lunes, 10 de noviembre de 2008

No me gusta la palabra tolerancia.


No sé si fue ayer o anteayer... "Alguien" me sugirió que dijera algo sobre la tolerancia. Aprovecho un artículo que guardaba en el desván. Lo saco y compruebo que aún no tiene polilla.
“No me gusta la palabra tolerancia, pero no encuentro otra mejor”. (Mahatma Gandhi).

Pensándolo bien, a mí tampoco. Está gastada, manida. Como cuando repetimos muchas veces un vocablo y al final nos resulta extraño. “Yo tolero, tú toleras...”. Te tolero y me toleras... pero cada uno desde las posiciones de sus “dogmas”- reales o inventados- y cada cual sin ser capaz de dar un paso adelante. Anclados, atrincherados... nos “soportamos”; pisamos el mismo territorio, compartimos el mismo trayecto. No obstante, trazamos rutas que nunca llegan a converger... aunque las prolonguemos hasta el infinito.


Buscando un sustituto me encuentro conjugando otro verbo... “yo comprendo, tú comprendes...” . Te comprendo y me comprendes. Y caigo en lo bien que suena y en lo poco que se usa. Comprender significa hacer un esfuerzo por acercarse al porqué de los sentimientos y el comportamiento de los demás. La tolerancia mira a la cara -incluso a los ojos-. Tú y yo, frente a frente. Importante, pero quizá insuficiente en un mundo cada vez más complejo. La comprensión da un salto cualitativo. Supera el juicio aséptico, distante... y tiende la mano. Mira a través de tus ojos y de los míos, desde la misma perspectiva, hacia el horizonte donde tú miras y yo miro: el bosque espeso de la preocupación o el prado diáfano de la esperanza. Contigo; no frente a ti.


La comprensión implica mucho más que la tolerancia. Pone en juego todas las potencias del ser humano: inteligencia y voluntad; entendimiento y afectos. Y desemboca en un compromiso radical con la libertad, la mía y la tuya, porque parte del supuesto que el respeto profundo hacia la fe y las creencias de nuestros compañeros de viaje es un principio indiscutible : “el mismo respeto que se tiene por la propia” , puntualiza uno de los hombres más pacifistas de nuestra era.


En una sociedad tolerante los seres humanos no son agredidos, pero pueden llegar a sentir el aguijón de la indiferencia que representa ser tratados como colectivos o como masas despersonalizadas. La comprensión es esa vacuna que combate la frialdad y contempla al hombre como un ser único e irrepetible... importante por el mero hecho de ser hombre.


La tolerancia deslumbra, como los fuegos de artificio; la comprensión alumbra y arropa. La tolerancia ve sin mirar... observa, se cruza de brazos y calla; la comprensión mira con voluntad de descubrir: suma en la bondad y resta donde hay dolor, error. Y habla. Termino con un pensamiento de Gandhi. Es duro, pero también lo es la realidad que vivimos: “Lo más atroz (...) es el silencio de la gente buena”. ¡Ahí!.

30 comentarios:

Anónimo dijo...

El silencio clamoroso de la bondad.

La arrogante condescendencia de la tolerancia.

No puedo estar más de acuerdo.

Siempre me ha parecido que la tan vendida virtud de la tolerancia, ejercida por los tolerantes de profesión, escondía un profundo desprecio hacia "el otro".

"El otro" son todos los que nos son "yo", ni siquiera los que nos son "como yo", "la gente como nosotros". Sino "mi yo", a secas.

Respeto, comprensión, compasión son conceptos que repelen a la sagrada virtud de la tolerancia.

Analizad, sino, ese engendro revestido de "fomento de la tolerancia" que es la EpC.

Con independencia de aproximaciones de carácter religioso ¿se puede ser más arrogante, displicente, despectivo y falso en noimbre de la tolerancia?

¿Y qué decir del otro lado? Ahora nada, me lo reservo.

Perdonad, me ha salido el comentario mucho más amargo d elo que pretendía.

Pero como no soy nada tolerante, ojo mis pastoriles colegas, que el que avisa no es traidor.

Anónimo dijo...

Una de las ventajas de vivir en Madrid es que el 60% de la población es de fuera.
Hay un 15% de inmigrantes.
Los "de aquí de toda la vida" son minoría.
Te puedes encontrar en un juicio con un abogado de origen angolés,que vive en España desde hace 20 años.
Un arquitecto venezolano.
Un montador de parquet brasileño.
Una diseñadora argentina.
O que inviten a tu hija a un cumpleaños donde sólo hay dos niñas blancas.
En esta mezcla continua y constante hay poco espacio para la estúpida tolerancia.
Simplemente vives o no vives.
No da tiempo a ser tolerante.
Sólo dan los minutos para vivir.
...
La intolerancia es una enfermedad que se cura de una forma muy simple y placentera.
...
Viajando.

Anónimo dijo...

Tú lo has dicho, colega

Anónimo dijo...

Sunsi.
Aquí dejo un cuento para el Sr. Martín.
No tiene que ver con tu entrada.
Pero chica, no puedo dejar de teclear.Imposible de los imposibles.

EL PARTIDO DE DOBLES.

Cuando voy a una iglesia me gusta mirar y escuchar.
Si alzas tu cogote hacia las cúpulas los ves.
Un ángel, un león, un toro y un águila.
Son las imágenes potentes con las que nuestros ancestros representaban a los evangelistas.
Mateo, un ángel, porque su evangelio empieza con una lista de los antepasados de Jesús.
Marcos, el león. Su evangelio comienza con la predicación de Juan Bautista en el desierto.
Lucas, el toro. Comienza con el sacrificio que Zacarías está ofreciendo en el Templo.
Juan, mi favorito, un águila. Un ave capaz de volar muy alto, como el lenguaje elevado que utiliza.
...
Pero los evangelios nunca nos han contado lo del partido de dobles.
Hoy puede ser un buen día para hacerlo.
...
Hubo una vez, en la antigua antigüedad, que al señor Dios se le ocurrió organizar un partido de tenis entre los Cuatro Evangelistas.

Su equipamiento deportivo era un poco arcaico, pero el ardor que desarrollaron los jugadores en el torneo era lo suficientemente apasionado para que los detalles no fueran significativos.

Allí habían ido a jugar. Y eso era lo importante.

Los Evangelistas se dejaron la piel en la pista de tierra batida.
Restaban con gran potencia. Los saques, espectaculares. Las dejadas, de premio. Las remontadas, memorables.

El público observó el torneo con suma atención. Ya no se trataba de ganar. La cuestión era hacerlo bonito. Y allí estaban los cuatro, compitiendo para triunfar.
Esforzándose para jugar cada versículo de forma más potente, más divina.

Cuando el torneo acabó, se escribieron crónicas deportivas. Unas se conservan todavía en los Libros Sagrados. Otras se transmitieron oralmente de generación en generación.

Y ahí voy.

Llevo tiempo observando el fenómeno.
Hay veces que estoy en misa, el sacerdote desarrolla su homilía y yo me acurruco entre los bancos de madera de pino.

Mi hija pequeña, la Sarita, se ríe al ver a un adulto asustado.

"¿Papá, por qué te escondes entre los bancos?"

Y yo le digo la verdad a mi hija.

"Observa al sacerdote, hija. Coge el Evangelio de San Juan, lo eleva sobre su cabeza, describe una armoniosa parábola, y ¡zasss!, le pega un raquetazo de tal calibre, que la bola sale despedida a la velocidad de la luz".

"¿ Qué peligro hay papá?"

"Esas bolas hija van tan rápidas, porque se pensaron en su día para atravesarte"

"¿Atravesarte?"

"Sí hija, atravesarte el corazón".
...

Cuando voy a una iglesia me gusta mirar y escuchar.
Si alzas tu cogote hacia las cúpulas los ves.
Un ángel, un león, un toro y un águila.

Los cuatro jugadores de tenis mejores de la historia.

Jugadores divinos.

Atentamente. Driver para el Sr. Martín.

Lumroc dijo...

Una chica sudamericana (qué importa el país), sellada por la indiferencia de las gentes de un país extranjero. Un marido, del mismo origen, cabrón hasta la médula (no su país, Dios me libre, bendita tierra, sino el marido), con mano fácil y ágil al bofetón de macho.

Atrás, una triste historia de un hijo con leucemia, fallecido a los cuatro años y mil dificultades para pagar un digno entierro (todavía colea la deuda).

Pobreza extrema. Un viaje a España en busca de la tierra prometida con un niño de meses en el regazo materno. Un dolor inmenso por el hijo perdido y las mil dificultades diarias que, equivocadamente, se neutralizan con la botella (maldita botella).

La irremediable decisión de que el pequeño regrese al país de origen, al paupérrimo y dulce hogar de los abuelos.

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Cuatro años de ir pasando. Cuatro años de recuperación. Cuatro años en los que la bonanza económica, el duro trabajo, de sol a sol, abrió puertas al sueño de la felicidad.

Atrás la botella.

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Venga, amiga mía, ve a por él. Es tuyo. Ya nadie te lo quitará …

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Mil horas de gestiones. Mil documentos absurdos. Mil colas interminables.

Por fín, el esperado viaje. Con cita previa en el consulado para obtener el visado.

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Un malentendido. Un funcionario amargado. Una denuncia a la policía. Una noche en comisaria.

¡Desnúdese!

Risas de gente bruta (Hijos de la gran puta).

Un pago de nosecuantos soles (o algo así), al cambio 100 euros, para salir, aunque no hay delito ni falta imputable. Un “impuesto” para no dormir allí.

Más risas de la gente bruta.

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El funcionario consular, español, tolerante, con mil conferencias leídas sobre inmigración, integración, multiculturalidad y cosas de esas … dice estar herido en su orgullo ….

¡Su hijo tendrá la visa cuando a mí me da la gana ….!

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Dos meses en aquel país intentando que le de la gana.
Un hijo de seis años amarrado a su madre, llorando.
Un regreso.
Un trabajo en España perdido por ausencias “injustificadas”.
Un empleo que ya no llegará.

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El ingreso en urgencias. Inyecciones de sedantes.
La botella siempre cercana
El marido jugando en la cancha

Horas de soledad.

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Y … un gilipollas, que soy yo, pidiendo caridad a un cónsul de apellidos larguísimos.

Y … a ver qué pasa ….

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¿Qué es eso de la tolerancia?
¿Qué es eso de la comprensión?

Alguién sabe cómo se cura el orgullo ….

Anónimo dijo...

Con humildad, con compasión, con sufrimiento,

Sólo si tienes mucha suerte, aprendes.

Hay que tener ojos para ver, oídos para oir.

No cerrar lo ojos, no volver la mirada, no callar.

No escudarse en "que puedo hacer yo, si estoy sola en esto"

Estamos obligados a "negarnos a nosotros, a coger la Cruz y a seguir"

Esta es nuestra Fe y nuestro camino: quien tenga oídos para oir, que oiga.

Máster en nubes dijo...

Me ha encantado el post. Yo jamás me he considerado tolerante ni nunca he dicho que lo fuera. Al revés.
Si me gustaría ser comprensiva, en ello estoy. Gracias Sunsi, tengo pa'pensar un mes. (y Pepa y otros, por supuesto)

Alucinante la historia de Lumroc.

El cuento de Driver, genial, como siempre.

Y el resto también.

Gracias.

Anónimo dijo...

Lumroc, ya tengo el cuento para tí.
Título: YERMA.
Ten un poco de paciencia, que tengo la semana pelín liada.
La idea la tengo, pero necesito un poco de tranquilidad, quiero escribirlo despacio, muy despacio.
El tema se lo merece.
Paternidad tardía.
Saludos, socio.

Anónimo dijo...

Desde pequeña cuando en las pelis ponía "tolerada para menores" me puso de los nervios esa palabra. No era mi conciencia la que decidía si quería entrar o no al cine, sino un organismo ajeno a mi, que en el mejor de los casos me PERMITÍA entrar en el cine.

Me gusta el respeto, porque te respeto a ti. Por eso respeto lo que haces o dices o eres. Porque te respeto a ti
Luego estaré de acuerdo o no con lo que dices o haces, y lo censuraré . Pero siempre, siempre, el respeto por la persona. Por cada persona. Faltaría más

Anónimo dijo...

Pepa: eres la bomba

Lumroc: escalofriante lo que cuentas. Si hay que ir a la yugular de alguien avísame para colaborar. Cómo cuesta en estos casos encajar bien el respeto

sunsi dijo...

Lumroc. Una historia sin apenas verbos.
Cómo me gustan los relatos sin verbos o con los justos. Es la mejor fórmula que existe para que el escrito taladre la conciencia. Es la única forma de gritar desde la palabra. Dios mío, cuánto daño pueden causar los individuos (se me hace difícil aquí escribir personas; aunque sé que lo son)que no le ponen cara, nombre, identidad, corazón ... vida... a un papel.

Estoy al 100% de acuerdo con Pepa. El que ha sufrido es más humano, más persona. No se detiene en sí mismo y es capaz de oler a km. el sufrimiento de los "otros". Y sabe que los "otros" siempre necesitan de alguien. Y no piensan que ya irá otro. Ese alguien es él.

Te tolero siempre y cuando no me robes un ápice de mi tiempo, ni de mi dinero, ni de mi pedazo de poltrona, ni de mi protagonismo.
Te tolero, pero apáñatelas solo. Te dejo que vivas aquí pero no me interesa en absoluto saber si te estás muriendo de hambre o si te congelas en invierno o si te están explotando.

No me gusta la palabra tolerancia si la tolerancia es eso.

Con acritud, esta vez con acritud.

..................................

Me cuesta cambiar de registro...
Driver, mira que llegas a tener imaginación. Lo último que se me hubiera ocurrido es poner a jugar al tenis a los cuatro evangelistas. A ver si se asoma Martín. Creo que hoy es su santo.

Anónimo dijo...

A ver, ya está activa otra vez la sociedad BOMBOS MUTUOS.

Angélica María, antes conocida por "pepa", al habla.

Sí, Sunsi, hoy es San Martín, patrón de Altafulla y día de matanza de los cerdos, gochos y demás especies porcinas.

Así que, felicidades Martín.

Anónimo dijo...

El vino de la comida me ha afectado.

He releído mi anterior y tal cual parece que llame cerdo a Martín.

Por favor, que horror; en absoluto.

Sólo quería felicitarle por si se volvía a pasar, que esta mañana no caí.

Perdonad mi embriaguez.

sunsi dijo...

A Angélica María. Me curré un artículo sobre el sufrimiento en un momento muy concreto de mi vida.
Y me serví de una letra de Mari Trini.

Tengo un íntimo convencimiento: en la vida, si la vives de verdad, se sufre y el sufrimiento tiene fruto.

Hay mucha gente que no está de acuerdo. Igual lo cuelgo algún día...

Anónimo dijo...

Tolerancia es la palabra que han inventado algunos para reivindicar lo que defienden , para que los demás , los que siempre hemos intentado comprender, no pongamos en tela de juicio sus pensamientos , decisiones ,maneras de hacer ...
¿Por qué serà que los que defienden la tolerancia son los que menos toleran? Al menos a mi me lo parece

sunsi dijo...

¡Olga! ¡Mi querida cuñadísima!. Qué ilusión me hace tu comentario.
Se me hace extraño dirigirme a ti en castellano...

Desde luego, lista lo eres un rato. BINGO. La has clavado. Estoy completamente de acuerdo. Si tú dices eso , una de las personas más libres y con la mente más abierta que conozco... chiqueta, va a misa.

Besos a los cachos de Badalona.

PDTA. Molts petons. Entra més vegades, val?.

Anónimo dijo...

Driver, gracias por el cuento, es maravilloso. ¿De dónde sacas tanta imaginación? En mi vida entera hubiera sido capaz de imaginar algo así. Te agradezco que me des ideas, seguro que afronto el futuro con los ojos más abiertos para montar ideas semejantes. La próxima vez que vaya a jugar al tenis lo tendré presente y se lo diré a mi amigo... mejor, se lo dejaré leer y le invitaré a entrar en este blog... Mira, tendrás que preparar otro cuento para él y de verdad que se lo merece. Ahora espero el de lumroc. Otra vez gracias.
Y otra cosa, me llamo Martín, pero de nombre, no de apellido ¿pillas?.

Anónimo dijo...

¿Por qué será?, pero con esas filosofías me recuerdas a Mafalda.

Anónimo dijo...

Tranquila, no me he sentido aludido, ¿por qué piensas que debí sentirme aludido?

Anónimo dijo...

Interesante entrada. Comparto el pensamiento de que por encima de la tolerancia está el respeto y la comprensión, siempre el respeto y la compresión a la otra persona, sea lo que sea lo que piense. Pero también comprendo a los que hablan de tolerancia. Creo que el punto de partida es el amor al prójimo, por lo menos es el mío, y el prójimo es aquel al que tenemos cerca, familiares, desde luego, pero también amistades, a quienes nos roden en el trabajo, ouando tomamos un café y tenemos una palabra amable para el camarero a para quien nos cobra el peaje en la autopista. Eso es amor al prójimo. La tolerancia viene a ser como una degradación y, por lo menos, desde mi experiencia, porque mi punto de partida es otro, se utiliza cuando el prójimo es incapaz de respetar, cuando su punto de partida es diferente y pretende imponer su pensamiento sin respetar el tuyo, cuando ves que te va a pisar. Y si te pisa y reaccionas, entonces te llama racista.

Dolorosa la historia de lumroc, pero estas cosas pasan, desgraciadamente pasan, pero también es verdad que son las menos. La injusticia existe y también la mala suerte. ¿Qué puede hacer cada uno de nososotros por remediarlo cuál es nuestro granito de arena?.

Outsider friar dijo...

La frase es de L.Vueillot, creo, cito de memoria (se refería en la primera persona del plural a los creyentes):
"Mala cosa cuando nos toleran, mejor si nos persiguen o nos temen".

Outsider friar dijo...

Perdón, Veuillot (esas teclas traidoras...)

Anónimo dijo...

Así que eres picapleitos... heredera de los sofistas que unas veces defendían lo blanco como negro y otras veces al revés... Bueno mira, es una buena forma de ganarse la vida, muy honrada eh, pero por tu insistencia con las haches me has hecho pensar en la filología, pero resulta que esa ciencia es vital para tu trabajo. Emplea mal una palaba o escoge la entonación equivocada y a lo peor te has cargado tu caso. ¿No es asi?.
Y gracias por la felicitación, la he tenido por lo que es, no porque me veas como a un cerdo. Claro que no. Aprecio y valoro mucho tus comentarios.

Anónimo dijo...

Echo de menos la frescura, la gracia y los buenos comentarios de mañana y de luisa.

También un saludo para todos.

Anónimo dijo...

Martín.
Invita a tu amigo a participar en el blog.
Como has dicho ya dos veces que se lo merece, pues nada, le haremos un cuento.
Pero adviértele que tendrá que responder a la preguntita de marras.
¿Qué es lo que más te gusta de todo lo que te gusta?.
Necesito ese único dato.
Es mi gasolina para poder conducir por el teclado.
Pido poco.
Saludos.

Anónimo dijo...

Aunque nunca me he tomado un café con Lumroc , ha sido un buen copiloto.
Me explico.
En este loco mundo de la internés conoces gente.
Unos van y otros vienen, y por el camino tú te entretienes (como la canción de Camarón, “Volando voy volando vengo”, que aprovecho para pedirle a Sunsi).
El caso es que hice un viaje en mi camión con Lumroc, yo conducía y él iba de copi.
Me habló de la libertad, de lo difícil que es trabajar y vivir con unos señores que velan por tu seguridad; de los hijos y de la lucha por conseguirlos.
Fue un viaje interesante. Aprendí varias cosas.
Al final le dejé las llaves de mi camión.
Lo condujo durante trescientos kilómetros.
No es normal que yo haga eso.
Lo hice por respeto.
Y ahora voy a intentar devolverle el favor que me hizo.
Me ayudó a comprender la suerte que tenía al ser libre.
Gracias Lumroc.
Con este cuento quedamos en tablas.
De momento.

Lumroc me pide un cuento sobre “paternidad tardía”.
Tema serio.
Y cuando la cosa se pone grave, lo mejor, lo más satisfactorio es coger la excavadora.

YERMA.

Los humanos somos así. Seres vivos que tienden a reproducirse. Animales de bellota, cabezones e irracionales. Preguntándonos cada amanecer por el más allá.
Cuando la realidad es que el más allá está justo en la siguiente curva de la carretera.

Una de las mejores cosas que te pueden ocurrir un jueves es decidir que quieres formar una familia.
De entre todas las plagas de Egipto, una de las más dolorosas es que al viernes siguiente te des cuentas que tienes un problema de esterilidad.
El jardín florido que habías imaginado se convierte en un terreno estéril, deshabitado, yermo.
Te ha tocado la china.
Y empiezas a andar con un guijarro en el zapato. Cada paso un dolor. La caminata un sufrimiento. La carrera un imposible de los imposibles.
Tu primera opción es darte con un canto en los dientes.
La opción B, es la de siempre. Pedir ayuda al Señor de la excavadora.


A lo largo de mi vida profesional me ha tocado replantear muchos edificios. Me gusta.
Se trata de dibujar sobre el terreno las líneas principales de la cimentación. Trasladar del dibujo a la realidad el futuro.
Siempre pasa lo mismo. Vas allí con tu encargado de obras, normalmente te avisan de un día para otro, a matacaballo. Los planos suelen estar mal, el terreno es blando y hostil, siempre hay un poste de la luz en el peor sitio, las llaves del cercado no aparecen y cuando has superado estas dificultades, ¡se pone a llover!, el plano se moja y metes el pie en el charco más profundo.
Lo normal es que el solar esté lleno de escombros y matojos. Hierbas y arbustos quemados por el sol. Un panorama oscuro. Sin vida. Yermo.
Entonces el encargado llama a Jesusito . Y El viene con su excavadora.
El maquinista se puede llamar Pepe, o Jordi, o Jose Miguel de las Mercedes; pero mis encargados le llaman Jesusito. Misterios de la obra.
Entonces el encargado le dice al maquinista que le pegue un “meque” al solar.
Técnicamente se denomina “trabajo de desbroce y nivelación”.
Pero para entendernos es un “meque”.
Entonces Jesusito coge la excavadora, baja la pala al nivel adecuado, engrana primera con reductora, y le pega tal viaje al solar, que al final del día no lo conoce ni la madre que lo parió.
Una vez limpio y aseado, se puede replantear. Es posible dibujar las trazas de la cimentación. Las líneas del futuro.

Fundar una familia es tarea de titanes. Las dificultades se multiplican por mil. Le das al botón del “on” y se encienden todas las luces rojas del tablero de mandos.
Si encima te ha pillado el toro del almanaque vital, ya ni te cuento.
No diré nada de las dificultades de tercer y segundo orden.
Vamos directamente a las dificultades de primer orden.
Los prejuicios.
Cuando estás con la piedra de la esterilidad en el zapato, te toca enfrentarte de cara a algunas de las preguntas más poderosas de tu vida.
¿Para qué quiero formar una familia?
¿Qué estoy dispuesto a “pagar” por ello?
¿Admito la adopción como una opción?
¿Tengo prejuicios?
¿Estoy dispuesto a ir con una niña china al cumpleaños de mi cuñada?
¿Soy realmente fuerte para tirar para adelante?
¿De qué material está construida mi alma?

Y cuando estás ahí, solo, nadie puede ayudarte, no hay un hombro sobre el que apoyarse, ni una sombra en el terreno yermo.

Llueve. El plano se moja. Las llaves no aparecen.

Llega el momento de la excavadora.

El viejo maquinista se sube en ella.

Te mira fijamente y aborda el problema.

“Muchacho, mira atentamente, esto se hace así”.

Pone la pala a la altura adecuada. Engrana primera con reductora. Arranca y se lleva por delante todo el escombro, matojos, prejuicios, presión social, sufrimiento y miedo que había en el solar.

Jesús es un maquinista brutote pero eficaz.

Su trabajo se lo exige.

Una vez limpio el solar es posible dibujar las trazas de una cimentación

Las líneas del futuro.

Los humanos somos así. Seres vivos que tienden a reproducirse. Animales de bellota, cabezones e irracionales. Preguntándonos cada amanecer por el más allá.
Cuando la realidad es que el más allá está justo en la siguiente curva de la carretera.

Para mi amigo Lumroc. Diego Peñas.

Anónimo dijo...

D,

Hoy tienes de pastoril lo que yo de lagarterana.

Sin palabras (mira que es difícil)

Martín: dos copas de vino en la comida dan para mucho, hasta para redactar de forma confusa y equívoca.

Buenos días a todos.


Nos vemos.

Lumroc dijo...

Yo esta mañana, medio griposo, medio harto de ver papel sin resolver en mi mesa, medio cansado de mi mismo, necesitaba una loción de optimismo. Un cierto no sé qué de vapuleo. Vamos, un buen “meque”.

… y viene Driver-Diego y me lo da. Me ha dejado perfecto el terreno del día …

… y me he acordado de los dos monstruos que acabo de dejar en la parada del autobús escolar … y de que parecía que no iban a venir y, gracias a Dios, vinieron. Y de que Dios, el Jefe, aprieta, a veces muy fuerte, pero es para que valores las cosas … sólo por eso ….

… y me he acordado también que mi hijo mayor, de 5 años, me dijo el sábado que los papás calvos y mayores son los mejores … y de que el pequeño, de tres, cuando le tomo para llevarle a la cama me abraza y me dice: ¡Papá bonito!

… y, me he puesto a recordar las sensaciones que genera un maquinón Volvo de 16 toneladas, que ruge con una fortaleza que da miedo … y en la tranquila somnolencia de Driver que, fiado en mi conducción, como si yo tuviera experiencia, se dedicaba a mirar por la ventana, distraído en sus cosas … , mientras consumíamos kilómetros y kilómetros de un agradable y húmeda autovía alemana …

Gracias, amigo.

sunsi dijo...

Driver. ¡Toma cuento!Y , encima ha pasado el filtro crítico de Pepa. Creo que es así porque hay un lazo especial entre lumroc y tú. No sé cuál, pero se percibe.

Me alegro de que te haya sacado del sopor congestivo, Lumroc. A veces, cuando parece que el día empieza torcido y seguirá torcido, se asoma un Driver y te levanta más que 10 frenadols.

Martín. Te has repasado a todos los que entran. Gracias.

Me empleo a fondo porque tengo una deuda con "Mañana". Y hoy Tarragona está lúgubre, encapotada... y no sabéis hasta qué punto me afecta.

Anónimo dijo...

Sí, Sunsi, queremos saber tus siete secretillos. Bueno, yo por lo menos, ja, ja, ja.

Te mando unos rayos de sol, de esos tan maravillosos que entran por la ventana de mi cocina.

Driver, tienes que abrir un blog. No puedes dejar todos los cuentos por ahí (y que conste que a mí no me gusta el estilo).