miércoles, 10 de diciembre de 2008

El "abuelo".

No sé si voy a saber escribir todo lo que querría plasmar hoy, 10 de diciembre, festividad de la Virgen del Loreto.
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Encontramos una estampa de esta advocación entre sus papeles. Era discreto. Probablemente le daba miedo el avión. Imaginamos que se encomendaba a Ella cada vez que se desplazaba desde Barajas al aeropuerto del Prat.
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El rostro de color amarillo fue el detonante. Una escapada al hospital y ya no se movió más. Desde ese momento hasta su muerte transcurrió sólo un mes y medio. Le faltaba un mes para cesar en el Tribunal de la Competencia. En el hospital siguió trabajando, firmando ... atendiendo flecos pendientes. Él y la abuelita tenían muchos planes. La jubilación en Huesca, largos paseos con la perra, cuidar el jardín. Debajo de la manga, más cosas: el proyecto de un libro, una asesoría que le cortejó cuando se supo que abandonaba definitivamente la carrera judicial... ¿El abuelo sin libros, sin papeles, sin trasiego...? No sería el abuelo.
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Cuando nos casamos, lo recuerdo como si fuera ahora, me dijo, "me llamo Antonio". Fui incapaz de llamarle Antonio. El cariño no está reñido con el respeto... y a mí Don Antonio me daba respeto. A los diez meses se convirtió en abuelo y desde entonces para mí ya siempre fue el abuelo. Se fueron casando los hijos y ya nadie se planteó llamarle de otra forma.
Perdonaréis el desorden... Es que a Antonio del Cacho lo conocí cuando ni en sueños pensé que llegaría a casarme con su hijo. Y me conoció tal cual. En mi época de revolución permanente, en pie de guerra por todo, aquellas épocas en las que "esto es injusto" era mi frase preferida. Calculad cuando supo que su hijo tenía novia y era ésa... la rebelde sin causa o con causa algunas veces.
"A esta chica llévala al cine, que se le ventilen las neuronas ..." Pobre abuelo. Igual se le pasó por la mente toda una película de indios y vaqueros. Igual pensó que se terminaron las sobremesas tranquilas... que se colaba un pancarta reivindicativa con forma de mujer en su sosegada casa.
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Tantos años de vacaciones en Huesca... Yo soy la nuera vieja y conocía los hábitos del abuelo al dedillo. Madrugaba mucho. En la cena del día anterior sacaba un papel: "La intendencia -la intendencia era él- querría saber cuál es el menú de mañana." "Pues no sé, abuelito, cualquier cosa ". "A ver si nos aclaramos -insistía- la intendencia necesita saber qué es cualquier cosa". Por la mañana coincidíamos en la cocina. "Los capricornio somos los mejores". Él del 17 de enero y yo del 18 . Lavavajillas sacado, cada cosa en su sitio, mientras escuchaba las noticias. Ducha y compra. Traía el periódico, empanadico, las mejores verduras... mientras el resto todavía dormía o se empezaba a desperezar. El café listo... Todo a punto. "Desde luego, al abuelo Dios no le pedirá cuentas del tiempo perdido"... solía comentar la abuelita. Desde pelar patatas, barrer la sala de estar, repintar una baranda, sacar o entrar las mil macetas dependiendo de la temporada... ¿Qué más hacía el abuelo?... Todo menos estar quieto. Las tertulias se alargaban, pero llegado un punto el "pater familias" consideraba que ya tocaba hacer algo de provecho. Igual tender la ropa ..."este abuelo no deja parar".
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Sí dejó parar . Cuando ya no pudo levantarse de la cama. Quiso saber el diagnóstico exacto, sin adornos ni florituras. No le pilló por sorpresa. Arrastraba un cansancio de tiempo, pero nunca dijo nada. Faltaba sólo un mes. Tiempo tendría para ir al médico. "Cáncer." No hacía falta quimio. Era terminal. "Gracias, doctor".
Le preguntó a Olga: "¿Cuánto me falta?". Olga, enfermera del PADES, sabía perfectamente que era cuestión de días ... máximo un mes. "No sé, abuelito... la naturaleza humana a veces es imprevisible...". "Mira -contestó- ya he aceptado la voluntad de Dios. Ahora sólo me falta amarla". Y a partir de ahí ni una exigencia, sólo hablaba para dar las gracias a las enfermeras, médicos y familia que le atendía. Había que adivinar si podía estar incómodo, si había que cambiarlo de postura.
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El día de San Esteban nos reunimos todos en Terrassa. Siempre esperábamos el brindis, el previsible brindis del abuelo: "Que seáis buenos". Ahora no lo dice nadie. Pero cada uno conserva en su recuerdo su deseo. "Procuramos no defraudarte, abuelito".
El hueco del abuelo es proporcional a su persona. No lo supimos hasta que se fue. Y cuando se fue supimos a cuánta gente le había echado una mano y dos. A cuánta gente había dado el consejo acertado. Cuánta gente destacó su labor de Juez incansable, ecuánime. En Sariñena, Terrassa y Sabadell, en Palma de Mallorca, en la Adiencia de Barcelona, en el Consejo del poder Judicial, en el Tribunal de Cuentas y en el Tribunal de la Competencia. Una figura destacada de la judicatura. Pero para mí era el abuelo... mucho más que todos esos cargos que si no lo sabes ni te enteras.
Hoy hace dos años que descansa en paz. Que descansa ... seguro. No paró de trabajar, con los pies en la tierra y la cabeza en el cielo.
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Gracias abuelo. Intercede por nosotros.
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Le pongo una jotica... con las que enredaba a los nietos, que a ellos no les gustan nada... ¡Cómo le gustaba enredar!

20 comentarios:

Máster en nubes dijo...

Me has emocionado, ladrona, ya sabes que tengo el gmail y blogger fastidiao pero puedo leer y comentar en los de otros...
Jo, qué gente nos ha precedido, es que veo que a su lado somos enanitos, y no porque te tenga a tí o a Jesús por menos, es que la figura de nuestros padres es ...¡tan inmensa!. Se me saltaban las lágrimas leyéndolo ¡y eso que no es nada mío!

Besos, guapa, y recuerdos a Jesús, uno se hace adulto de verdad el día que se queda huerfanito...

Anónimo dijo...

BANDERAS DE NUESTROS PADRES

¡Bravo abuelos!
Si en lugar de tantos debates electorales, les hubieran regalado un par de horas televisivas para que nos pudieran haber contado tus historias...
Tal vez, ahora seríamos más humanos, más fuertes, más sabios.
Tal vez sabríamos cómo enfrentarnos a la guerra de cada día.
Tal vez recuperaríamos la fe en la condición humana.
Por eso es tan importante que nos cuenten sus historias.
Porque ustedes cuentan narraciones de una vida.
Ustedes nos hablan de la condición humana.
Y a la infantería actual, sin generales ni capitanes competentes, sus historias, nos llenan un hueco.

Es muy importante que los abuelos nos cuenten.
Que sepan que sus historias nos enriquecen.

Necesitamos capitanes que levanten las banderas.

Banderas de nuestros padres.

sunsi dijo...

Gracias, Máster. Yo quería mucho al abuelo.Me llevaba muy bien con él. Jesús lo echa mucho de menos. Bueno... todos lo echamos de menos. Ahora es cuando se nota que no está.


Besicos

Por Dios, que te arreglen los cacharros, que vivo sin vivir en mí por no poder leerte...

sunsi dijo...

Qué bonito, Driver. El abuelo Antonio era poco hablador. Pero cosas para contar, experiencia de la vida y del ser humano, tantos libros en su corazón, tantas horas poniendo sentencias, tanto de todo...

Anónimo dijo...

S., hoy la excavadora se queda aparcada, desolada.

La verdad es que hay personas que, cuando se marchan , te dejan un vacío en el alma y en la vida.

Cada uno tiene los suyos; las más de la veces son tu familia, aunque no lo sean.

Hoy a tu abuelo le acompaña un amigo del alma.

Era un oficial y un caballero de la Armada.

Tuvo un alma tan grande como su cuerpo.

Una alegría de vivir que, sin medida, nos regaló a todos los que tuvimos la inmensa suerte de conocerlo.

Descanse en paz.

Anónimo dijo...

ABUELOS Y OFICIALES.

Te encuentras doblando el Cabo de Hornos por primera, y tal vez, única vez.
El choque de dos Océanos es virulento y potente.
Eres un capitán adulto, condición necesaria pero no suficiente.

Nadie te enseñó a efectuar la maniobra.
La derrota de tu nave es aleatoria.
Son los vientos y las olas quienes marcan el ritmo frenético.

Miras el manual de navegación, más que nada para tranquilizar a tu segundo.
Tú no sabes ni dónde tienes la mano izquierda.
Ni la derecha.

Y de pronto la ves.
La gran ola asesina.
Barrunta desde donde la vista te alcanza.
Va avisando, más que otra cosa para que reces tus últimas oraciones.
O tal vez tus primeras.

Una enorme montaña de espuma de la altura de un gigante.

El segundo te pregunta algo, pero no eres capaz de escuchar.
El bramido de la ola es tan intenso, que supera los decibelios del miedo.

Y ahí es cuando sólo tienes la opción de hacer una maniobra, sólo una.

Desarbolas el velamen. Aumentas revoluciones. Enderezas la trayectoria. Cierras las escotillas y te encomiendas a los cielos y a los infiernos. Por ese orden.

Y cuando consigues escuchar la pregunta del oficial.
-“¿Qué hace capitán?”-

Tú le dices la verdad, pues su vida está en tus manos.

-“¡¡Lo que haría el abuelo, la maniobra de un oficial de la Armada!!”-

Y te diriges de frente a la ola asesina. A toda máquina.

Seguro de que es la mejor opción.

Tal vez la única.


Atentamente. Driver.

Anónimo dijo...

"Salgo con el hijo del Sr. del Cacho", recuerdo que me dijiste.
A partir de ese momento yo preguntaba ¿que tal el hijo del Sr. del Cacho?
Luego ya fue el abuelito

Le recuerdo, con porte austero, sereno y acogedor, podríamos decir para abreviar que muy parecido a tu santo esposo.

Me hicieron mucha compañía en Valladolid. Estábamos invitados a una actividad que creo que organizaba el Ayuntamiento y nos alojamos en el mismo hotel, cenamos juntos y comenámos muchas cosas de Tarrassa

Los recuerdos son lo mejorcito que tiene la inteligencia. Creo

sunsi dijo...

Pepa... a veces hay personas que no sabes hasta qué punto se te han metido dentro hasta que no están.
El padre de Jesús era ... desconcerte muchas veces.
Tantos años en la judicatura marcan. Pero tenía un punto de humor muy suyo.
No puedo recordarlo sin unos folios, un libro debajo del brazo, las gafas y un rotulador -escribía con rotulador- en la oreja. "chicos, chicos... qué bien vivís... "

En fin...

sunsi dijo...

Luisa, qué alegría. Ya ves... mi suegro era de tu gremio.

Con tantos años de convivencia, creoque sí, que al final estaba contento de la "salsita revolucionaria". Teníamos unas conversaciones.... Su pasión:la persona, la libertad. Era un Juez independiente, intachable, que consideraba la justicia como un servicio a la sociedad. ¡Qué bien suena eso!
Un beso

sunsi dijo...

Mireia...¡qué tiempos aquellos! Te aseguro que me imponía tanto, que cuando empecé a salir con Jesús ya no pegaba nada llamarle Sr. del Cacho. Y no sabía cómo dirigirme a él. Fue nacer Chus y, por lo menos, ya podía hacerlo de alguna manera. Y se quedó el "abuelito". Incluso mi suegra le llamaba el abuelo.

El hijo del Sr. del Cacho hoy ha ido a Misa al Loreto, como hace dos años. Está con añoranza. Cuando además de padre e hijo pasaron a ser colegas de profesión, la comunicación entre los dos se hizo mucho más fluida e intensa. Estoy convencida de que se encomienda a él ante casos complicados.Es lo que tiene que tu padre esté en el cielo.

Abraçades

Anónimo dijo...

Confieso que que aún estoy en la infancia de mi vida a pesar de los años vividos. Mis padres están aún en mi presente, con su imensa e insustituible presencia.

Y... miro el futuro con esa valentía absolutamente temblona que sabe del miedo, del mucho vacío que aún me queda por vivir. De la mucha ausencia que me quedará por sentir.

Mientras, apuro la copa de mi presente con la mayor de la consciencia, sabiéndome AFORTUNADA.

HASTA QUE LA MISMA VIDA DECIDA.

Ha sido muy emotivo tu post.

Anónimo dijo...

Sunsi, me gustaría que le dijeras a Jesús que los microcuentos de hoy han sido escritos pensando en él.

Y que cuando tengo que doblar el Cabo De Hornos, cada día, me acuerdo de mi "capitán", al que echo en falta.

Y le das un abrazo de mi parte.

Anónimo dijo...

Y eso me digo yo... Master. A ver si te arreglan los cacharros... YA ME PARECÍA A MI INQUIETANTE TANTO SILENCIO EN TU BLOG...

... ANDA QUE NO HE ENTRADO VECES EN TU PRADO!!

Anónimo dijo...

Estoy segura que desde arriba seguirá acordándose de todos y de todo.Qué me dices del día que se fue al cielo... Nuestra Señora de Loreto, a la que se encomendaba en su ir y venir, se lo llevó directo.Un ejemplo de vida,y esto da mucha paz a los que se quedan, aunque el vacío sea muy grande el consuelo es mucho mayor.Me he acordado mucho. Un beso.

Anónimo dijo...

Olé por don Antonio, "el abuelito", menudo ejemplo a seguir. Aquí en la tierra echó una y dos manos, desde el cielo ni os lo cuento... muchísimas. Lo conocí, como lo conocieron tantos otros alumnos que tuvo, cómo lo queríamos(la mano tan larga que nos echó con algunos exámenes).... Suerte la nuestra de haber pasado ratos con él, con su humanidad, su profesionalidad, su discreción, su humor, su amor a la libertad, el respeto siempre permanente a las ideas y pensares de los demás, su inteligencia, intelectualidad... y siempre tan cerca, las palabras adecuadas, el consejo oportuno -a veces muy valiente, como algunas de sus resoluciones-, la sonrisa permanente, haciéndote sentir lo más importante del mundo. Estabas charlando con él y cómo te subía la autoestima.

Suerte la tuya que conviviste tan de cerca de él. Quédate con todo lo bueno que te enseñó, que, aunque no hablara, el ejempo valía. Yo lo tengo muy presente todos los días.

Entre los destinos que ocupó te falta nombrar el primero: Boltaña. Perdona la corrección.

Que desde el cielo, con su sonrisa, interceda por todos nosotros... que algunos lo notamos con frecuencia... y otros que no lo dicen también.

Olé por don Antonio, "el abuelito".

Anónimo dijo...

Ets una bruixa! (eres una bruja).
he llorado de nuevo , y volveré a hacerlo otro día porque las separaciones de personas a las que quieres siempre dejan ese vacio irreemplazable , que el tiempo ayuda a que te acostumbres aunque no lo consigue. Yo no le conoci tanto tiempo pero no hizo falta, El sabía ,aunque estuviera lejos como nos iba a todos.Todos los que le conocieron lo saben y lo han dicho, yo no voy a repetir más. Hoy hemos ido Antonio del Cacho , hijo ,yo Olga ,y nuestros 4 Hijos juntos a Misa de 8 de la tarde a la parroquia, donde a veces se quedaban cuando venian a visitarnos algún sábado y el disfrutaba con la Misa con canto Gregoriano.Las mayores que llevan en su cartera una foto, La tercera que por esos caprichos de la Naturaleza nació el mismo día que el abuelito, y el pequeño Ton (Antonio del Cacho nieto) al que pudo disfrutar tan poco!. Sí ,es que me siento muy orgullosa de pertenecer a esta familia , de haberle conocido y admirado,y de lo que aún ahora recordándole sigo aprendiendo de El.Los 6 sin nunguna coacción , ni aún los más pequeños hemos querido ofrecer la Misa de hoy en se segundo aniversario .A veces el hambre nos hace empezar a comer sin bendecir la mesa , pero desde que nos dejó, ningún día le ha faltado el beso de buenas noches de sus nietos.Que distinto es todo desde que falta ,aunque todos hagamos el pino a nuestra manera para disimularlo , pero es que hay vacios que son muy difíciles de llenar.Estoy segura como dices: ahora descansa de los quehaceres de este mundo ,pero no dudeis que desde el cielo vela por todos, y conociéndole, seguro que no està mano sobre mano , así que a pedirle cosas!, que por algo le llamaron de Allà arriba.

sunsi dijo...

Ayer no pude contesaros a todos. Tengo un trancazo... Me fui pronto a la cama.

Ana... un beso. Cuídalos... A veces uno se arrepiente de no haber dicho más veces "Te quiero", de no haberlo demostrado.Te das cuenta cuando ya no están...

Gracias, Diego, por salpicar de poesía este blog siempre y por saber cuándo es un día "distinto" para mí... y lo salpicas haxta que llega a chorrear.

Concha... "dos minutos" para agradecerte tu amistad incondicional. Por aparecer por aquí justo cuando es un día señalado. (Conchita es mi amiga del alma ...y su hija la amiga del alma de mi hija... y su hijo el amigo del alma de mi hijo).Besos, mi querida amiga andaluza.

Martín. Si hubiera estudiado Derecho me hubiera gustado que el "abuelo" me explicara Filosofía del Derecho.Era un crack. Recuerdo algunas conversaciones filosóficas con él. Llegado un punto... yo ya no llegaba a sus razonamientos.
Gtacias por recordar que inició su carrera el Boltaña.

sunsi dijo...

Olga... reina... Me he acordado estos días cómo fue de intensa la piña que hicimos.

Tú no lo explicarás; por tanto, lo hago yo. Contigo aprendí cómo se trata a un enfermo terminal. Sin pegar ojo en toda la noche adivinabas si podía tener frío en los pies, si necesitaba una almohada más, si había que tomarle el pulso... Junto a su cama, adivino que agotada, acariciándole las manos, el pelo... hidratándole las piernas y los pies para que no le rozaran con las sábanas.
Recuerdo que te dije... "estas horas han sido como unos ejercicios espirituales". El abuelo abría los ojos muy de cuando en cuando..."gracias"... Cuánto aprendí de ti. Olga corazón de oro. Cómo engañas... Una apariencia de mujer fuerte, pragmática, "anem per feina"... Una apariencia, sólo apariencia. El abuelo tuvo hija de sangre en el momento en que lo necesitó. Yo aprendí. Mucho.

Tu comentario es el colofón del post. Faltaba esa otra mitad. Gracias por hacerlo. Sé que te ha costado. Te quiero mucho, cuñadísima. Eres la hermana que no tengo. Curioso... porque entre cuñadas no suele ser habitual.

Un beso para todos: Toñín, Anna, Núria, Carla, Ton y para ti...aquello abrazos que no se terminan nunca cuando nos despedimos ... hasta la próxima.

Modestino dijo...

Como siempre entro el último en tu entrada, pero la verdad es que se me ha puesto la arne de gallina; ya de entrada al oir la jota: caramba¡.

Pero sobre todo, porque me hablas de una persona conocida; he de reconocer que me ha chocado oir calificar a Antonio como "el abuelo", pero claro, es lo que era, y menudo abuelo tenía que ser. La verdad es que no le conocí en profundidad, pero sí lo suficiente para asegurar que era un caballero, un profesional de máximo prestigio y, sobre todo, un hombre bueno, que al final es lo que vale.

Por personas así uno descubre que esto vale la pena.

sunsi dijo...

Modestino, lo que tiene entrar el último es que puedes colocar la guinda. Y éste es el caso. Te agradezco mucho tu comentario.
Sí, supongo que quien lo conoció de puertas a fuera le es difícil imaginárselo como el pinche de la cocina, el responsable de la intendencia, el que limpiaba los muebles de la terraza, el que barría después de comer, el que proponía recetas nuevas, el que sabía perfectamente la leche que tomabn los nietos y no se olvidaba de los cripis y el Cola-Cao...

En casa jamás llevó toga. Y, por su cargo, tenía chófer... Ventura... uno más. Dormía y comía y vivía en su casa, como lo más natural del mundo. Luego supe que era la excepción.

Muchas gracias.