viernes, 12 de septiembre de 2008

HOY Y AHORA


Subo el comentario de Driver y añado un artículo que titulé "Sólo un instante".


"27 de abril.

Un domingo cualquiera.

El camionero Driver se levanta a currar.

Con la crisis, ha bajado el consumo, el precio del porte también.

Así que para alimentar a su famillia tiene que olvidarse del descanso dominical.

Se calza el mono de michelín y se sube a su cabina.

Engrana primera, reposta y a la carretera.

Aquí y ahora.


...


Ultimo domingo de abril.

Parque del Retiro en Madrid.

Salida de la Maratón Popular.

Sole está allí, frente a cuarenta y dos kilómetros, ciento noventa y cinco metros.

Su padre palmó hace cinco meses. A Sole se le desamuebló la cabeza. Así que necesita hacer algo que la redima.

Va a correr toda la mañana para luchar contra su pena. Tal vez llegue o tal vez no.

Aquí y ahora.


...


Montmeló.

Dos de la tarde.

Fernando Alonso está en su monoplaza.

Miles de aficionados braman en las gradas.

Sabe que los Ferraris no le van a dar cuartelillo.

Pero su afición necesita ver como lo intenta.


...


Nos dejamos la piel.

Pagamos el precio de la libertad.


...


Después de mucho esfuerzo, nos ganamos el derecho a sonreir.

Aquí y ahora."

(Driver)



"Un día -no hace mucho- di con una “piedra filosofal”. La tenía en mis narices, pero la velocidad produce cegueras curiosas. Impide ver lo evidente y coloca gafas de aumento a los futuribles que te hacen sufrir ¡y a saber si sucederán!. La “piedra” es tan sencilla -que no simple- como comprender que tenemos capacidad de soportar cualquier cosa -dolor, problemas, situaciones difíciles…-sólo un instante.


Vivimos hoy y hoy es lo que tenemos. El pasado se cerró; volver a destaparlo suele emanar efluvios malolientes. No es posible remendarlo ni enmendarlo; ya pasó. De él queda lo que aprendimos y poca cosa más. ¿El mañana?. El mañana acabará siendo hoy y se desmenuzará en minúsculos instantes. Sumados de golpe nos pueden hundir. Pero uno a uno nos caben perfectamente en el bolsillo.


Eso si es que el mañana llega y llega como suponemos; que cuando llega, sabemos por experiencia que no es como imaginábamos. ¡Mañana ya nos encargaremos de mañana!

¿Esto es un descubrimiento?, podrá pensar alguno. Pues mira… sí. Es un descubrimiento importante para la mujer, para el hombre que busca la paz interior.(Se me han quedado algunos asuntos en el tintero. Para no cansar al lector, sigo mañana … si llega y llega con un hueco para poder escribirlo)"

(Sunsi)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenos días.
Amanece en Madrid.
Aunque es sábado me tengo que ir a trabajar temprano.
No comenta nadie.
No importa, te dejo un cuento.

¿DÓNDE ENCUENTRA UN HOMBRE SU PUNTO DE APOYO?

A los niños nacidos en Alcázar de San Juan, la industria del ferrocarril les deja fácil la opción de la adopción. Sin moverte del pueblo, es relativamente cómodo convertirte en agujero (los que manejan las agujas), en gorrista (los que llevan gorra en los trenes) o mucho mejor en comodín (los que se sientan horas y horas tras un escritorio).
Cuando era pequeño, mi padrino me preguntó un día que qué quería ser yo: agujero, gorrista o comodín.
No le contesté.
No tenía edad para saber lo que quería ser, pero sí la suficiente para comprender que aquella forma de plantear el tema decía mucho sobre el mismo.

Yo sólo le hacía caso a mi padrino.
Su forma de hablar y sobre todo su forma de callar, me proporcionaba más información que la escuela.

Así que una de mis aficiones favoritas, en plena época de persecuciones de ranas y sapos, fue la de escucharle.

A los dieciocho años, justo antes de ir en contra de mi voluntad al servicio militar obligatorio, ocurrió un encuentro que marcó mi vida.

Un joven sociólogo que llevaba a cabo una encuesta epidemiológica en nuestro pueblo le preguntó a mi padrino: “ ¿Cuál cree usted que es la tasa de mortalidad en esta zona?”.
Después de hacer una pausada reflexión, mi padrino le respondió con seguridad:
“Yo diría que una muerte por persona”.

Esa lúcida respuesta me hizo levantar la mano en el cuartel de Leganés, cuando el sargento Ambrosiano preguntó: "¿voluntarios para conductores?"

Hay dos cosas que no se pueden hacer en el servicio militar siendo conductor de ambulancias. La primera es saltarse el reglamento. La segunda es destrozar el vehículo. Yo conseguí hacer las dos cosas el mismo día.

Ya sabéis que eso de las maniobras militares es un juego,y se supone que sirve para estar preparado para la guerra. Pero a decir verdad, nadie está preparado. Ni los sistemas, ni los reglamentos. De aquí el secreto militar.

Ya que la puedes cagar, lo mejor es que no se entere nadie.

Aquella mañana de marzo, los BMR de nuestra unidad estaban destripando terrones de tierra por un campo de entrenamiento. Algún cretino se había equivocado en algo, y uno de los muchachos pisó con su tanqueta de transporte una mina. El vehículo salió despedido por los aires, y fue a destriparse contra unas rocas.

Nos avisaron a los de las ambulancias.

El sargento Ambrosiano dijo aquello de saquen a mis muchachos de allí.

Las dos ambulancias que fueron antes que yo se vieron atrapadas por un terreno blando y hostil. Yo mantuve la radio encendida y escuché los pormenores : "cuarta, tres mil quinientas, cuidado con el olivo, esto patina , nos paramos; tercera, cuatro mil, el morro se hunde, cuidado con el árbol, nos paramos".

Escuché la voz de mi padrino:”en caso de duda, poco equipaje y a recular”.

Así que me introduje en el camino a 120 en tercera, frené bruscamente antes de llegar al olivar, pero sin dejar de perder todo el impulso, reduje a segunda e hice subir el motor a seis mil, me planté en la loma subiéndola a base de motor y patinaje artístico,rocé el desequilibrio compensando los vaivenes con irresponsables giros de volante, logré acercarme a 15 metros del BMR, sacamos al pobre desgraciado de Alpedrete que sangraba abundantemente, me deslicé colina abajo reduciendo a base de motor, ya que los frenos hacía tiempo que no funcionaban, logré incorporarme al camino de tierra con tres ruedas reventadas, inventé la rodadura con llanta metálica, y logré depositar al accidentado en el puesto médico en tres minutos, treinta y cuatro segundos.

Pasé 3 meses en un calabozo. Después me licenciaron.No encontraron otra forma de resolver mi tema.

Así que eso es lo que soy. Un conductor.
Mi trabajo en la vida civil consiste en llevar gente accidentada de un sitio al otro.
Lucho contra el tráfico, las inclemencias del tiempo, el reglamento de la Comunidad Autónoma y la muerte.

Cada día me levanto con el deseo de ayudar a salvar vidas.
En algunos casos, con poco esfuerzo se consiguen grandes logros. Hay días en los que puedes destriparte, para al final transportar carnes sin vida. Ese es el juego.Y hay que saber jugarlo.
Trato de ser lo más profesional posible. Estudio recorridos. Estoy con un mapa mental permanente del tráfico en mi cabeza.

Desayuno adrenalina y me siento útil.

Hasta que un día,se me ocurrió dejar de ser profesional, y claro, la cagué bien.


¿Qué hacía aquel pescador de sesenta y cinco años en Madrid?
Parece ser que arreglaba unos papeles de su jubilación en el Ministerio.

¿Cuál fue el incidente?
Atropello por parte de un autobús urbano

¿Por qué la cagué?
Fuí el primero en llegar. El viejo estaba bien jodido. El médico le inmovilizó todo menos el brazo derecho. Antes de meterlo en la ambulancia me cogió con su brazo y me dijo que no quería morir allí, que lo llevara a Denia.
No fuí profesional, me salté el reglamento de La Comunidad Autónoma y me pillé la nacional III.
...
Me encanta conducir.
...
Mientras el viejo me hablaba sobre su juventud y sus aventuras en Marruecos, yo me deslizaba a ciento setenta por el término municipal de Motilla del Palancar.
...
Tal vez sea el viento, el bramido de la sirena, el desplazamiento progresivo del paisaje...
Me había saltado un reglamento autonómico, cuatro disposiciones ministeriales sobre transporte de heridos, el reglamento interno de la empresa. Me caería un buen paquete.
...
Pero qué pasa, yo llevo al viejo a Denia.
...
La alfombra de asfalto rodaba bajo el liviano peso de mi saeta.
...
Kilómetros.
...
Kilómetros

Al llegar a Denia, me dirigí directamente al Hospital.
Descargaron al abuelo.
Me dijo : “ gracias hijo”.

...
Me senté un rato en el capó a mirar el mar.
...
No sé dónde encuentra un hombre su punto de apoyo.
Sólo sé que se trata de vivir en libertad y de morir en paz.
...
¿O será tal vez vivir en paz y morir en libertad?.

Atentamente. Driver.

sunsi dijo...

Es cierto... no comenta nadie. Gracias por tu cuento. Un cuento muy madrugador.

Yo sé que Antonieta habría comentado. Tenía claro que vivía hoy,ahora. Mañana era una palabra que tal vez no se convertiría en un hecho real.

Un recuerdo a mi amiga del cielo.