sábado, 15 de noviembre de 2008

"Se me ha caído una estrella"





Hoy cuelgo un artículo que puede levantar alguna ampolla. Lo he leído las veces que he necesitado volver a sentir lo que escribí en un momento duro de mi vida. Objetivamente duro.
Me podéis machacar, si queréis. Y podéis aportar, también si os apetece. Será bienvenido.

ATREVERSE A SUFRIR.

“Llegó sin permiso la estrella de antaño ... Cayó de repente... y el corazón se me encogió”.
Así empieza –un poco recortada- aquella famosa canción de Mari Trini UNA ESTRELLA EN EL JARDÍN. Aunque parezca una frivolidad, esta letra me ayuda a preguntarme el porqué del sufrimiento. Es tan difícil como intentar dar con una solución racionalista al misterio; no obstante, ante el misterio el ser humano siempre reclama una respuesta. ¿La hay?.

La historia se repite en cada hombre, desde que el hombre es hombre. El zarpazo del sufrimiento no pide permiso; sencillamente se planta en nuestras vidas. No lo teníamos previsto, no entraba en nuestros planes. Entonces vamos y abrimos el botiquín y encontramos remedios para todo: para el dolor de cabeza, para la acidez de estómago, para la presión alta y la presión baja, para poder dormir y poder despertarnos, para subir el ánimo y para calmarlo...incluso para la enfermedad de la tristeza. Pero no encontramos nada que anule el sufrimiento, ni siquiera un anestésico para amortiguarlo. “Antes era sólo luz”, una luz lejana; antes no me tocaba de cerca. Y ahora, sin previo aviso “se me ha caído en mi jardín”. Y nos rebelamos :”Por qué a mí?. El dolor ... ¿tiene algún sentido?. ¿Para qué sirve?.
Un muchacho, con una enfermedad degenerativa que lo tiene postrado en la cama la mayor parte del día, hacía unas declaraciones que no tienen desperdicio : la enfermedad “es como si te llegara a casa un invitado de honor que se presenta sin haberlo invitado. No sabes si decirle:” ¡Qué alegría!” o “No hay comida para ti” . Entonces le dije a mi invitado: no contaba contigo, pero ya que estás aquí y has venido a vivir conmigo, tómate algo”.

Ante el sufrimiento caben dos posturas: o le damos la espalda y sufrimos dos veces o lo miramos a los ojos, nos armamos de valor y le preguntamos: "por qué así te has descolgado". Y responde... ¡vaya si responde! Si lo agarramos fuerte, si lo abrazamos, nos da la oportunidad de ir desgranando el sentido de nuestra vida, las luces y las sombras de nuestra existencia.
Si nos atrevemos a abrirle la puerta, descubrimos que nuestro invitado desconocido no viene de vacío; nos da la oportunidad de degustar el mejor vino , de paladear el dulce más exquisito. Nos libera de la indiferencia, nos regala más capacidad para amar, para comprender el dolor ajeno.
El sufrimiento va arrancando las capas superficiales de nuestro yo y nos muestra lo más jugoso, lo más valioso : el sentido de nuestra existencia ; quién somos, de dónde venimos , hacia dónde vamos. Nos obsequia con una visión más generosa sobre el mundo y quien lo habita ; nos indica dónde hay necesidad, dónde hacemos falta. “Ahora ya sé dónde te escondes tú, ahora ya sé en dónde habitas tú”. En la indigencia, en la enfermedad, en la soledad, en la fatiga... Y también en el consumismo, en la opulencia, en la vaciedad del egoísmo, en la desesperación...
Aunque parezca una paradoja, estoy segura de que vale la pena “atreverse a sufrir (...) puesto que el sufrimiento aceptado con sentido positivo nos lleva más allá de nosotros mismos, haciéndonos más aptos para vivir valores humanos” (Victor Frankl).

30 comentarios:

Anónimo dijo...

Me voy a tomar el sol y a comprar unas sábanas en el mercadillo, pero cuando vuelva te pienso poner las pilas, porque no, lo del sufrimiento abnegado no es aceptable ni bonito, aunque queda muy bien.

sunsi dijo...

Patricia. Te pido que lo leas otra vez con visión empática. No queda bien. Al revés. Es absoluta y radicalmente lo que se suele decir y tanto me fastidia:"políticamente incorrecto".

Piensa que cuando alguien escribe algo lo escribe por algo. Con estos datos, ya me puedes poner las pilas. Ahora sí.

Solecito de mañana de noviembre. Un lujo.

Anónimo dijo...

Solecito, solecito, qué bien se come al sol de invierno, o de otoño, da igual. Con el rostro frío y el sol acariciándote la cara. ¡Esto es vida!.

Acabo de volver de un día desastroso de mercadillo, Sunsi; con el rollo de la crisis el mercadillo se ha puesto por las nubes. Claro, como ahora ya no sólo vamos los pobres...

Bueno, Jorge y yo hemos estado hablando de tu entrada en la comida. Nos la hemos vuelto a leer por si hhabíamos entendido mal, pero no.

Hablo por los dos. Lo de la resignación cristiana ante el sufrimiento y que sólo a fuerza de sufrir se hace uno persona no cuela.

Ambos dos, Jorge y yo, hemos sufrido mucho por causas diversas. Él, penurias económicas, de pobre de solemnidad. Yo, temas de salud que tú ya conoces. Afortunadamente, tanto uno como otro apretamos los dientes y logramos salir. Él, se colocó de funcionario y tiene un sueldo bastante aceptable. Yo, luché lo mío, y sigo luchando todos los días, y estoy mejor.

¿Valió la pena?. ¿Aprendimos algo?. Sí, yo aprendí que el sufrimiento es el purgatorio y que el infierno debe ser eso pero sin esperanza.

Lo único que saqué en claro es que no quiero volver a pasar por todo aquello porque, de verdad, hubo días que le pedí a Dios que acabara ya conmigo, porque era todo muy doloroso.

El chaval que comentas... yo a ese individuo que se presenta en mi casa le saco a patadas. Chapó por él, de verdad, me quito el sombrero por haber sacado conclusiones positivas, por seguir viviendo a pesar de todo. ¿Cuánto ha tenido que digerir hasta poder ser feliz?. Eso no lo dice, ¿no?. Claro, porque no queda bonito, porque nos vende felicidad y resignación ante la desgracia.

No me haga usted comulgar con ruedas de molino. Si me quedara en una cama postrada no me quedaría otro remedio que apretar los dientes, seguir viviendo e intentar ser todo lo feliz que pudiera. Pero nunca lo aceptaría y me cabrearía tremendamente con Dios porque no, no tiene ningún sentido, porque la letra ya no entra con sangre, y no hace falta sufrir en nuestras carnes para alcanzar sabiduría vital. Basta con mirar a nuestro alrededor y darnos cuenta de lo afortunados que somos por caminar, por ver, por oír, por hablar, porque, en definitiva, nuestro cuerpo sigue a nuestro cerebro en la mayoría de las ocasiones y funciona bien. Todo está en orden, somos felices.

¿Tú eres feliz con una gripe?, ¿con una gastroenteritis infecciosa?. Pues no, estás deseando que se pase y sabes que se pasa, que es cuestión de días. Pero hay personas que no tienen esperanza y han aprendido a vivir con ello. ¿Están supercontentos por la enseñanza de la vida?. ¡No fastidies!. Están resignados; es lo que toca, qué le van a hacer...

Sunsi, si me dices que ese chaval es más feliz en su desgracia que sin ella, te mando derechita a cualquier centro de Salud Mental, donde muchos pacientes crónicos o incurables aprenden a saber vivir, a aceptar lo que les toca. Date una vuelta y me lo cuentas.

Ese artículo quedaría fenomenal en la homilía del domingo de cualquier párroco, de ésos de poner la otra mejilla y que el sufrimiento te acerca a Dios, etc. Me parece realmente peligroso que alguien se crea esto. Al final te sientes privilegiado por ser un sufridor o un pobrecico de la vida. Y te hiptonizan, y te duermes, y no exiges lo que es tuyo.

¡Cuidadín, cuidadín!

sunsi dijo...

Bueno, Patricia, tan lejos y tan cercana.

Al individuo sabes que no lo puedes echar a patadas, porque ya se te ha colado en tu casa y está ahí. Sí hay dos posturas. Sólo dos.
"Ya que estás aquí, tómate algo". No puedo darme la vuelta porque se vuelve a plantar delante. Es el dolor, el sufrimiento o la contrariedad o lo que no tenías previsto cuando dibujaste tu lienzo. Cada uno le puede poner el nombre que quiera. Tampoco puedes echarlo a patadas... porque no puedes, es humanamente imposible.

O lo encaras o sufres por doble. No creo que tú creas que soy masoquista. Ya al día de hoy, pienso que no te puedes formar esa idea de mí. Pero es lógico que discrepes.

Cambio la pregunta. En lugar de por qué podemos emplear para qué. Yo el porqué lo desconozco por completo, el porqué razonable, fruto de la explicación lógica y humana. El paraqué tiene más salidas, una vez se ha asimilado -no digo superado- el proceso que a veces puede durar años. Sólo te apunto un efecto. La gente deja de ser gente y pasa a ser persona que distingues sólo con un leve gesto si sufre o no. Tu experiencia tiende un puente para que no se ahoguen, hace que te pares en lugar de pasar de largo. (...)

Sabes que soy católica, luego soy una cristiana que lee la biografía de Cristo. Él fue el que vio el sufrimiento no como un castigo sino como una redención. Pero este tema daría para muchas entradas.

PDTA. Del tema psiquiátrico te cuento en un correo.

Besos Patricia.. Y muchas gracias por dedicar tantas letras a este post. Recuerdos a Jorge.

Anónimo dijo...

Es verdad que distingo el sufrimiento a una legua, que leo en las miradas y por eso no cuelgo la mía, porque se dice tanto a través de los ojos...

¿Y a costa de qué?. A costa de casi perder la vida, a costa de sufrir yo. No, no merece la pena adquirir de esta forma un don tan precioso.

Entiendo a los demás, los veo venir, tengo buena intuición (aunque, a veces, falla), me anticipo a sus palabras, adivino sus pensamientos. ¿Vale la pena?. NO.

Hay una tercera opción y yo la he tomado. Dale la espalda al sufrimiento, no le hagas caso, sigue a lo tuyo. Este invitado indeseable se cansa de que no le hagas caso, cada día te da menos la lata y, finalmente, se va. Volver, vuelve, disfrazado de lo que sea, haciendo lo imposible por volver a colarse en tu vida. A veces lo consigue, otras, menos.

Al enemigo ni agua. Dale la espalda, no le hagas caso, se irá.

sunsi dijo...

El dolor no es un enemigo, Patricia. Es una realidad.

Creo a pies juntillas que tú detectas todo. Se nota. Ahora cogería el AVE, llevaría un cava muy frío para mojar una conversación larga. Necesito las manos, el rostro, los gestos para poder explicar algo que desde aquí no puedo transmitir.

Espero que entre alguien más y aporte algún matiz.

Un beso.

Anónimo dijo...

No hay que urgar en las heridas, Sunsi, se acaban infectando.

Jorge te está leyendo, pero no quiere escribir. Sólo me da órdenes. Que te mande un beso muy fuerte, que el cava no nos gusta (preferimos la sidra) pero da igual. Vente pa´ Madrid, morena. Un día de estos, os venís Modestino y tú, nos juntamos con Master y organizamos la gorda.

Y muchas gracias por la Bossa Nova.

Me he comprado la edición de bolsillo de La Sombra del Viento. Tanto Carlos Ruiz que me ha picado la curiosidad, oye. A ver si es tanto lo que dicen... o es otro escritor milonga como mi compi Eduardo Martínez, el que le ha escrito la biografía a Pedro J., que en la carrera era un desastre, pero tenía buenos contactos. ¡Manda huevos!.

Cada vez que veo el libro en la FNAC se me revuelven las tripas. ¡La madre que lo parió!.

En fin, que me voy a darle a la lectura, a ver si este Carlos es otro Eduardo o es un escritor de verdad.

Ya te contaré.

Besos de los dos y para toda la familia.

Anónimo dijo...

Nadie se alegra de sufrir, ni ve en el sufrimiento la respuesta a una vida. Lo que te enseña el sufrimiento es el valor de todo. Entonces sí, encuentras alguna respuesta y, con un poco de suerte (y predisposición), aprender a ser feliz.

Pienso que las personas, cuando sufren, sacan lo mejor o lo peor de sí mismas. Cuando ves sufrir a alguien sacas lo mejor de ti y cuando el que sufre se da cuenta, actúa en consecuencia, si puede.

Un beso*

sunsi dijo...

Carmina... te he echado de menos. Mañana te contesto con calma.Me ha gustado tu comentario. Tiene "vida", ¿cierto?

Un besiño

No sabes lo que hecho de menos a Pepa

Anónimo dijo...

Sunsi, te agradezco la entrada, me ha hecho reflexionar mucho. La realidad de esta vida es que a todos nos toca sufrir, incluso a aquellos que nos parece que son muy felices, que todo les va bien. A los que sufren ya los vemos, por la calle se ven muchos -que se lo pregunten a tu amiga Carmen- o lo sabemos directamente porque nuestros amigos nos lo han confiado. Pero la realidad es que todos somos humanos y, por tanto, limitados y sea en un sentido o en otro todos los seres humanos sufrimos, aun esos que parece que no, pero que resulta que lo disimulan o lo disfrazan... El sufrimiento se presenta de mil maneras, las que cada uno quiera imaginar, en forma de enfermedad o de problemas laborales, familiares o malos entendidos con amigos, conocidos, etc. El sufrimiento, el dolor o el sentirse desdichado, existe. Y frente a esto caben las dos posturas que tú ofreces en tu entrada: o lo aceptas o no, pero está. ¿Qué actitud es la que adopta cada uno? Pues allá cada uno, pero el dolor está, convives con él o te amargas con él. Desde luego, se ha de luchar para menguarlo, mitigarlo, minimizarlo, pero si la enferdad la sufres tú, has de enfrentarte a ella. Si la sufre otro, con darle una patada te has librado, aunque ésta sea la opción más cobarde. Siempre he sido de la opinión de que "al toro por los cuernos" y nunca he hecho eso. Tanto si la enfermedad es propia como ajena -actualmente el mal de la sociedad es el cáncer o el paro laboral- hemos de enfrentarnos a ella, poniendo de nuestra parte para curarla, pero mientras eso no se consigue ¿qué hacemos, vivir como si no estuviera?. La verdad es que existe... mejor afrontarlo.
Mi experiencia es esa, yo tengo sufrimiento: en mi familia, porque hay gente enferma y porque los hay que están en el paro; y porque en el trabajo hay mucho por lo que luchar, por llevarlo todo al día, y porque son muchas las horas que has de dedicar y porque te enfrentas con personas que no te lo ponen nada fácil y has de hacerte violencia para seguir adelante y defender tu posición. Y porque no dedicas a la familia todas las horas que tú quisieras. A pesar de todo, como eso existe, aprietas los dientes -lo dice mañana- y tratas de remediarlo, pero mientras lo tienes, y en este trance, para hacerlo más llevadero, es mejor saber que está, invitarlo a un vino y, si se puede, darle una patada, pero si no se puede, es mejor ir preparando la comida y la cena y el desayuno y aceptar que hay que convivir con ello toda la vida... y desde luego, mejor con buena cara, pero si alguien quiere amargarse... Hace tiempo que yo decidí intentar echarlo, pero mientras, ser amable, soy más feliz así.

Soy cristiano, católico, y el ejemplo de Jesucristo me vale. Él no quería la Cruz, pero aceptó la voluntad de su Padre Dios y nos enseñó a todos.

Mi padre murió de cáncer. Él no lo quería, seguro, pero a toda mi familia nos dio un ejemplo enorme. Cuando se lo diagnosticaron nos dijo que aceptaba la voluntad de Dios -pues eso está en su mano-, pero que le ayudáramos a "amar" la voluntad de Dios. Ya se ve que este es el salto que distingue a los santos.

Anónimo dijo...

No se os puede dejar sólos, me voy unos días y os ponéis de un intenso...

A mí, por suerte, no me ha tocado sufrir grandes padecimientos; soy bastante tonta, me cuesta mucho aprender, pero he aquí lo que he aprendido:

1) Sufrir forma parte de la vida.

2) Nosotros somos iguales al resto de millones de otros.

3) No hay nada que nos diferencie de los demás.

Tal vez la cuestión sea ésa: aceptar el sufrimiento como parte normal de nuestra vida.

Tal aceptación no tiene nada que ver con "disfrutar" con el dolor, con el sufrimiento.

Sí con entender que no hay nada especial en nosotros que nos aleje, nos diferencia, del resto de la doliente humanidad.

Sí, en la dificultad, en el dolor, aprendemos sobre nosotros mismos, sobre nuestra naturaleza, nuestras capacidades y límites. Sobre nuestra humanidad. Sobre nuestra humildad.

¿Nos gusta sufrir? No

¿Aceptamos que el sufrimiento, el dolor, las dificultades como parte de la vida humana? Sí.

¿Qué nos diferencia del resto del mundo?

¿Qué hay de especial en cada uno de nosotros para no sufrir?

sunsi dijo...

Martín. Le has dedicado tiempo a este comentario. Intuyo que un tiempo sacado del poco tiempo que tienes. No puedo añadir nada. ¡Qué cosa! Tu experiencia con el dolor es tan parecida a la mía... ¿De dónde sales, Martín?. Mi familia, misuegro que murió de cáncer así. Y una patada si puedes. Si no puedes... asumirlo. El dolor no es bueno en sí mismo... sería masoquismo. El dolor aceptado, asumido... es un medio para abrir los ojos y ver más allá de la sombra que proyectan los humanos.
¿Una vacuna para rechazar "la tolerancia" y convertirla en comprensión, empatía?.

¿De dónde sales, Martín?
Es un lujoque comentes en este blog. Eres como el aloe vera, que lo aplicas en la herida y cicatriza enseguida.

Saludos desde Tarraco.

sunsi dijo...

Katt. Completa , concisa, concreta. Tú si que vales...

Ojalá algún hijo mío salga con esa vena, para poder dialogar , discutir si hace falta. Ya sabes que me encanta discutir sin llegar a las manos.

Chapó, universitaria.

Besiños

sunsi dijo...

Pepa, ya ves, nos hemos puesto intensos. Pero tu comentario no se aparta de esta sintonía.

A mí tampoco me apetece sufrir. Es más, sufrir por sufrir, sin más, es patológico o se acerca a ello.
Otra historia es saber que todo lo que hay nos puede tocar a nosotros. No somos especiales, ni privilegiados. Quizá no vivimos en el tercer o cuarto mundo, que el primer sufrimiento es carecer de lo más básico. El dolor del primer mundo es más sofisticado y, a veces, más difícil de asumir porque nos hemos criado en un entorno de bienestar. Casi siempre piensas que "eso" le tocará a otro. ¿Yo? Yo no. A mí no.
A mí también. Me gusta lo que dice "Mañana" de apretar los dientes y plantarle cara a ese invitado. Quizá me ha faltado escribir en el artículo que antes hay que preguntarle algunas cosas para saber aqué atenernos.

Podemos hacer muchas cosas, muchas, excepto hacernos los locos e ignorar que existe.

Gracias, Pepa.

Abrazos.

Me encantaría que interviniese Mireia, Driver (está de viaje), lumroc, Máster y Modestino.
Me espero antes de subir un nuevo post.

Máster en nubes dijo...

Puff, vaya tema, el sufrimiento. He estado todo el fin de semana dedicada a familia y amigos, por eso no he podido comentar, nada, tampoco sé seguro si algo puedo decir que aporte, algo, creo que no, pero aquí va mi visión.

A ver.

El sufrimiento forma parte de la vida humana, cristiana sea esa vida o la que sea: es que lo tenemos desde que nacemos, como hombres, mujeres.

No hace ninguna falta ser cristiano para ver que la vida humana está acompañada de sufrimiento.

Hay muchos tipos de sufrimiento.

El físico, el sufrimiento que provoca una enfermedad, el dolor, el malestar.

Luego hay el sufrimiento de alma, de psique, asumo que son diferentes, pero para entendernos.

Se sufre muchas veces por la falta de amor, por el amor no correspondido, por no sentirse queridos o queridos como queremos que nos quieran: hay un montón de sufrimientos por todo esto.

Más sufrimientos: los básicos de cuando se pasa hambre, sed, necesidad, apuros económicos y más... Impresionantes: media humanidad, qué digo media.

Me decía una prima mía que ella tenía una depresión -no técnicamente, claro- de 24.000 euros, el agujero que tenía económico, si los tuviera, se le iba la depre...(es hablar sin propiedad lo sé, pero espero que se me entienda)

También se puede sufrir cuando envejeces y te ves con menos recursos, te sientes solo, no sé, yo veo que mucha gente mayor lo pasa mal, sufre bastante.

Son muy diversos los sufrimientos.

Por cierto, también creo que hay sufrimientos "tontos" en esta vida, muchos, con perdón.

O sea que puedes hacerte tú mismo sangre y daño ... pues eso, por ejemplo, pensando lo desastre que eres, o también, lo desastre que pueden ser los demás.
Hay gente que lleva los defectos propios o ajenos de una manera terrible: no aguantan a los demás, les parecen los demás unos insufribles... quizás porque ellos se aguantan mal y sufren por su propio carácter.

¿Creo que el sufrimiento sirve para algo?

No me planteo la historía así, la verdad.

Sé como cristiana que lo puedo ofrecer, lo hago, pero honradamente así como para superarlo mucho no me sirve.

Me planteo que es algo que viene, quieras o no, de una manera o de otra, y que forma parte de mi vida, de la vida humana en general.

Y creo que sí que se puede aprender algo con algunos sufrimientos, también te pueden descolocar de tal manera que te hagan más duro, peor persona. Depende.

Como cristiana sé que el sufrimiento, el dolor, es consecuencia del pecado original.

Esto no significa que no haya que "luchar" para que por ejemplo no nos duelan las muelas u, otro ejemplo, para que la gente no esté sola -aquella que tú puedes echar una mano- y sufra menos.

O sea, creo que hay que "atender" y "entender" los sufrimientos, trabajar para que haya menos, en general.

Pero también hay que saber que la vida se compone también de sufrimientos varios que van apareciendo a lo largo de la vida por mucho que hagamos por atender o entender, o paliar o minimizar muchas cosas... : la gente se muere, es un hecho, te pongas como te pongas; nos ponemos enfermos; las personas son libres ergo te pueden no querer, defraudar; peor, uno mismo es un desastre y puede causar mucho sufrimiento a los demás, sin querer la mayoría de las veces...

Sufrir con Cristo, vale, sí, ayuda saber que Cristo nos ha redimido y que este valle de lágrimas es un ratito, más o menos largo, que luego se pasa y que su amor nos va a llenar del todo. Coredimir, yo eso no lo veo muy claro, creo que la Redención está hecha ya.

Atreverse a sufrir... no sé, Sunsi.

Yo no es que me atreva o no: es que viene, y como viene, tengo que coger el toro que me toca por los cuernos, el mío, el que me tocó hace x años o el de ahora, cada uno el suyo, su cruz sí, pero vamos no tengo ni idea de si me atrevo o si puedo animar a los demás a decirles "atrévete", con toda la franqueza te lo digo.

Efectivamente no puede ir uno de "fuguillas" y no plantar cara al sufrimiento: si tengo una dificultad en el curro pues lo dejo, si este hijo se pone difícil que lo atienda Churchill, etc. Eso es un desastre y es parte de lo que hoy ocurre, es cierto.

Pero también pienso que con la inteligencia que Dios nos ha dado hay que intentar con todas nuestras fuerzas ... simplificar al máximo las cosas, aceptar con paciencia y gracia lo malo que nos viene, pero echarle mucho sentido común para minimizar el sufrimiento propio y ajeno.

Y creo que a veces muchas personas se arman un lío de padre y muy señor mío con eso del sufrimiento aceptado. Te lo digo como lo veo.

Si me duele la cabeza me tomo una aspirina.

Si estoy sola, llamo a un amigo. Si sé que otro lo está, también.

Ante una enfermedad yo creo que si acompañamos -y cuidamos del cuidador, por cierto- pues algo haremos.

Una amiga tiene un niño Síndrome de Down: me la llevo de copas, te lo prometo, pero no le hablo de sufrimiento ni de Dios en ese momento. Te lo digo como lo siento.

Si un tipo me trata no mal, pero no como yo quiero, y no soy feliz con él y no tenemos hecha ninguna promesa ante Dios, le dejo. Porque yo no creo que he venido aquí a sufrir. Nadie me puede decir que es que "hay que sufrir": una cosa es un cabreo y un roce y otra, muy distinta, el continuo sufrimiento que "habla" de que algo no marcha.

Lo siento, pero no.

Dar la cara al sufrimiento, por supuesto. Podemos aprender: casi seguro, nos enseña a ser más comprensivos, más pacientes, mas generosos... muchas veces, otras no. Minimizar todo lo que podamos, también. Desdramatizar en algunos casos (sufrimientos tontos) siempre: descomplicarse, simplificar.

Anónimo dijo...

¡Gracias, Máster!. ¡Por fin algo de sentido común entre tanto santurrón abnegado!.

Modestino dijo...

Vaya temna para un domingo por la tarde¡¡¡¡. La vida trae sufrimiento, malo es no sufrir,porque si no sufres es porque no quieres.

Pienso que la aceptación cristiana del sufrimiento no es resignación, de la misma manera que el cariño hacia el que sufre no debe ser compasión -que poco me gusta esta palabra- sino amor hacia él.

Aceptar el sufrimiento es asumir que unoparticipa de la Cruz de Cristo, yo lo veo así, además de tener la humildad suficiente -no es nada fácil- para asumir que Dios lo quiere así y que Él sabe más.

Pero aceptar el sufrimiento no significa no sufrir, ni no tener malos momentos y dudas: somos humanos.

El sufrimiento nos puede hacer mejores, más humanos y más maduros.

sunsi dijo...

Máster, la palabra atreverse no es más que decir que el sufrimiento está ahí y que si puedes remediarlo, bien . Si no, pues nada. Lo encaras.

Me ha encantado cómo has ido desmenuzando lo que es sufrimiento y lo que a veces es sufrir por sufrir. Supongo que se entiende que descarto la segunda opción. Sufrir por sufrir tiene algo de patológico. Muchas veces lo causa no saber o no poder vivir en presente. Los futuribles causan angustias innecesarias.

El dolor con todas sus variantes coexiste con nosotros. Y, es cierto, puede hacernos más sensibles , más humanos o no.

Tal vez cada uno escriba según su propia experiencia, según cómo le ha ido en la vida y según las conclusiones a las que ha llegado con todo ello.

Gracias, Máster.

Modestino dijo...

Eso de santurrón resignado,Patricia .... insisto en que no me gusta la palabra resignación, no se trata de eso. Creo que se trata de encontrar en lo que te hace sufrir razones para ser mejor: que el dolor, la enfermedad y la muerte puedan ser ocasión de mejora.

Por lo demás, muy de acuerdo con lo que dice Master, muy especialmente eso de los sufrimientos subjetivos, los que nos inventamos o exageramos hasta elinfinito.

Máster en nubes dijo...

Por si acaso no lo he dicho bien o con la delicadeza suficiente, perdona Sunsi, creo que estamos de acuerdo en el fondo...

Para nada considero que yo esté en posesión de la verdad en esto del sufrimiento, eh?, y por supuesto que creo en la cruz, y creo que en general algunos sufrimientos nos pueden ayudar a ser más comprensivos y pacientes...

Pero también me da miedo igual que el "evitar" el sufrimiento a toda costa -el escapismo- la otra visión de ir buscando inconscientemente aquello que nos hace sufrir... porque si no es como que pensamos que nos vamos de rositas... No sé, voy a escribir algo a ver si me aclaro yo: Perdonad, es un tema estupendo pero tengo que pensarlo más...

Anónimo dijo...

Acabo de frenar en Madrid.
950 km entre ayer y hoy.
Por la carretera he visto lo que pasa todos los días en la vida de cualquiera de nosotros.
Un castañazo espectacular de un camión butanero en Albacete, una salida de carril de un turismo en Molina del Segura.
También he visto gente que se ayudaba en las maniobras de adelantamiento.
...
Esta mañana estuve en misa en la parroquia de San Pedro en Murcia.
Jugaba al tenis San Mateo. Me tiró una bola al pecho. El evangelio hablaba de ser generoso con los dones que nos han dado. Que si te han dado cinco dones, sería bueno devolver diez.
...
Tal vez el sufrimiento sea un lance más con el que tropezamos en la carretera de la vida, inevitable. Y tal vez la única forma de enfrentarnos a él sea la de jugar al tenis al estilo San Mateo.
Si el mal me alcanza y caigo aturdido en la cancha de juego, mejor no buscar explicación porque tal vez no la tenga.
El partido se acaba, el tiempo vuela.
Levantarse, apretar los dientes y devolver la bola al doble de velocidad con la que nos la han lanzado.
Este gesto de rabia puede ser denominado solidaridad, caridad, escepticismo o impulso vital.
Cada uno lo llamaremos de una forma.
Pero una sola cosa veo clara y común a todas las posturas.
"Para atrás, ni para coger impulso".
...
Eso es lo que le he entendido hoy a San Mateo.
Y lo que he visto en la carretera.

sunsi dijo...

Patricia. ¿Por qué dices lo de "santurrón abnegado"? ¿Qué es un santurrón? Hacía tiempo que no oía este vocablo.

Gracias por pasarte, Modestino. Faltaba tu pieza para completar el puzzle. Abnegación, resignación. No, no es eso. Estoy contigo y me alegra de que lo hayas dicho.

Uno no debe regodearse en el sufrimiento, en el sufrir por sufrir. ¿Por qué no resignación? Porque quien se resigna no lucha, porque la resignación es un "placebo". No creo que Cristo dijera que hemos venido al mundo para sufrir, sino para amar.

Bueno, yo ya no puedo aportar nada más. Sólo decir que vivo con lo que hay. Que lo que puedo arrancar, lo arranco...me tomo "la aspirina"... y lo que no, intento -lo intento- llevarlo lo mejor que puedo y sé. A veces sale y a veces no.

Mañana lunes. A ver qué tal se nos da la semana.

Saludos desde Tarraco.

sunsi dijo...

¿Qué tal el viaje, Driver? Pa trás ni para coger impulso. Ya te lo he leído más veces. OK. Hay Bossa Nova de fondo...`para el encargo de Máster.

Máster. No te tengo que perdonar nada. Creo que cada uno ha resaltado aspectos que no se contradicen, si acaso enriquecen un tema que no se puede ignorar. Convivimos con él , en carne propia o ajena.

Hace poco ha estado en casa mi hermano pequeño, que de pequeño no tiene nada , 40 tacos. Y hemos hablado sobre el tema. El menos sospechoso de mi familia de ser tachado de "santurrón", me decía que Jesucristo se cargó de un plumazo el tema del mal como culpa, que era el más amplio de miras de su época, que comía y bebía y lloraba y reía... que le dio la vuelta a toda esa sociedad impregnada de fariseísmo. Le dio la vuelta con el mandamiento del amor. Todo lo que chirría al lado del amor, no es cristiano. Como tampoco es cristiano dejar la cruz de cada día en un rincón. Eso dice. Y os aseguro que es todo excepto un meapilas, con perdón.

Mi hermano Artur , un señor inteligente, buen conversador, mejor analista (Filólogo también, Patricia), es puro sentido común.

Saludos desde Tarraco

Anónimo dijo...

Sunsi.
El viaje bien.
El padre más joven cada día y el abuelito parece un pitufo, cada vez que lo veo está más azul que la última vez.
...
Pero lo mejor ha sido lo de San Mateo. No sé muy bien cómo, pero cada vaz que oigo el evangelio me parece más actual y más políticamente incorrecto.
Hoy con lo del sufrimiento me ha acordado de la homilía.
Resulta que al final es cuestión de números.
Sufres 5, amas 10. Resultado + 5.
Sufres 1,amas 0. Resultado -1.

Parece ser que la fórmula matemática es: amor - sufrimiento= superavit vital.

Está escrito, nos lo han dicho muchas veces, es simple, se puede vivir y comprobar.

Creo que es una fórmula cierta.

La única para vencer el sufrimiento.

Cuando le ponemos nombre a la fórmula es cuando nos hacemos la nariz un lío.

Que tengas buena semana.

Para atrás nunca.

Máster en nubes dijo...

Chapó, Driver, eso es, y Josianne tiene el encargo pero hoy no ha podido ser, espero que esta semana pueda (es una mujer muy ocupada)

sunsi dijo...

Siempre BINGO, Driver. Empiezo a darme cuenta del "secreto". Amor + sencillez + corazón libre.

Gracias, muchas gracias.

Anónimo dijo...

¡Ay, Señor!. ¡No puedo con vosotros!. Hala, a lo vuestro, obcecados en vuestras ideas y que no os bajáis de la burra ni de casualidad. Que lo mismo lo que me dice otro no casa con lo que me dice el párroco...

Lo de santurrón abnegado tiene mucho de consuelo de tontos. Claro, como sufro, voy a madurar y a ser mejor persona y Dios es infinitamente sabio y esto me lo manda para ponerme a prueba. Y con mi sufrimiento estoy salvando almas del purgatorio, etc.

Muy bien, ¡pero estás sufriendo!. Y no, no gusta, y ojalá Dios no te lo hubiera mandado y no, no es verdad que Dios sólo te manda cosas que puedas soportar, porque si lo fuera la gente no se suicidaría.

Ah, no. Pero yo me creo el camelo de los curas, que es mejor creerme que soy santo a cagarme en la madre que me parió. Prefiero ponerme una venda en los ojos y disfrazarlo todo como disfrazan las verduras a los niños. Así ya estoy contento porque mi sufrimiento tiene sentido.

Pues nada, para gustos los colores. Ahora, a mí éste en particular, no, no y no.

Anónimo dijo...

Mañana, eres rebelde y valiente -buenos atributos-, aunque no te conozco, creo que te entiendo. Te hago una pregunta (el tema merece una buena entrada de la blogera): ¿Por qué el mundo está tan mal repartido? ¿Por qué unos países son ricos y otros pobres? Me refiero al tercer mundo. Estos tienen dolor, sufrimiento, enfermedades... y además hambre. ¿Cómo se explica esto?.

Sunsi, desde luego tengo poco tiempo, muy poco, mis visitas suelen ser a estas horas, hasta en domingo, pero merece mucho la pena estar con todos vosotros. Lo que he contado de mi padre, similar a tu suegro (Huesca), no es único de ellos, conozco más casos. Dos en Tarragona, tres en Barcelona, uno en Bilbao, uno en el Pirineo (no recuerdo el nombre del pueblecito), uno en Madrid y uno en Jaén. No es casualidad.

Buenas noches.

sunsi dijo...

Creo que voy a escribir de nuevo sobre el tema, con lo que he aprendido de todos vosotros. Que pueda abarcar todos los matices que con tanta generosidad habéis aportado.

Buen inicio de semana.

Anónimo dijo...

Martín, hay países que todavía viven en la Prehistoria. Son las consecuencias del colonialismo. No creo que necesites una clase sobre el tema. Simplemente, recordártelo.