miércoles, 6 de agosto de 2008

Cabemos todos

El paseo es uno de los momentos propicios para la conversación. Cuánto tiempo, Inma. Me ha contado de nuevos amigos que no conozco."Su último hijo ha nacido con síndrome de down"... Al final, siempre terminamos en la dignidad de la persona. Y cuelgo un artículo viejo ; es actual. También es fruto de una conversación.



“AUCTORICTAS” VERSUS “DIGNITAS”.

Alexia está leyendo una historia de romanos... “No es nada del otro mundo, pero entretiene...”. Y me comenta: “Fíjate qué claro tenían el asunto de la dignidad”. Le pido que me lo mande y lo transcribo: “La "auctorictas" representaba el ascendiente, la magnitud de su influencia pública (...) La "dignitas” era distinto. Era una cualidad profundamente personal y exclusiva, aunque se proyectaba sobre todos los aspectos de la vida pública del individuo. Resumía lo que un hombre era , como persona y como miembro de su sociedad. (...) La "dignitas" perduraba tras la muerte”. Me viene al pelo. Hace tiempo que le doy vueltas a este tema.

La dignidad del ser humano es como un puzzle al que alguien le roba una pieza, ¿la más insignificante o la más significativa?. Total... si apenas se advierte. Pero al recomponerlo de nuevo queda un vacío. Ahora ya da igual sustraer unas cuantas piezas más. Se fue al traste ese perfecto y delicado equilibrio cuando no se respetó el primer pedazo. El puzzle de la dignidad del hombre viene con instrucciones de uso: TODAS LAS PIEZAS SON IMPORTANTES. No sobra ninguna.

Quien aprovecha la “auctorictas” para hurgar en la“dignitas” hasta degradarla es el embriagado de poder que utiliza una facultad cedida y con fecha de caducidad para decidir quiénes son dignos y quiénes no. Esta purga despiadada se mueve en la cuerda floja del utilitarismo. Y tambalean los que pueden nacer con un lastre que, por consenso - ¡democráticamente!-, se considera una tara. Pueden caer en este peligroso balanceo los enfermos crónicos; la presión mediática los aboca a asumir su existencia como una vergüenza, como una carga para los demás.

Cuando se cuestiona la dignidad del ser humano en determinadas circunstancias, herimos su propia esencia: el valor del ser por el mero hecho de ser. A partir de ahí se abre una brecha que no toca fondo. Tú sí... tú no. ¿Quién ha osado fabricar esta balanza maniquea?. ¿Quién es el propietario de semejante instrumento aniquilador?. ¿Quiénes engrosarán la lista de los inservibles?. ¿Quiénes serán indultados?. ¿Cuál es el móvil que empuja al hombre a sumergirse en esta cultura de muerte?. Escarbo en los escritos de un hombre que dignificó como ninguno la vejez y el sufrimiento. Encuentro muchos párrafos como el que sigue: “ La vida que exigiría más acogida, amor y cuidado es tenida por inútil, o considerada como un peso insoportable y, por tanto, despreciada de muchos modos. Quien, con su enfermedad, con su minusvalidez o, más simplemente, con su misma presencia pone en discusión el bienestar y el estilo de vida de los más aventajados, tiende a ser visto como un enemigo del que hay que defenderse o a quien eliminar.” (Juan Pablo II. Evangelium vitae).

Sobra cualquier comentario.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Sunsi, disculpa la extensión pero me resulta imposible contenerme.
Hablar de dignidad es como hablar de gloria.

LA GLORIA.

Cuando tenía doce años, se rompió la cadena de mi bicicleta.
Fui al único taller de coches que había en mi pueblo, para que me la arreglaran.
Mientras el mecánico hacía su trabajo, me quedé absorto, curioseándolo todo: bujías, llaves inglesas, fresadoras, amoladoras.
En la parte posterior del taller, un descampado albergaba una montaña de chatarra. Coches, motocarros, camionetas.

Me quedé un rato mirando aquella montaña de acero. Era fea. El óxido y la mugre campaban a sus anchas. Y de pronto, un destello. Junto a un pino, había un coche que llamó mi atención.

El Ferrari. Un italiano se había pegado un leñazo con su deportivo; el coche salió volando sobre la curva de la estación, y tras dar más de veinte vueltas de campana en el sembrao de D. Julián, quedó tendido sobre su costado izquierdo. Eternamente tendido.

Aquella imagen, por alguna razón, quedó para siempre grabada en mi cerebro. El montón de chatarra, el desorden, la destrucción, el tendido eterno, y sin embargo, conservaba algo del álito vital que , su diseñador, le había regalado.

Tenía el sabor de la gloria.

Antes de ser camionero, me busqué la vida de diversas formas. El verano de 1988 trabajé en Mallorca, en un chiringuito de la playa de Alcudia, de camarero.

El viernes 14 de agosto libré, y como no tenía mucho que hacer, me fui a la playa a pasar el día.

Junto al chiringuito donde trabajaba, estaba el hotel Meliá Alcudia. Me tumbé en mi toalla y vi pasar el mundo mundial. En el hotel se hospedaba un grupo de alemanes, que en aquel momento estaban jugando al fútbol en la arena.

A las dos de la tarde, apareció un grupo de albañiles, inmigrantes en su mayoría, que vestidos con sus monos de trabajo, acababa de terminar de trabajar. Se quedaron en bañador, y se apoyaron en el murete de piedra del paseo.

Cuando ves al personal en bañador en la playa, desde lejos, es muy difícil distinguir si pertenecen al primer mundo o al mundo real.

Me limitaré a contar lo que pasó. Abdhel El Mushain, hijo de Bramin y nieto de Mustafá, original de Tánger, se levantó por su cuenta, sin contar con nadie; se dirigió al grupo de alemanes y les retó a un partido de fútbol en la arena. Le siguió Carlitos, hijo de Carlos do Gama y nieto del mítico Carliños, originario de Rio de Janeiro; José Sánchez, de padre desconocido, nacido en Barbate; Victor Jastropech, hijo de los caminos de Europa, nacido en Budapest y Pepe, que nadie sabía de dónde era. En total cinco personas, todas con nombre y algunas con apellido. Peones de la Ferrovial en las obras del desvío.

Los alemanes pertenecían a un club deportivo, lo que se traducía en que contaban con una larga historia de entrenamientos, tácticas, preparación física y motivación nórdica.

Los peones, por no tener, no tenían ni número de la Seguridad Social. Eran la viva imagen de los desheredados, la chatarra humana del primer mundo.

En teoría.

Abdhel El Mushain, hijo de Bramin y nieto de Mustafá, original de Tánger, capitaneba a los desheredados. Los alemanes les encasquetaron diez goles hasta las cuatro de la tarde. A esa hora se hizo un descanso de media hora.

Simplemente ocurría lo que siempre ocurre, ganan los guapos, pierden los feos, y la belleza y la gloria se van a tomar viento.

Los alemanes comieron yogures, bebidas isotónicas y tenían un masajista que relajó sus músculos.

Los desheredados un bocata de chopek.

Así que el destino me hizo intervenir. Me fui al chiringuito, me pillé seis birras de litro de la Cruzcampo, una para cada desheredado y otra para mí, barrita de mojama, tomatitos y cuatro latas de navajas.

La chatarra humana del primer mundo, incluyéndome entre ellos, nos lo tomamos todo. Entonces , Abdhel El Mushain, hijo de Bramin y nieto de Mustafá, original de Tánger, miró pausadamente al cielo, vió que no había ni una nube , que caía un sol de justicia, que los alemanes comían a la sombra y que ellos comían al sol, y comprendió. No sé exactamente qué, pero tenía cara de haberlo comprendido.

Los alemanes juegan al fútbol, con la meticulosidad con la que fabrican coches. Son tan precisos, que a veces se les olvida lo más simple.

Lo más simple es que nunca se puede menospreciar la capacidad de lucha de un ser eterno.

Cascarás, te convertirás en polvo orgánico, nadie se acordará de ti. Pero si un día te miras al espejo y ves el brillo de la belleza reflejado en tu pupila, ese día sabrás que en ese brillo, y en el que reflejen las pupilas de tus descendientes, está condensado el sabor del orgullo. El sonido del heroísmo. La esencia de la eternidad.

………………………………..

La Cruzcampo empezó a actuar, junto a la mojama y el sol. Las ideas futbolísticas de los peones se empezaron a desarrollar de forma ordenada. Diez, dos. El sonido de Tánger se escuchaba a lo lejos mezclado con la bruma de las olas. Diez, cuatro. El ritmo brasileño encontró su acomodo en una playa de Mallorca. Diez, seis. La Semana Santa de Barbate aportó el latido de la tambores. Diez, ocho. Pepe, el hombre del que nadie sabía de dónde era, encontró sus raíces en aquella playa, diez, diez.


Siete de la tarde. El partido empatado. Yo no sé si estaba un poco afectado por la cerveza, pero me parecía que aquella gente marcaba los goles de dos en dos.

Entonces ocurrió algo que nunca olvidaré en mi vida.
Me vino a la cabeza la imagen del Ferrari eternamente tendido. Aquella imagen que me perseguía desde los doce años. La mezcla de la destrucción, de lo cotidiano, de la desigualdad, encerrando en su estructura la belleza eterna. Aquella mezcla que me despertaba con preguntas muchas noches.

Conforme la imagen se me hacía nítida, Abdhel El Mushain, hijo de Bramin y nieto de Mustafá, original de Tánger, cogió la pelota, corrió la banda, se hizo varios autopases, y acabó sólo frente a la portería alemana, el guardameta mortalmente abatido.

Lo siguiente es muy difícil de describir con palabras. No encuentro las apropiadas. Pero tengo que decirlo.

Abdhel, cuando tenía en sus pies la oportunidad de ganar aquella batalla, cuando a los alemanes se les materializaba la peor de sus pesadillas, cuando yo estaba abriendo la octava Cruzcampo. Abdhel hizo otra cosa.

En vez de marcar el gol de la victoria, hizo algo extraño. Cogió la pelota con ambas manos, se la puso encima de la cabeza, y se puso a caminar lentamente hacia la orilla. Se metió en el mar y se bañó tranquilamente.

Se daba por satisfecho, no necesitaba más.

Y yo ví reflejada en sus pupilas la esencia de la belleza.

Cascarás, te convertirás en polvo orgánico, nadie se acordará de ti. Pero si un día te miras al espejo y ves el brillo de la belleza reflejado en tu pupila, ese día sabrás que en ese brillo, y en el que reflejen las pupilas de tus descendientes, está condensado el sabor del orgullo. El sonido del heroísmo.

La esencia de la eternidad.

Tu gloria y tu dignidad.

Atentamente: Driver.

Anónimo dijo...

Driver... he vivido tempordas en Ceuta... un destino de mi marido. Aprendí mucho allí. Sobre todo, que no hay "moros". Hay musulmanes con nombre y apellidos. Gente buena o mala o normal o todo lo contario... como los alemanes de tu historia. Fue una época dura, pero gracias a ella yo no hablo de "moros" porque tengo amigos musulmanes ... buenos, hospitalarios. Jamás los olvidaré.
Gracias por tu historia. Real. Preciosa. Pero ante todo real.

Atentamente, Sunsi

Anónimo dijo...

Hola!!! Vaya,felicidades,me ha gustado mucho,escribes muy bien.
Destaco lo siguiente: "...Cascarás, te convertirás en polvo orgánico, nadie se acordará de ti (no estoy deacuerdo, de lo que siembras recoges, cada persona está en el corazón de muchas personas indudablemente). Pero si un día te miras al espejo y ves el brillo de la belleza reflejado en tu pupila, ese día sabrás que en ese brillo, y en el que reflejen las pupilas de tus descendientes, está condensado el sabor del orgullo (espero que entendido como el sentirse orgulloso de uno mismo y en ningún caso como el de la prepotencia). El sonido del heroísmo. La esencia de la eternidad.
Qué profundo!!!
Muchas gracias y un abrazo (...con cariño, ji,ji,ji)

Anónimo dijo...

¡Vaya!, me alegro que te guste.
¿Y tus encargos?

Atentamente. Driver.

Anónimo dijo...

Primera reflexión, siguiendo los consejos… empieza por “el principio”:

Escribir esto no ha sido fácil, nada fácil, pero...lo he hecho. No hay ninguna mala intención, surge lo que surge del corazón y aquí va...lo comparto…

Finalmente decidí escribir...curiosamente el Porqué y el Para qué? fueron los impulsores...Porque quiero exteriorizar lo que siento Para que tu puedas entenderme. La historia va dirigida a una personita, él ya lo sabe. Está bien entrado en los 40, es inteligente, inquieto, constante y muy perspicaz. Sus cualidades no me atemorizan, en realidad nunca le temí y siempre le respeté. Quizá el elevado respeto pudo ser interpretado con connotación negativa: como una muralla de distanciamiento entre ambos...quizá sí, aunque no estoy segura. Hoy continuo sintiendo que he de mostrarle elevado respeto a pesar de que no le agrade y evidentemente sienta el distanciamiento...(de todas maneras las murallas siempre pueden saltarse...).

“...Y mi ilusión se hizo realidad...”

La protagonista de nuestra historia es una chica sencilla, de ½ edad, inquieta, alegre y activa. Hacia los 20 años acudió al primer evento profesional y quedó encantada!!!. Desde la última fila escuchaba muy atentamente y soñaba con aprender tanto como pudiera!!!. Los años pasaron y dentro de sus posibilidades y con constancia pudo ir avanzando tanto a nivel profesional como académico. Sus intenciones siempre fueron buenas y de entrada jamás pretendió herir o dañar a nadie, jamás!!!.
Surgieron obstáculos, complicaciones y aunque no fue fácil...hoy por hoy entiende que el resultado final fue la suma del proceso. A la vez, el resultado final, sin ninguna duda marca el principio del final y el inicio de una nueva etapa...
¿Qué le deparará el futuro? Ella anhela poder exteriorizar lo que lleva dentro, su vocación al servicio de los más necesitados, éste es el objetivo prioritario...dónde y con quién…depende de la oportunidad!!!

Quizá nunca nos vimos con los mismos ojos, no sé. Antes no te entendía, nada de nada!!! Quizá di por hecho que me mirabas de la misma manera que yo a ti, es decir, profesionalmente. Ahora, es diferente. Te atrevistes a abrirte, mil gracias, porque ahora te entiendo. Admiro tu valentía, no sé si yo sería capaz!!!. A pesar de todo, continuo perpleja y confundida!!!...Surgen muchas preguntas, por ejemplo: ¿Y por qué yo?

Escribo al aire, sin esperar feedback, quizá en realidad tema una respuesta sobre lo que te escribo, no sé. “Siempre te contestaré” pues...esta vez no sentirás la obligación de tener que hacerlo, bastante has hecho ya así que, como tu veas.

Con todo mi cariño.

Mariana

Anónimo dijo...

¡¡Bien Mariana!!
Escribe, disfruta, siente la libertad
Lo demás viene detrás.
Volando rápido.
A la velocidad de la luz.
...
Un destello.
La vida es un destello en una noche de verano.
Bello y brillante destello de luz.

Anónimo dijo...

Gracias.MK