LA FORTALEZA
"Suena el despertador a las seis de la mañana. Me levanto dormida. Me pongo el cinto de cuero y me ajusto la espada. Mi “FORTALEZA”, la llamo.Me aseo apresuradamente. Tengo para elegir. Una montaña de ropa para planchar, dos toneladas de ropa para lavar, 50 metros cuadrados de azulejos para limpiar, o el puñetero informe de ventas por completar.
Al final elijo lo más urgente, sesión de plancha y a preparar desayunos.
Me arrojo un café, apresuradamente, por encima de la cara; le doy un potito al pequeño (que al minuto lo vomita sobre el informe de ventas), y me lo llevo junto a la mayor en el Ford Fiesta, a la guardería.
Atasco. Un presunto ciudadano me pita y me insulta. Mujer al volante, peligro constante. Me bajo, saco mi FORTALEZA, y se la clavo en el gaznate, desparramando su garganta por todo el salpicadero.
Llego a la guardería, dejo al pequeño. Un viejo verde acecha en una esquina, manoseándose disimuladamente su entrepierna. Sin problemas, saco mi FORTALEZA y le atravieso el hígado. No veas cómo manejo ya el espadón éste.Vuelta al atasco, llevo a la mayor al cole. Un profesor me dice que las mujeres trabajadoras no educan bien a sus hijos. No problem. Mi FORTALEZA describe una estética parábola de segundo grado, dejando al educador manco de las dos manos. Me voy que tengo prisa.Más atasco. Al Ford Fiesta se le enciende una luz roja y le sube la aguja de la temperatura. Fácil. Puñetazo en el salpicadero y todos los niveles vuelven a su estado normal. Corre, corre que no llegas.
Entrada al curro, llego tarde, el jefe de personal me recibe en la planta octava con caras destempladas. Facilísimo. Me pongo en posición zen, elevo al señor a la altura del ventanal de aluminio lacado, y le invito a conocer de cerca la ley de gravitación universal del tío Newton. Efectivamente, se cumple, y cae con una aceleración constante de 9.80 m/s^2. A plomo.
Cataplumplás.
Entro tarde a la reunión de ventas. Presento al cliente el informe, decorado con la potilla de mi pequeño. Me insiste en que las mujeres deberíamos quedarnos en casa. Vale. Vuelvo a sacar mi FORTALEZA, la cual insiste en dejarle ensartado en el sillón de scai. Corre, corre que te pillo.
Sesión de ordenata. Leo los correos. Un compañero de trabajo me manda una foto porno con un comentario soez. Fácil, fácil. A través de las IP localizo al gracioso. Consigo el correo de su mujer, le reenvió a ella el correo, con una sugerencia sobre lo que le puede hacer a su marido. Al día siguiente aparece con un ojo morado y una carta de un abogado en el bolsillo. No se ríe. Fácil, fácil.
...
Y así todo el día.Al final de la triple jornada diaria de curro, tras acostar a los niños, un momento de relax.
Cojo mi FORTALEZA, la clavo en el césped de mi jardín, la limpio de higadillos, gaznates y restos de sangre. Me quito el casco de guerrera. Y por fin me siento a leer.El libro está bien, pero cada vez que paso una página, se desvía mi mirada hacia mi espada, clavada entre los magniolos y el rosal.
Miro hacia mi FORTALEZA, y sonrío.
La miro, y sonrío profundamente hacia dentro."
Gracias, Driver. Por ésta y ésa y aquélla y todas las que no conocemos. Se merecen tu cuento y nuestro respeto.
3 comentarios:
No comenta nadie. Lo hago yo. Tremendo relato. Verídico. Con una fuerza especial que saca a la luz la fuerza de estas mujeres.
Me ha gustado mucho la personificación de la FORTALEZA.
Un buen tema, Driver. Gracias de nuevo.
Im-presionante, en dos palabras, tío lo has descrito como es...
Hola, Máster. Me alegra tu comentario, sobre todo por Driver. Es un pozo creativo.
Abrazos
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