Hoy, fiesta en el cole. También para los profes. Una mañana con el regalo de la visita de mi hermano Artur. Mi hermano es un regalo. Gran conversador, con una chispa de sarcasmo. Café caliente, recién hecho y-a falta de chimenea- el humo de los cigarrillos. Hoy hemos hablado de sencillez. De sencillez intelectual, humana, espiritual. Últimamente es uno de sus temas preferidos. Hemos recordado a Aute. "Que no, que no, que el pensamiento no puede tomar asiento, que el pensamiento está siempre de paso, de paso, de paso...". Se ha ido y ha dejado una nueva simiente, distinta. Me gusta lo que está sembrando ahora. Me gusta, fundamentalmente, porque es feliz.
Mi hermano me cuenta que los profesores de Teresianas de Cataluña se han reunido durante dos días para profundizar en el "cuarto de hora". Es una expresión tipificada. Es su escuela dedican todos los días a reflexionar con los alumnos durante un cuarto de hora. Menos da una piedra. Todo sirve. Un texto del evangelio, una anécdota, una cuestión lanzada al vuelo, unas imágenes, una canción.
Pero el "cuarto de hora" podría acabar en una mera rutina o en un tiempo perdido. Por eso hay que encontrar momentos de descanso, un parón, para que los profesores se nutran y puedan ser testimonios válidos para los chicos y chicas. Nadie da lo que no tiene.
Hay que reconocer que han tenido el don de la oportunidad, por los tiempos que corren y por el lugar que han elegido, el Santuario de Nuestra Señora del Loreto , en Tarragona.
Me dice que escuche "Bendita tu luz", de Juan Luis Guerra. Lo cuelgo:
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