sábado, 25 de octubre de 2008

Abre los ojos


Cuando escribí este artículo, el Tsunami acaparaba todos los medios de información. Sigue habiendo tsunamis, rincones del planeta que se enfurecen y se cobran muchas vidas. La televisión se encarga de plantarlo tal cual, con toda su crudeza. En casa , aquellos días, hubo varias reacciones . Aún hoy sirven. Incluso para los tsunamis personales... para los terremotos interiores que tantas veces nos desconciertan.



A veces cuesta dormir.


El insomnio de estos días es la sensación de impotencia a pesar de tanto esfuerzo solidario; es la inequívoca certeza de estar pegado por la ley de la gravedad al mundo en el que han quedado aprisionados los que agonizan en las costas del sudeste asiático. Sin casa, sin alimentos, sin agua potable.


Después de tantos muertos, acecha la enfermedad que abonan los cadáveres sin una sepultura digna. Y por la mañana uno no puede poner el pie en el suelo como si el mundo siguiera girando armónicamente.


Es la punzante realidad de saber que compartimos la misma redondez de todos aquellos que el mar ha engullido.


En los rostros de los no tan niños se adivina el desconcierto. Toca explicar que esas terribles imágenes no anuncian un video-juego de los catalogados como violentos. La realidad, de nuevo, ha superado la ficción.


«Apaga, por favor», sugiere Carlos, oprimiendo los párpados para no llorar por lo que ve.

«No, hijo. Abre los ojos. Ábrelos más».


Abrir los ojos. Lo necesitan, aunque les cueste.


A los que no pueden enviar dinero o alimentos, a los que no se pueden desplazar al lugar de la tragedia porque son menores, a los que no pueden prestar sus conocimientos porque aún no los han adquirido... precisamente a ellos les conviene abrir los ojos.


«!Abre los ojos! Esto que ves no es un dolor inventado. !Ábrelos más! Grábalo a fuego en la memoria y acuérdate

cuando las contrariedades te parecen inasequibles,

cuando un error de los adultos lo elevas a la categoría de injusticia,

cuando conviertes en un drama terminar una tarea,

cuando te cuesta esperar a la cena y crees que eso es pasar hambre...


Abre los ojos y aprende.

Que la soledad no son los momentos en los que tú crees estar solo, sino cuando dejas solo al que tienes a tu lado;

que la miseria no es el capricho que no te han dado, sino las consecuencias de lo que dejas de hacer para que en el futuro a nadie le falte lo necesario;

que la enfermedad no es la gripe que te postró en la cama, sino la antesala de las muertes que se podrán evitar si tú estudias a fondo para saber cómo combatirlas».


La solidaridad y el compromiso reclaman hoy que los hombres y mujeres de mañana sean hombres y mujeres de una pieza.


Y a nosotros, los padres, nos exige que acompañemos a nuestros hijos en esta carrera de obstáculos, sin adelantarnos para retirar los escollos antes de que intenten superarlos.


Basta con correr a su lado, ayudarles a levantarse cuando caigan, aplicar mercromina en aquel rasguño y soplarles al oído, siempre que sea preciso: «!Abre los ojos!».

5 comentarios:

Máster en nubes dijo...

Me ha encantado: efectivamente, hay que abrir los ojos, no cerrarlos.

Y la canción, super buena, pero yo tengo debilidad por Fito como ya sabes por mi blog.

Dar el querer al querer, al querer (voluntad y amor) de verdad.

Y entre el arroz caldoso, los chipirones y las berenjenas rellenas te mando un abrazo.

sunsi dijo...

Hola, Máster. Me alegro de que te haya gustado la música.A mí también me encanta Fito... y que mis hijos abran los ojos y llamen a las cosas por su nombre.

Delicioso menú.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Ya no me acuerdo si se lo prometí a alguien, si me lo prometí a mí mismo, o si se lo debemos a ellos.
Simplemente no me acuerdo.
Pero realmente ¿es importante ese detalle?




EL ALBATROS OBSTINADO.

Siempre hay una primera vez. Un primer paso. Una huella virginal.
Es la que vale.
La primera.

Soy un albatros. Una simple ave.
Nací entre los acantilados. Frente a un bello mar.
El Señor Dios me ha dado la oportunidad de ser el primero en hoyar con mis patitas, las doradas y virginales arenas de esta bendita playa.
Soy el primero en levantarme.
Todos los días.
Me produce una gran satisfacción estrenar la playa.
Lo llevo en la sangre.
….
El Océano Glaciar Ártico es frío, como el hocico de un perro.
Cuando el invierno acaba, no hay olas ni espuma. Tenemos un manto blanco que cubre una dura capa de hielo azul. Impenetrable.

Entonces llega el momento de los rompehielos. Enormes barcos rusos, con poderosas quillas de acero, potencia inaudita y generosa obstinación.
Abren amplios surcos en el mar helado.
Caminos para los más débiles.

Cada final de invierno, cuando los rompehielos salen de sus bases, los albatros vuelan sobre sus mástiles.

Estas aves son obstinadas y perseverantes.
No se conforman con estrenar las playas que es Señor Dios les ha regalado.
Van a por nota.
Les gusta posarse en la proa de los enormes rompehielos rusos.
Mirar de cara al hielo.
Sentir el bramido de la brisa helada.
Y escuchar.

Pocos sonidos tan espectaculares como el producido por una quilla de acero cuando rasga la mar helada.

Es como un ¡Brommm!, pero en clave de sol.

Un sonido divino.


Reconozco que es un auténtico placer ser un albatros obstinado.
Estar en primera línea ahí donde hay algo que inaugurar.
Un playa.
Un macizo helado.
La mente de un niño que va a prepararse para su Primera Comunión.
La fe de un adolescente que se prepara para su Confirmación.

Hay tantas cosas que hacer siendo un albatros, que cada día le doy gracias a nuestro Dios por la ingente tarea que tengo por delante.
Soy un albatros obstinado.
Un ave catequista.

Siempre hay una primera vez. Un primer paso. Una huella virginal.
Es la que vale.
La primera.

Atentamente. Driver para los catequistas que rompéis el hielo.

sunsi dijo...

Driver, yo sí que me acuerdo. Se te ocurrió un día que salió en el blog el tema de la catequesis y contaste de tu parroquia , que está todos los domingos abarrotada de familias con críos que se preparan para la primera comunión.

Se lo merecen.Los catequistas sacan tiempo para dedicárselo a los chicos. Se preparan las sesiones con cariño, buscan material atractivo, hacen que palpen de cerca a Jesús. Y, alcabo de ls años, son un referente que los niños no olvidan.

Te doy las gracias en nombre de todos ellos. (A mí me toca una partecita. Estoy en Confirmación)

Me gustaría subirlo el miércoles, que es el día que yo doy catequesis, para que los chavales entren en el blog y te lean.

Gracias de nuevo. Y saludos desde Tarraco

Anónimo dijo...

Mireia.
La profesora de lengua que lee mis cuentos a los muchachos.
¡Cuanto honor!

Ponle a los chicos de mi parte el siguiente ejercicio, si te encaja, si es posible, si no te van a meter en la cárcel, si es políticamente correcto; vamos, si puede ser.

"Escribe en un máximo de dos cuartillas, un cuento corto sobre lo que más te gusta de todo lo que te gusta.
Se puede alterar el orden lógico de las cosas. Puedes escribir lo contrario de lo que te gusta, para luego argumentar lo contrario de lo contrario, y por fin escribir del revés lo contrario de lo contrario de lo contrario.
Imprescindible divertirse.
Necesario dejarse llevar.
Ojito con la sintaxis y la puntuación.
Tema libre.
Mente libre."
...
Si eres capaz de que dos o tres de ellos consigan divertirse así, creo que habrás hecho un trabajo espectacular.

Ojalá pudiera estar allí para divertirme con los muchachos y la escritura.

No se me ocurre nada más útil.

¡Envidia sana me dais!

La mitad de la población española diciendo que los docentes viven muy bien, que tienen muchas vacaciones...

Creo que vuestro trabajo es de los más importantes del mundo mundial.

Esculpir espíritus.

Yo sí que me quito el sombrero.