miércoles, 5 de noviembre de 2008

Si tienes un limón, haz limonada.

Lo encontré. Encontré mi artículo "tiernopastoril" elevado al cubo. Lo titulé "Limonada". Os lo dejo para que os bebáis el zumo. O lo mezcléis con alguna bebida que os guste. O lo analicéis en vuestro laboratorio.

Creo que la balada va ni que pintada para este post ):



"Pasando por alto el enfrentamiento San Valentín / Sant Jordi y porque hoy es hoy... y hoy es un buen día…¿quién se resiste a escribir, reflexionar sobre el amor?.

Lo más sencillo para los adultos es intentar definirlo, rastrear en las páginas de los autores que han dicho algo interesante o bonito o acertado... verterlo en una coctelera, agitarlo y glosarlo con una frase. “Amor es...”


Para los pequeños, en cambio, resulta una tarea complicada. Ellos se quedan con lo que oyen, con lo que ven, con lo que tocan. ¿Recordáis aquellas veces que nos preguntaban en clase el significado de una palabra?. Generalmente la respuesta solía empezar así : “Es cuando...”. ¡Mal!, nos respondían. Jamás se inicia una definición con esta expresión. Las cosas y las ideas no son “cuando”. Y es curioso que a estas alturas de la vida me resulte más fácil entender el amor con un “cuando” que con un “es”. Porque el amor “siempre está en camino: el amor nunca se da por concluido y completado; se transforma en el curso de la vida, madura y, precisamente por ello, permanece fiel a sí mismo”. (Benedicto XVI)


Os propongo una experiencia: desandar lo que transformamos en concepto con los años y volver a nuestras definiciones de la niñez. Intentar recuperar lo que aprendimos en la infancia, lo que se nos grabó e la retina, retuvo nuestro oído, atravesó los poros de nuestra piel, se quedó en el corazón y sólo podríamos explicar con un “Cuando...”.


Algo similar realizaron un grupo de profesionales de la educación en un país de Sudamérica. “¿Qué es el amor?”, preguntaron a un grupo de niños de entre cuatro y ocho años. Éstas fueron algunas de sus respuestas .

Karina, 7 años: “Cuando tú amas a alguien sus ojos suben y bajan y pequeñas estrellitas salen de ti”; el corazón que late más deprisa, la presencia del otro que nos hace enrojecer... ¡el flechazo!.

Mateo, 6 años: “Amor es cuando alguien te incomoda y tú, aunque estás muy enojado, no gritas porque sabes que hieres sus sentimientos”; Mateo descubre que el amor va envuelto en delicadeza y ternura.

Rebeca, ocho años:“Amor es cuando mi abuela enfermó de artritis. Ella no se podía agachar para pintarse las uñas de los pies. Mi abuelo, desde entonces, pinta las uñas de mi abuela aunque él también tiene artritis”; con los gestos de sus abuelos, Rebeca atisba uno de los significados más profundos del amor: la entrega de uno mismo y aceptar la entrega del otro... amar y dejarse amar.




Tomasito, seis años:“Amor es como una viejita y un viejito que son muy amigos todavía, aunque se conocen hace mucho tiempo”. Con una sencillez que desarma, intuye que el amor es más que enamoramiento. Perdura a través del tiempo, a pesar de que el cuerpo de la persona que amamos se haya deteriorado con los años. Tomasito , a su manera, define la fidelidad, el amor-para-siempre.

Cristina, 8 años: “Amor es cuando la mamá ve al papá hediondo y de mal olor y dice que él es más bonito que Robert Redford”. ¡Qué liiiindo!.

Quenita, 7 años:“Amor es cuando tú hablas con alguien de ti sobre alguna cosa mala aunque sientas miedo de que esta persona no te ame más por este motivo. Ahí tú te sorprendes ya que no solamente te continúa amando como ahora sino que te ama todavía más”. Lo de Quenita es de matrícula de honor. ¿Alguien sabría explicar mejor el valor del diálogo de dos corazones que no se reservan nada, de la confianza total y absoluta en el otro porque sabemos que el otro nos quiere con nuestros defectos y a pesar de nuestros defectos? .

Y Patricio, 8 años: “Cuando alguien te ama, la forma de decir tu nombre es diferente”. Diferente. Y Patricio, cuando se haga mayor, añadirá otros calificativos: exclusivo, único.


¿Qué ha sucedido durante este periodo que va desde las “estrellitas” de Karina a la artritis de los abuelos de Mateo?. Seguramente nada original ni espectacular. Levantarse por las mañanas –muchas veces con poco humor hasta que hace efecto el café- , largas jornadas laborales que nos dejan como pingos cuando llega la noche, comidas románticas y almuerzos rápidos, la alegría de los hijos y los sinsabores de sus sinsabores, apuros para llegar a fin de mes o no, salud y enfermedad, discusiones y reencuentros.. Y, un día u otro, tropezones de limón. El limón –las dificultades- que no habíamos previsto .


“Cuando tengas un limón, hazte una limonada”, dice Dale Carnegie. Cuando ella y él - los dos- agarran el limón y lo exprimen y le añaden agua, mejor de manantial, cuando abren la despensa y cogen azúcar o miel y en verano van al congelador y también le echan unos cubitos de hielo ... hacen limonada. Ya no quema en la garganta . Pasa suave; se ha endulzado y diluido con la fuerza del amor. Amor es “Cuando”. Porque es activo, necesita tiempo y se consolida en el tiempo, con cosas muy normales que guardamos en la despensa o en el congelador. Sus ingredientes no caducan. La cuestión es levantarnos del sofá, ir a la cocina, alargar el brazo, sacarlos de su escondite y dejarlos más a mano. Para emplearlos cuando haga falta. La limonada no se hace sola ni en solitario. Necesita la complicidad de dos y el flujo del amor."

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Anda que cuando te pones...............

Es cierto que se ha de tratar de ir a la esencia de las cosas; abstraerse de esa historia "llena de ruido y furia" que es la vida.

Y, sí, también, desprenderse del concepto de amor de teleserie: estampita y así.

A veces pienso que, en más de un sentido, el amor es como el campo: ídilico, a veces; tierno y limpio, otras; y, muchas más, con serpientes y arañas y (especial para Driver) pajarillos, con sus cagarrutas, sus pulguillas, sus chinches.

Un poco de todo.

Para mí, el amor es, sobretodo, acción y trabajo, mucho trabajo.

¡Ojo! Trabajo sobre uno mismo, no sobre el otro, los otros.

¿Me estoy poniendo tierna? Decídme que no.

Anónimo dijo...

Pepa.
El amor es un pajarito que dice pío ,pío.
¡Que no mujé, que es broma pastoril!
El amor yo lo veo como un 1% de inspiración, y un 99% de transpiración.
¡Vaya, me ha quedao como un anuncio de desodorante!.

En serio.
El amor como la suerte, para el que se lo curre.

Trabajo me vais a dar señoras.
Y unas risas.
Espero.

Anónimo dijo...

No te queda nada, colega.

Acertado en la transpiración, me gusta; cualquier día te lo copio, pero con cita ¿eh?

sunsi dijo...

Tierna no es la palabra, Pepa. Tal vez no has reprimido algún sentimiento que se deja entrever en tus palabras. Gracias a Dios. El amor se curra. Pero se curra porque amas. Círculo cerrado.

De acuerdo con los dos cada cual con su forma de decirlo. Porque si no curras, no transpiras.

A mí me gusta cómo lo han definido los niños. Ellos no abstraen. Se fijan en detalles concretos. Y deducen que amar es eso. Y eso son siempre algo que "se hace". En el amor, no es posible ni la parálisis ni el estancamiento. O amas más o amas menos.

Me voy chutando. Hoy tengo catequesis de confirmación.

Saludos

Anónimo dijo...

GALOPADAS FEMENINAS.

Cuando la cosa se pone chunga, cada quien tiene derecho a un sueño.
Así que anoche soñé con Cádiz.
...
Lo primero fue la imagen potente: caballos andaluces blancos.

Corriendo por la playa.

Después salían los Carnavales, el pueblo que se divierte como un único ser vivo.
Luego los caballos entran en la ciudad y se van mezclando con la gente.
Ahí tienes a los jóvenes, chicos y chicas, bellos, que montan a pelo y se agarran a las crines.
Emprenden la gran galopada salvaje, hacia la meseta. Son muchos y decididos. Varios miles.

Los olivares, el campo verde, los trigales. Frutales, caminos rurales, los cortijos.
...
Cuando tienen sed, paran a beber. Cuando el cansancio les vence, paran a dormir. Cuando el deseo les enciende, se aman.
...
Tras una decena de días galopando, llegan a la capital del Estado.
Imaginaos, la carrera de San Jerónimo, los leones con la patita en la bolita, las fuerzas de seguridad alertadas.

Y amanece. Esos jóvenes jinetes corren por el Paseo del Prado. Giran en Neptuno y van directamente al Congreso de los Diputados. Sin más.

Los caballos blancos andaluces suben las escalinatas, con jinetes bellos, que montan a pelo y se agarran a las crines.

Y los policías que no pueden con tanto caballo y tanta juventud.

Entra aire fresco en la cámara. Al galope.
...
Y los diputados que se cagan por la patilla. Y algunos empiezan a rezar sus últimas oraciones, y otros sus primeras.

La tensión sube al máximo, en el momento que algo irreversible va a pasar.

Va y pasa.
...
Una gaditana joven y bella se sube al estrado y resume el sentir de la mayoría: “¡Señores, a partir de ya, a currar doce horas al día, y con soluciones, que ya está bien!”
...
Y el brillo de los ojos verdes de la gaditana, eclipsa los reflejos del artesonado dorado.
...
La chica, tras el discurso, cruza la Carrera de San Jerónimo. Entra en una cafetería a reponer fuerzas.
Allí se encuentra con tres mujeres que charlan y toman cervecitas: una tal Mireia, la rubia Sunsi y la cumpleañera Pepa.

La gaditana les cuenta su aventura galopil. Pepa, la mujer capaz de echarse el mundo por montera, comprende que ha llegado su turno.
Sale a la calle y observa.

La fachada del Congreso, los jóvenes idealistas, los caballos blancos y... una obra.

La vieja excavadora amarilla está allí.Con las llaves puestas.

Sin pensárselo, se encarama al maquinón y arranca.Plum catarustrás.

Con la primera maniobra logra subir las escalinatas.
Con la segunda derriba el portón principal.
A la tercera abre un boquete en la zona de pasillos.
Para por fin desembocar en la Cámara, abriendo un boquete del catorce.

Tras muchos años entra la luz celeste en aquel habitáculo.

Un lugar que debe ser remozado urgentemente.

Primero por los ideales de la juventud.

Después por los adultos de una pieza.

Gente capaz de gritar fuerte.

De subirese a una excavadora.

De echarse el mundo por montera.


Feliz cumpleaños Pepa.
Driver.