado unas cuantas veces. A veces creemos conocer bien al otro y ocurre que no, que no lo conocíamos bien y que nos hemos pasado tres pueblos o más. Qué guapina hubiera estado en esos momentos callada!!!!

Otras veces es al revés. Ocurre que la amistad sale reforzada del tirón. De todo hay en la vida. Pero pienso que no, que no nos suele gustar que nos den una pequeña colleja... por listos!!!
Nos falta valentía. Y nos sobra orgullo.

Driver dijo...

En los tratados antiguos, en las descripciones remotas de la naturaleza, cuando los griegos comenzaron a pensar sobre el hombre refugiándose del sol bajo los pórticos de un templo dórico.
Cuando los pescadores fenicios recorrían el Mediterráneo en busca de su verdad..., encontramos una reflexión poderosa que nos ayuda.

Somos parte de los cuatro elementos básicos de la naturaleza, pues somos materia.

Fuego, tierra, aire, agua.

FUEGO. Pasionales, orgullosos, guerreros, sarracenos, vengativos, envidiosos.

TIERRA. Mortales, orgánicos, genitales, ilusos, perecederos,cómodos.

AGUA. Divertidos, fluídos,charlatanes, festivos,bailongos,bebedores, cantores, plañideros, actores, tañidores de instrumentos.

Pero en la naturaleza básica , la que viene de serie, aquella que baila alrededor de nuestra doble hélice de ADN, también somos aire.

AIRE. Nuestro espíritu se eleva y planea entre conceptos abstractos, intangibles, etéreos.

Podemos ver una obra de teatro de Lope de Vega y reflexionar de forma pausada sobre el poder, el honor, la honestidad y el destino.

Marcar un número de teléfono y ocupar una horta en transmitir calor a través de unas ondas electromagnéticas que viajan a través de valles y montañas.

Sentarnos bajo un árbol y leer a Homero, mientras los grillos rompen el silencio de la cenista de una arboleda.

O simplemente levantarnos de entre las cenizas y ser capaces de construir una nueva ciudad, un nuevo poblado en unas tierras vírgenes.

Somos aire.

Podemos corregir sin ofender.

Simplemente porque podemos corregirnos a nosotros mismos.

Volar sobre la bahía azul.

A barlovento o a sotavento.

sunsi dijo...

Caramba, Ana. Esto es un tratado de la corrección. Has dicho algo que me ha parecido importante: las circunstancias. Es cierto. Hay veces que por mucho que quieras a alguien y el cariño sea recíproco no es el momento. Por salud, por un bajón de ánimo... Igual entonces , en lugar de ayudar puedes hundir.
Mil gracias por este comentario.

Supongo que el mío lo leerás después de la Comunión de Anita. Me he acordado de ella esta mañana.

Un beso.

sunsi dijo...

Driver... la prueba de fuego es nuestra autoevaluación. Primero uno mismo, saber que somos tan limitados como cualquiera. Si no, si no miramos a los demás desde nuetra limitación... somos jueces, no amigos.
Que me perdone mi capitán (como dice sarracena)... que le toca juzgar y sentenciar. Ese trabajo no lo querría para mí...

Un saludo y atenta la mente

K. dijo...

Mi madre siempre me dice que cuando dices lo que no quiere ser escuchado debes estar dispuesto a oír algo que no querrías. Yo siempre he pensado que lo díficil no es la forma sino la manera y el momento.

sunsi dijo...

Es que tu madre es muy sabia, Katt. Y tú, corazón, llevas sus genes.

Yo quisiera estar a tiro para que la gente que me quiere de verdad me diga las cosas que me pueden hacer mejor persona. Y quisiera saber tragarme el orgullo para aceptarlas de buen grado.

Al menos, la intención esta ahí... luego viene Paco con las rebajas...

Besiños. ¿Todo bien, humanista?