miércoles, 24 de septiembre de 2008

Patatas calientes


Tengo en la mano algo que me quema. No sé si debo retenerlo o debo soltarlo. Me he llevado muchos disgustos por abrir la mano y depositar la patata caliente en la mano que corresponde.


Repaso un párrafo de un artículo. En su día lo titulé "Aconsejar sin dañar".


(...)un artículo del profesor José Mª Rodríguez Porras. Un breve pero rico compendio de lo que hay detrás de la persona que está dispuesta a ayudar. Y encuentro la clave.


José Mª Rodríguez emplea la palabra inglesa feedback para referirse al hecho de hacer una recomendación a otro sobre su conducta. Si estoy frente a un ser que realmente me importa, al que quiero y quiero su bien: ¿es lícito callarme?; ¿tengo derecho a guardarme algo que puede beneficiarle?.


Esta premisa me obliga a realizar una segunda reflexión. ¿Realmente pienso que lo que voy a decir va a ser útil o pretendo desahogar mi irritación?. Y sólo debería seguir adelante si me mueve la primera cuestión.


Despejada la incógnita – el porqué- que implica haber saneado la intención, hay que abordar un último paso: el cómo. Es difícil empezar a hablar. Tal vez porque nuestra experiencia personal está saturada de feedbacks evaluativos, juicios que nos humillaron y cuyo veredicto acabó mal: tú eres culpable. Qué distinto del feedback descriptivo en el que quien corrige se implica y desmenuza la actuación del receptor analizando primero su propia conducta.


La empatía es la única postura que hace amable y creíble la ayuda; si el emisor no se compromete con el receptor, cae inevitablemente en la presunción de corregir desde un estadio superior.


En cristiano esto se llama caridad. Pero caridad de la que cuesta.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Tuve una época en la que mucha gente me aconsejaba lo que tenía que hacer. Lo hacían de corazón.
Pero a mí me dolía cada vez más la cabeza. Era un continuo ruído de amonestaciones, consejos, ejemplos, reflexiones y comparaciones, que acabaron conmigo en la farmacia comprando aspirina Bayer.

Menos mal que mi "alter ego" Driver, me escribío algo.

Y entre su cuento y un paseo por la playa, no necesité las aspirinas.

EL COLOR Y LA MENTIRA

"Te limitaste a observar los colores armoniosos de un mar tan viejo como los mares viejos.
Así que te repente lo vistes claro.
Menos lenguaje críptico y lleno de ruido.
La potencia del color era tan simple, que empezó a llenar los entresijos de tu cansado cerebro, y fue regenerando el tejido neuronal, hasta que se ordenaron de forma razonable media docena de ideas claras.
A partir de entonces, fuiste de los más callados de tu barrio. Tal vez el más callado. Pero tus seis ideas claras se lograron pegar a las cabezas de tus hijos.
Y eso, amigo, tal como están las cosas, se convirtió en un gran triunfo.
Así fue como el color se impuso a la mentira.
Porque tal vez los colores de la naturaleza sean eso, un simple ejemplo de síntesis a imitar".

sunsi dijo...

Driver. Ese estilo de consejos, los que te llevan a la farmacia a por una aspirina, no son consejos; son coacciones. Un consejo lo puedes tomar o lo puedes dejar correr. Porque, ante todo, el hombre libre debe obedecer primero a su conciencia.
Al menos, eso es lo que yo pienso.
Saludos.

Anónimo dijo...

Sunsi.
Es cierto que un hombre libre sólo obedece a su conciencia.
Pero a veces no eres libre y tu conciencia se diluye un poco; eres débil e influenciable.
Y la pregunta es, ¿y entonces qué?
...
Las personas fuertes no necesitan ayuda.
La mayoría no lo somos, yo al menos.
Y para responder a la pregunta de ¿entonces qué?, sólo se me ocurre escribir, leer, pasear junto al mar, analizar y sintetizar, amar, imaginar...
Conocer tus debilidades es el primer paso para superarlas.
A ser posible, sin muchos consejos.

Desde Madrid, con calor otoñal.
El cielo está limpio y azul.
Como lo pintaba Velázquez.

sunsi dijo...

Éste es un tema más complejo de lo que parece a simple vista.
Suscribo el primer párrafo de tu primer comentario. Lo suscribo porque yo también he pasado por eso.

Me ha costado mucho entender la libertad. Tengo 47 años. Creo que hace tan solo un par de años que comencé a atisbar el horizonte que me esperaba si vivía sin que nadie me viviera. Vivir la vida sin filtros. Ése es el reto. Y descubrí el Amor.El Amor del Creador. Ser libre para amar. Luego, amar se concreta en cosas muy pequeñas, cotidianas, que tienen que ver con un cafelito con mi marido ... conversando, con madrugones por asuntos de mis hijos, con procurar que mi hogar sea agradable... propicio para la convivencia amorosa.

Y cuando piensas que no puedes más... obviamente el mar. Me relaja mucho esa visión del horizonte sin ningún edificio que lo estropee, caminar por la arena suave y mojarme los pies ... y una peli romántica con palomitas.

Yo no soy fuerte, nada fuerte. Y aclaro mis ideas delante del ordenador, escribiendo.

Al final... la gente corriente nos parecemos bastante.

Un saludo desde la bella costa del Mediterráneo. Hoy luce el sol. .

Anónimo dijo...

Sunsi.
La libertad, menudo tema.
Mi mente funciona a base de imágenes.
Cuando escribo no hay guión; eso sí, es imprescindible una imagen.
Cuando pienso en la libertad la imagen que explota en décimas de segundo es la de mi amigo Driver.

Tiene problemas, como todos. Se cruza con la muerte, la injusticia, el dolor, el caos...
Pero cuando madruga, se toma un café bien cargado, sale de casa, mira al cielo, reza:"¡Que tal JEFE, vamos a por este jueves!, se sube a su cabina, arranca motores, enfila la autovía, mira el amanecer, baja la ventanilla, saca el brazo, siente el aire fresco. Cada día en una ciudad.
Cada hora en un paraje diferente.
Y entonces, sólo entonces, es cuando se siente libre.
Y escribe cuentos.
...
Le encanta conducir.