viernes, 10 de octubre de 2008

Microcuentos de Driver. Dedicados a mi joven "gigante".


MANOS SOBRE EL RÍO DORADO.



"En la costa mediterránea siempre hay un muchacho con dos manos de plata.Descendiente valeroso de etruscos, fenicios, griegos y romanos. Gentes que abrieron nuevos caminos a través de un noble mar interior.
...

El muchacho guarda en la doble hélice de su ADN una bella herencia.

La búsqueda del bien.
...


Todo adolescente mediterráneo observa la continua transformación natural que la playa te regala.

Un día, y otro también.

Tras pasear por la orilla del mar, se te queda pegado un trozo de sal en tu alma. Siempre.

Así que un buen día paseando, te encuentras en una bonita playa.

Justo donde desemboca un río dorado.

No es muy ancho.

Ni muy estrecho.

Pero es el primer río que tienes que atravesar.

Al llegar a la playa, el río tropieza con una esbelta duna que forma un dique, produciendo una laguna verdosa.

El río se empeña en bordear la duna.

Tras algunos regates lo logra.

Llega al mar.

Siempre llega al mar.

Y allí está él.

Muchacho.

Observa, río, duna, laguna.

Mira sus manos de plata y piensa:"Voy a cambiar el curso del río".

Traza con el pie una línea recta entre la laguna y el mar.

Arroja unos maderos y arena en la desembocadura.

Y entonces se produce la magia.

Empieza a cavar con sus manos de plata un surco desde el verde de la laguna hasta el azul del mar.

Las gaviotas, que son curiosas, observan.

Allí está el muchacho.

Desafiando al Sol.

Tan sólo tiene sus herramientas de plata.

Manos desnudas.
...


Al principio el surco es pequeño.

Pero une los dos colores.

Verde y azul.

El agua del río dorado le ayuda.

Cada minuto cuenta.

Conforme arroja más maderos en la desembocadura original, sale menos agua.

El nivel de la laguna sube.

Poco a poco.

La luz dorada de las aguas del río va encontrando un escape a través del nuevo surco abierto.

Hay momentos en los que el surco se cierra.

El muchacho corre.

Insiste.

Lo abre de nuevo.
...


Por suerte, en aquella solitaria playa donde lucha un muchacho, las gaviotas le acompañan.

Cuando le decae el ánimo, emprenden vuelos acrobáticos y el futuro gigante se siente apoyado.
...


Atardece.

Ha sido una jornada agotadora.

El agua ha encontrado por fin su acomodo y discurre triunfante por su nuevo cauce. El surco abierto por el muchacho es ahora un torrente verde.

La antigua desembocadura está seca.

La nueva brilla al Sol de Poniente.
...


El muchacho escala la duna y observa su obra.

El vuelo de las gaviotas.

El río de oro.
...


En la costa mediterránea siempre hay un muchacho con dos manos de plata.

Un Gigante.

Criado entre gaviotas."



Atentamente:
Driver.

Muchas gracias, Driver: Sunsi
NYPD (New York Police Departament).
"Mi nombre no importa.
Mi trabajo sí.
Soy un halcón peregrino.
Vivo en la ciudad de los rascacielos.
El departamento de policía del distrito de Manhattan me tiene grabado en su escudo.
Soy joven, veloz y poseo una vista excelente.
Normalmente me ocupo de las tareas propias de un ave.
Pero cuando hay problemas me llaman.Ésta es una ciudad espectacular.
Me gusta volar libre entre los rascacielos.
Son altísimos.
Pero yo soy más fuerte que el acero de sus vigas.
Vuelo más alto.
Planeo por todos los distritos: Brooklyn, East River Bridge, Harlem, State Islan, Bronx, Queens y por supuesto Manhattan.
Cuando la cosa se pone fea me llaman mis amigos los policías.Les hace falta mi nítida visión y la rapidez de mi vuelo.
El lunes se produjo un robo con arma a la hora del atasco.
Salieron los patrulleros.
Los malos se lo tenían estudiado.
El atraco lo organizaron en día de tormenta y con un terrible atasco.
Los helicópteros, con el vendaval no podías hacer bien su trabajo.
Los patrulleros, a pesar de las sirenas y del curso de conducción avanzada, no llegaban a tiempo.…
Así que tuve que tirarme desde el Empire State Bulding y hacer un picado a 180 km/h.
Localicé a los malos y, dando giros entre la quinta y la sexta, marcar a las patrulleras su localización.
Como soy un ave curiosa, esa noche fui a cenar al Departamento de mi distrito favorito.
Y allí aprendí algo.
Los patrulleros hacían su trabajo en la calle.
Pero en el Departamento habían unos jefes jóvenes que volaban a 200 km/h.
El crimen está ahora muy organizado.
Y la mejor forma de combatirlo es con equipos multidisciplinares.
En Manhattan, los magistrados, los fiscales, los criminólogos y los patrulleros juegan juntos al juego de siempre.
Forman equipo.
Y amigo, palabra de ave, he visto a los jóvenes criminólogos hacer tanto daño a los delincuentes, que cuando los veo salir del Departamento con sus cazadoras azules claras, no puedo sino sentirme orgulloso de ellos.
Son jóvenes, son veloces y tienen una preparación excelente.
Son los halcones de la Quinta Avenida."
Muchas gracias, Driver: Carlos

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenos días Carlos.

El motivo de la presente es regalarte un cuento.
Soy un simple aficionado a la escritura que ha sido acogido en el blog de tu madre.
Tengo su misma edad, casado, católico y con dos hijas pequeñas.
Tu madre me encargó un cuento y escribí lo del río dorado.
Pero ahora te toca a ti.
Tengo mis motivos.

Mi abuelo paterno se llamaba Esteban y era policía. Trabajó en Barcelona en los años 20 del siglo pasado. Allí nació mi padre en 1.928. Mi abuelo se metió a policía huyendo del hambre y la miseria del campo español. Eran los tiempos que eran.

Mi tío Agustín también fue policía. Tenía 5 hijos y cuando fue destinado a Irún en la época de la transición española, dormía con una pistola bajo la almohada porque se sentía amenazado por los terroristas. Mi tía tendía el uniforme de mi tío en el cuarto de baño, para que los vecinos no se enterasen que allí vivía un policía. Eran otros tiempos.

Mi primo Agustín también es policía en la actualidad. Cuando estuvo destinado en Madrid le tocó acudir a un atraco, y de allí salieron malparados varios compañeros.
Otros tiempos.

Desde pequeño he ido a las comisarías acompañado de mi padre y de familiares para ver a mis parientes. Y siempre me he sentido a gusto allí.

Ellos son los buenos. Pagan su precio. Y les respeto.

Por eso hoy te regalo un cuento. No lo tomes como un consejo, es un regalo. Pero también una reflexión. Los tiempos han cambiado.
Hoy hace falta ser un HALCÓN.
Un buen halcón, en una buena bandada.
Te deseo suerte.

NYPD
(New York Police Departament).

Mi nombre no importa.
Mi trabajo sí.
Soy un halcón peregrino. Vivo en la ciudad de los rascacielos.

El departamento de policía del distrito de Manhattan me tiene grabado en su escudo.
Soy joven, veloz y poseo una vista excelente.
Normalmente me ocupo de las tareas propias de un ave.
Pero cuando hay problemas me llaman.

Ésta es una ciudad espectacular. Me gusta volar libre entre los rascacielos.
Son altísimos. Pero yo soy más fuerte que el acero de sus vigas. Vuelo más alto.
Planeo por todos los distritos: Brooklyn, East River Bridge, Harlem, State Islan, Bronx, Queens y por supuesto Manhattan.

Cuando la cosa se pone fea me llaman mis amigos los policías.
Les hace falta mi nítida visión y la rapidez de mi vuelo.

El lunes se produjo un robo con arma a la hora del atasco.
Salieron los patrulleros.
Los malos se lo tenían estudiado. El atraco lo organizaron en día de tormenta y con un terrible atasco. Los helicópteros, con el vendaval no podías hacer bien su trabajo.
Los patrulleros, a pesar de las sirenas y del curso de conducción avanzada, no llegaban a tiempo.

Así que tuve que tirarme desde el Empire State Bulding y hacer un picado a 180 km/h.
Localicé a los malos y, dando giros entre la quinta y la sexta, marcar a las patrulleras su localización.

Como soy un ave curiosa, esa noche fui a cenar al Departamento de mi distrito favorito.
Y allí aprendí algo. Los patrulleros hacían su trabajo en la calle. Pero en el Departamento habían unos jefes jóvenes que volaban a 200 km/h.

El crimen está ahora muy organizado. Y la mejor forma de combatirlo es con equipos multidisciplinares. En Manhattan, los magistrados, los fiscales, los criminólogos y los patrulleros juegan juntos al juego de siempre. Forman equipo.

Y amigo, palabra de ave, he visto a los jóvenes criminólogos hacer tanto daño a los delincuentes, que cuando los veo salir del Departamento con sus cazadoras azules claras, no puedo sino sentirme orgulloso de ellos.

Son jóvenes, son veloces y tienen una preparación excelente.

Son los halcones de la Quinta Avenida.

Atentamente: Driver.

sunsi dijo...

Observo una y otra vez que los que escriben madrugan, madrugan mucho. Yo no sé si madrugo porque ya no puedo dormir más o porque me gusta ver desde donde escribo cómo la noche se transforma milagrosamente en día. Un espectáculo de colores desvaídos al principio hasta que llega la explosión de color.

Madrugo y me encuentro una historia real en el blog... y un relato. Pero como no es pra mí,no digo nada hasta que llegue el receptor y la lea.

Gracias, Driver.

Anónimo dijo...

Sunsi, te respondo aquí.
Ultimamente duermo muy poco.
Tengo muchas preocupaciones laborales.
Pero éste no es lugar para aburrir con temas mundanos.
Éste es lugar para "pensar de oficio".
Para decirles a los jóvenes que es una suerte poder estudiar.
De los 25 primos que somos en mi familia, he sido el único que he tenido la suerte de poder estudiar una carrera universitaria.
Por eso considero a mi padre un Gigante.
Por eso le he escrito eso a tu hijo.
Tal vez al oirlo de un extraño, le suene más real.
Con mis hijas me pasa. Lo que yo digo suena tan cercano que el eco de mis palabras rebota y hace eco con los sentimientos y las emociones familiares.
Por eso Dios nos dio las aves.
Para tener referencias externas.
Ya te pediré algún cuento para mis hijas.
...
El azul velazqueño se eleva sobre la gran ciudad.
Rotundo.
El mar de Madrid se localiza mirando hacia la estrella Polar.
Arriba es todo azul.

Como los uniformes de los criminólogos.:)

sunsi dijo...

Los problemas de los demás- sobre todo los de los que se pasan por aquí- no son aburridos ni mundanos. Son la vida, la realidad de la vida. Últimamente mucho más dura que hace unos años. Y todavía no ha tocado fondo. Vienen tiempos en los que hay que aplicarse a fondo y echarle imaginación para hacer equilibrios sin caerse. Yo también sé de qué va.
Por eso a veces me da miedo que mis hijos sueñen demasiado, que se tiren a la piscina sin saber si hay agua.Pero este miedo llega con los años. Cuando yo tenía su edad no me planteé si me ganaría bien la vida con la carrera que escogí. Me gustaba y con esto bastaba.

Yo no sé escribir cuentos como tú. Pero si me pides algo para tus niñas, lo intentaré. Y algo saldrá.
Ánimo y procura dormir un poco más. Es necesariopara tirar pa lante.
Saludos desde Tarraco. Hoy el cielo está plomizo, como el mar. Y hace fresco.

Anónimo dijo...

Hola , Driver.
Soy Carlos, ojalá el futuro policía nacional.
Gracias por los dos cuentos. Me han hecho sentir bien y apoyado por la gente que me quiere -la gaviota que acompaña al muchacho-. Y el cuento del halcón ha reforzado mi ilusión de cara al futuro.
Mi idea es estudiar desde la escala básica porque antes de mandar creo que primero hay que saber qué nmandas y a quién mandas. Y que para saber tratar a los agentes de a pie primero tengo que pasar por la etapa de agente de a pie. Puedes servir mejor si has tenido todas estas experiencias.
Mucha gente cercana a mí no está muy de acuerdo con mi postura porque creen que para ser alguien en la vida tienes que pasar primero por la universidad. También me consta que hay licenciados en derecho que trabajan de mozos de almacén ... por no saber por qué eligieron esa carrera. Yo, gracias a Dios, no tengo este problema porque desde pequeño sé que quiero ser policía. Y a las dos semanas de estar en las aulas de la Universidad en clase de Teoría del Derecho, Derecho romano, Hª del Derecho español... me di cuenta de que los catedráticos sólo nos hablaban de nuestro futuro como abogados, jueces, fiscales, procuradores... Entonces, pensándolo mucho, asesorándome con inspectores, policías de escala básica y sobre todo hablándolo con mis padres me di cuenta de que el título que más se ajustaba a mis aspiraciones era el de Criminología. Una vez tomada la decisión, pensé entrar por la escala ejecutiva pero luego vi que quería ser policía y quería empezar desde abajo.

Muchas gracias por todo, por las referencias de tus familiares... Me gustaría ser como el que estuvo en Irún. Y sobre todo ,muchas gracias por los cuentos. Me han animado mucho.
Un fuerte abrazo:
Carlos

Anónimo dijo...

Carlos:no hay de qué.
Fue un placer escribir.
Si alguna vez quieres regalar un cuento a alguien sólo tienes que decírmelo.
Mi correo es diego@fmorenoperez.com
...
Por mi pasado familiar, respeto y comprendo mucho a la policía.
Y por mi experiencia vital respeto también mucho la suerte de que unos padres den la posibilidad de estudiar a un hijo.
Yo soy el único de mis primos que tuvo esa posibilidad, y la verdad es que en la vida real se me han abierto más puertas gracias a la titulación de arquitecto técnico.

Cuanto tenía tu edad, mi mejor amigo y yo soñábamos con ser camioneros. Nos imaginábamos yendo de ciudad en ciudad, libres y viviendo aventuras.

De aquella ilusión me ha quedado el sobrenombre de Driver y las ganas de contar aventuras y cuentos.

No pierdas nunca tus ilusiones y tus oportunidades.

Son los materiales con los que construirás tu futuro.

Y al final serás un buen halcón.
Rápido, joven.
Serás un halcón de la Quinta Avenida.

Estoy seguro.

Buen vuelo y buen servicio.

Atentamente: Diego Peñas (Driver).