martes, 30 de septiembre de 2008

¿Cuál es el secreto?

Me he quedado con el interrogante en el anterior post.
Últimamente felicidad y libertad se lían en un ovillo y no hay manera de desenredarlo.
Pensaba que estas dos palabras grandes, rotundas, a veces se empañan.
Hay veces que buscando la libertad se es menos libre.
Hay veces que buscando la felicidad uno puede ir arrastrándose con claros síntomas de tristeza.
Y es que, casi siempre, es mejor no buscarlo.
Tal vez porque es mucho más sencillo. Ahí está la Mari de Chambao que en sus canciones hay apuntes de filosofía que todo el mundo entiende. "Que no vale la pena andar por andar, que es mejor caminar pa ir creciendo". Ser libre para elegir esa calle o ese atajo que me llevará a una avenida que desmbocará a otra calle o a otro atajo. Si alguna vez eliges una valla que te impide avanzar, has elegido, pero no puedes seguir caminando. Sin camino no circula la sangre, no respiras la brisa fresca de la mañana, no te queman los rayos del sol ni sientes la humedad del atardecer en la costa o el frío pelón de la montaña. Sin camino no hay caminante ni horizonte.
Lo pensaba y quería compartir este pensamiento con un guiño a favor de la vida. De nuestra vida que empezó a caminar tal día como se muestra en el vídeo. (gracias, Mariana)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Sunsi.
Lo he intentado.
De verdad.
Hacer un comentario corto.
Me resulta imposible.
Y no lo siento.

CUATRO MIL DOSCIENTOS CUARENTA.

Si vives ochenta años, y un año tiene cincuenta y tres domingos, tendrás que acuparte de llenar cuatro mil doscientos cuarenta domingos, lo que equivale a algo más de once años y medio de domingos, dominguetes.
Hice un trato con el JEFE, y al jubilarme me los tomé todos seguidos; para aprovechar.
Me compré un velero y me dediqué a navegar por el Mediterráneo, más que por otra cosa porque me dió la gana, y no se me ocurrió nada mejor.
Como había que llenar 11,66 años dominicales, se me ocurrió llenarlos de color azul, de olas, de puertos con olor a algas, de olas, de gaviotas, de paralelos y meridianos, de orzadas a babor y a estribor.
Durante ese tiempo leí los libros que no tuve tiempo de leer antes, escribí a los amigos a los que no había escrito, y sobre todo me entretuve mandando cartas de amor a las mujeres que amé, y a las otras también.
Un día desaparecí, confundido entre la bruma, en un indeterminado punto entre Cabo Palos y Palma de Mallorca.
Al día siguiente, cuando la bruma despejó, estaba navegando frente a la isla de Strómboli, en Italia.

Cosas del azul.

Azul, cuatro mil doscientos cuarenta.

Atentamente: DRIVER

sunsi dijo...

Driver, se me dan mal las mates. Y el cálculo. ¿Todos esos domingos suman tanto? No es mala idea, si se pudiera. La mayoría de domingos la gente se los pasa como una antesala del lunes y no los disfruta. Cuando llega la tarde te da la sensación de que ya es medio lunes. Los niños porque hay cole y quedan aún deberes y los mayores...

Suerte que existe la imaginación, que puede inventar tantos domingos seguidos. Soñar es gratis. Mil gracias

Anónimo dijo...

Felicidad y Libertad....

Felicidad...,respirar cada segundo siendo consciente de cada una de sus milesimas. Mirar con ternura, hablar con dulzura, escuchar con pasion.....

Libertad...., querer hacerlo.

Gràcies
coco